En el tribunal de excepción vs Audiencia Nacional, los magistrados y fiscales no tienen ningún otro entretenimiento más que hacer carrera y buscar el relumbrón. Funcionarios como son, iguales al resto de los millones que hay en todo el Estado (reino de España, para mengua de sus ciudadanos) provocan con sus acciones funcionariales el sonrojo […]
En el tribunal de excepción vs Audiencia Nacional, los magistrados y fiscales no tienen ningún otro entretenimiento más que hacer carrera y buscar el relumbrón. Funcionarios como son, iguales al resto de los millones que hay en todo el Estado (reino de España, para mengua de sus ciudadanos) provocan con sus acciones funcionariales el sonrojo y la vergüenza de todos cuantos tienen un mínimo de vergüenza y de sentido común. Es absolutamente denigrante que Conde- Pumpido y Olmo se presten a semejante boutade, sabiendo como saben ambos que no hay causa alguna, y que no existe animus inuiriandi en representar a tan «excelsas personalidades del papel couché» en una postura de lo más natural, cuando toca, claro.
Una viñeta del semanario humorístico El Jueves ha dado la ocasión para que el juez Olmo actuara de oficio y pretenda emplumar a los responsables del mismo por varios delitos que son una lacra en la legislación vigente (Código Penal, todos los que tienen que ver con la «corona»). La mezquindad de los que tienen que velar por los derechos de las personas es muy grande, pues todos hemos visto cómo se han callado ante conductas netamente delictivas sencillamente porque su ideología no les permite actuar, o porque -lo que es aún más sangrante- su actuación no sería noticia, o lo -que ya es el colmo- no ser la vedette en la tarde de los «salsa tomate». Las personas son respetables hasta que dejan de serlo, y son las acciones y las «dejaciones» las que colocan a cada cual en su lugar.
¿Cuál es el lugar de un juez que se ve mezclado con la chusma «salsatomatera» y siendo portada de los veraneados programas de ese 77% de estultos habitantes de las Españas?. El lugar lo ha elegido él mismo. No me consta que Olmo sea un majadero, pero en esta ocasión ha sido un necio. Los ciudadanos -y se supone que los que él pretende defender en esta causa lo son, y si no lo son que lo reclamen- ante ofensas de cualquier tipo pueden recurrir a los tribunales en defensa preventiva o declarativa. Estabas de guardia en el número 6, qué lástima que no estaba Garzón. Para este se reservan otras instrucciones. Por lo que me parece, que hay gatito encerrado.
Se ha dicho que el juez actúa de oficio, pero en realidad es a iniciativa de la Fiscalía, y ambos con su agudeza visual llegan contemplar en la portada de El Jueves a Felipe Borbón Grecia y a Leticia Ortiz follando como hacen todas las parejas que se precien y que les apetezca. Es posible que lo ofensivo no es que follen, o que forniquen, o que «hagan el amor», sino que se suponga que ahora este sujeto, «el príncipe petimetre», tenga que reclamar los 2.500 € por vástago, y que eso sea tomado ya no como un «acto de pasión y efusión de testosterona», sino como una faena, como una tarea, como un trabajo. Desde luego, para alguien que no ha dado golpe en su vida. Que no tiene que pagar hipoteca. Que no tiene derecho al desempleo. Que viaja a costa del erario público. Que alimenta a las hijas sin preocupaciones económicas. Que vive de la «sopa boba» de los españoles contribuyentes, esta faena supuesta, real, imaginable o no, dado que le pagarían los dichosos 2.500 € lo tomaría, «esta pobre criatura acostumbrada a no hacer nada», como un trabajo indigno. Olmo, el auto que has dictado no es de recibo, y a estas horas estarás tirándote de los pelos, salvo que….
No interpretes Olmo lo que no está. No supongas que es un acto de prostitución. No supongas que es una ofensa caricaturizar a Dios y a la Virgen y a los Santos todos, a Isabel la Católica (por cierto también debieras de actuar contra Abel Pose por escribir «Los perros del paraíso»), a la otra Isabel cuyos bastardos también comieron del erario público (por cierto, el artículo 491.2 habla de penas para quien «de cualquier modo pueda dañar el prestigio de la Corona»). Por lo que decir que Fernando VII era un asesino entre cuyas víctimas encontramos a Mariana Pineda y a Torrijos, sería causa, Olmo, Conde Pumpido. Y así hasta un sin fin.
Pero puestos a actuar, Olmo y Pumpido, podéis hacerlo aplicando a rajatabla la LEC, y actuar en todos los casos que os permiten hacerlo, no sólo para defender la denostada, anticuada, antidemocrática monarquía española, cuyo origen está en los crímenes cometidos por unos bandidos en aquel 18 de julio de 1936, sino para defender a quienes necesitan del Derecho. La legitimidad de la monarquía está -al margen de lo que los monárquicos o sus chalanes quieran- en la sangre y el crimen y la dictadura de Franco. Por ejemplo, no habéis actuado contra las manifestaciones de los que defienden una ideología genocida -tipificada claramente en el artículo 607.2- hace escasas fechas. Esa parcialidad, ese hipocresía, y el cinismo jurídico hacen del oficio de juez, o de fiscal, algo que muchos, al oírlo, les de la risa.
