El huracán «Gustav» ha dejado en el Caribe un saldo de 85 fallecidos, y un dato revelador: ninguno de ellos era cubano. Ese sapo se lo han tenido que tragar, una vez más, los medios de información occidentales que, probablemente, se habrían frotado las manos si la historia hubiera sido diferente. Tendrán que seguir esperando. […]
El huracán «Gustav» ha dejado en el Caribe un saldo de 85 fallecidos, y un dato revelador: ninguno de ellos era cubano. Ese sapo se lo han tenido que tragar, una vez más, los medios de información occidentales que, probablemente, se habrían frotado las manos si la historia hubiera sido diferente. Tendrán que seguir esperando.
«Gustav» tocó tierra cubana el sábado, 30 de agosto, con vientos sostenidos de 240 kilómetros por hora, es decir, categoría 4 en la escala Saffir-Simpson. La provincia más afectada fue Pinar del Río. En su trayectoria por la isla, el huracán causó 18 heridos, ninguno grave, y destruyó, total o parcialmente, 90.000 viviendas. Todas serán reconstruidas.
«Gustav» tocó tierra estadounidense el lunes, 1 de septiembre, en la costa del Golfo de México, al oeste de Nueva Orleans, con categoría 2, o sea, la mitad de la fuerza con la que golpeó Cuba, sin embargo ha provocado, como mínimo, 7 muertos y que 80.000 personas tengan problemas de variada índole, como casas anegadas y con destrozos (además de cortes totales de electricidad). Sus propietarios tendrán que resolver por sus propios medios los daños. Pobre de aquel, que carezca de seguro.
Hugo Chávez recomendó a la Casa Blanca, horas antes de la llegada del huracán, que atendiese mejor a la población para que no se repitiera lo ocurrido en 2005 con el «Katrina». Si bien la limpieza étnica de 2005 (la mayoría de los fallecidos fueron negros) no se ha repetido en esta ocasión- debido en parte, a las críticas que recibió entonces el Gobierno Bush- la presencia, nuevamente, de víctimas mortales evidencia que Washington no ha hecho demasiado caso al mandatario venezolano.
Teniendo en cuenta que la vida humana no se puede valorar, y por tanto está por encima de cualquier otro tipo de pérdidas, las cifras hablan por sí mismas:
«Gustav», un huracán con categoría 4 a su paso por Cuba, no causó víctima alguna en un país pobre y subdesarrollado.
«Gustav», un huracán con categoría 2 a su paso por EEUU, dejó siete muertos (por ahora) en el país más poderoso del planeta.
¿Quién se preocupa por todos sus ciudadanos sin excepción?