Posiblemente por este camino alcancéis mayor gloria en el reino, para vosotros ese reino, para nosotros la justicia, pues es algo a lo que, en este caso, ni os aproximáis. ¿Acaso os hacéis perdonar algunos «pecadillos» ante la ultraderecha de España por la instrucción de otro sumario? La ultraderecha está feliz al ver cómo este ataque a la libertad de expresión supone ocupar una de sus colinas más ansiadas, pues siempre han sido partidarios del silencio de los cementerios.
El cinismo jurídico, o el modo de empapelar por la cara
El auto de este juez prohíbe la difusión de la revista El Jueves, y que se confisquen los moldes de la misma. Señala que los dibujos hacen referencia a dos personas; una de ellas descendiente, y la otra consorte del descendiente, del rey de España. Por ello les atribuyen dos delitos según el 490.3 y el 491 del CP a editores y autores(1). Menciona este juez en el auto que la actitud de ambos es «claramente denigrante y objetivamente infamante«. No basta con esto, y en un ataque de ceguera jurídica total no llega a interpretar el texto literal de los artículos por los que quieren empapelar a los autores y editores. Veamos, en el artículo 490.3, se dice expresamente que las injurias tienen que hacer referencia al Príncipe Heredero cuando se halle «en el ejercicio de sus funciones o con motivo u ocasión de éstas». La pregunta que ahora se haría cualquier persona, y, claro, provoca hilaridad, es: ¿el «Príncipe heredero cuando folla está en el ejercicio de sus funciones»? o lo que es ya más irrisorio, ¿lo es «con motivo de estas»? Todo esto es un despropósito jurídico que uno no se espera de quienes tienen por oficio juzgar, aplicar las leyes y mantener ecuanimidad y mucho sentido común. La instrucción de esta causa es una boutade jurídica que no conducirá a ningún lado, y tiene un recorrido muy corto. El Jueves ha hecho muy bien su trabajo, ya me gustaría que los jueces lo hicieran igual de bien.
Es increíble que no hayan reparado en que es más sangrante el texto que la propia postura sexual que tan infamante les parece. Un tipo que no ha trabajado en su vida de pronto se ve comprometido por un premio de natalidad a tomarse la «cosa» como si fuera eso, un trabajo. Ahí es donde los querríamos ver: trabajando. Pero, por otro lado, estaría reconociendo que entre «sus funciones» como Príncipe heredero es follar. Mal queda el sujeto en cualquiera de la posiciones que elija.
Es un despropósito descomunal ordenar el secuestro de la revista, enviar a la policía para que retiren las planchas en Madrid y Barcelona, perseguir cada número en los quioscos para que no se difunda la revista, y lo que es más increíble que se cometa semejante atentado de censura y crimen contra la libertad de expresión.
Dice el autor de la viñeta que son otros, para mí son los que son, y mi pregunta es, ¿cuando Leticia se quede preñada de nuevo, en busca de ese heredero masculino, tendrán derecho a los 2.500 €, y como eso no podrán obviarlo, pasarán a recoger el cheque?… He de recordar a los contribuyentes que ellos se llevan millones de euros todos los años, para qué quieren la miseria del cheque. Los Borbones serán más, y seguro que ellas serán preñadas por el Espíritu Santo.
La revista El Jueves ha publicado esta nota que resume por sí misma todas las apreciaciones que se pudieran hacer. Basta su lectura.
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Nota de la revista a las siete de la tarde del 20 de julio
¿20 de Julio de 2007?
Escribimos esta nota el viernes, 20 de Julio de 2007, a las 19h. Tenemos la redacción llena de medios de comunicación que nos preguntan el por qué del secuestro de la revista. No sabemos qué responderles. El Jueves ha publicado decenas, cientos de dibujos sobre la familia real ( y sobre políticos, famosos, la ETA y todo lo que se mueve). Incluso hemos publicado un libro, TOCANDO LOS BORBONES, un tomazo de 350 páginas que recopilaba los dibujos más divertidos.
Somos humoristas gráficos y trabajamos conscientes de que nuestra obligación, lo que nos piden los lectores, es que exploremos el límite de la libertad de expresión. Podemos aceptar que, incluso, en alguna ocasión, lo podamos traspasar . Gajes del oficio. Si nos pasamos para eso están los tribunales pero…¿un secuestro? ¿ la policía recorriendo los quioscos de todo el país retirando nuestra revista? ¿ De verdad escribimos esto el 20 de Julio del 2007?
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(1) Artículo 490.3 del Código Penal.- El que calumniare o injuriare al Rey o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, en el ejercicio de sus funciones o con motivo u ocasión de éstas, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la de multa de seis a doce meses si no lo son.
Artículo 491 del Código Penal.-
1. Las calumnias e injurias contra cualquiera de las personas mencionadas en el artículo anterior, y fuera de los supuestos previstos en el mismo, serán castigadas con la pena de multa de cuatro a veinte meses.
2. Se impondrá la pena de multa de seis a veinticuatro meses al que utilizare la imagen del Rey o de cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de la Reina consorte o del consorte de la Reina, o del Regente o de algún miembro de la Regencia, o del Príncipe heredero, de cualquier forma que pueda dañar el prestigio de la Corona.