¿Qué es el Instituto cubano del libro? ¿Cómo lo enfocáis? El instituto cubano del libro es el resultado de una evolución del sistema editorial en Cuba, que parte, con el triunfo de la revolución, de un desierto editorial. Antes de la revolución, en Cuba prácticamente no había editoriales (lo que era totalmente coherente con la […]
¿Qué es el Instituto cubano del libro? ¿Cómo lo enfocáis?
El instituto cubano del libro es el resultado de una evolución del sistema editorial en Cuba, que parte, con el triunfo de la revolución, de un desierto editorial. Antes de la revolución, en Cuba prácticamente no había editoriales (lo que era totalmente coherente con la situación que tenía la educación). Había dos o tres editoriales que hacían libros para cubrir determinadas demandas universitarias, pero estaba todo a unos niveles muy elementales.
Es la revolución la que, como parte de su esfuerzo por la educación y por la cultura, (que tuvo su punto culminante en la campaña de alfabetización en el 61), crea en el 59 la imprenta Nacional de Cuba, cuya primera edición es «El Quijote» con 100.000 ejemplares. Después crea en el 62 la editora Nacional presidida por Alejo Carpentier y después en el 67 crea el Instituto Cubano del Libro.
Porque es el mismo desarrollo educacional y cultural del país el que va creando la necesidad de que haya una diversidad de ediciones, tanto para las demandas del nuevo sistema educativo, como para los lectores que van apareciendo al universalizarse la educación.
La revolución resolvió dos problemas: por una parte, le dio a los escritores cubanos, por primera vez en su historia la posibilidad de publicar y, en segundo lugar, le dio un lector.
El instituto, a partir del 67, empieza todo un desarrollo, primero con un grupo reducido de editoriales, después esas editoriales van creciendo y llega al año 89 produciendo 2 mil títulos al año y un total de aproximadamente 50 millones de ejemplares. Estas cifras, para un país tan pequeño como Cuba, significan mucho, significan una apuesta inequívoca por la difusión de la cultura.
Después se nos viene toda la crisis económica y esa producción descendió 25 veces: de 50 millones de ejemplares, en el año 93 se redujo a 2 millones, y todo esto en un país en que el libro se había convertido en un bien de primera necesidad. Además hablamos de una crisis económica que se traduce a todos los niveles: falta de papel, falta de combustibles y de recursos financieros para adquirir los materiales para la producción editorial.
Sin embargo, lo interesante es que el país, que había logrado convertir el libro en un derecho, ante ese desafío tan tremendo, mantuvo su compromiso y, en cuanto pudo, en cuanto se «normalizó» la situación económica, esa producción se recuperó. El año pasado se volvieron a producir 90 millones de libros en Cuba y además, el lector se puede decir que atravesó esa crisis casi intacto. En cuanto hubo libros de manera masiva, hubo de nuevo una altísima demanda.
Una de las razones fundamentales fue que se mantuvo la educación, se mantuvo el sistema, o sea las bibliotecas, los sistemas de promoción de la lectura. Lo que más se hizo fue potenciar sobre todo los sistemas de acceso a la biblioteca y mantener los libros para la educación, que era lo fundamental, en ese momento.
¿Monopoliza el Instituto Cubano del Libro la edición de libros en la isla?
Nada de eso. El instituto no es el dueño de todas las editoriales en Cuba. El Instituto tiene un número reducido de editoriales, tiene 6 solamente y en Cuba hay 128 editoriales donde tienen consejos editoriales integrados por los mejores escritores cubanos que deciden qué es lo que va a publicar cada editorial.
El Instituto tiene hoy en día, sobre todo, una función de promoción de la literatura cubana, de jerarquización de los principales premios, de estímulos a la creación…
Decía Galeano, que le producía mucho desasosiego la idea de dedicarse a escribir libros de denuncia de un sistema mundial injusto, en un contexto donde ese mismo sistema favorecía el analfabetismo de las clases populares. ¿Qué opinas de esto?
El libro, en el mundo de hoy, es un artículo de lujo. Indiscutible y desgraciadamente. Para nosotros es al revés, o sea, el editor cubano tiene un desafío inverso al que tiene cualquier editor del mundo.
El editor por lo general tiene que tratar de salir de los libros que hace, tratar de venderlos. El editor cubano está ante el enigma de lograr satisfacer con los libros que hace una demanda creciente y casi universal dentro de su país de los lectores y, además, una demanda crítica, no una demanda que se satisface con literatura rosa, con best-seller baratos,…sino que es un lector riguroso, crítico, formado. Hay 800.000 profesionales universitarios en el país… Por tanto, eso implica otro planteamiento.
Cuba como país ha desarrollado un esfuerzo importante en tratar de que eso en el mundo cambie, ha desarrollado un sistema de alfabetización por radio que se ha llevado a cabo en países africanos, en Haití, en Kreole, en Venezuela (donde se han desarrollado programas de alfabetización por televisión).
En definitiva, se han alfabetizado millones de personas, por lo cual hemos sido premiados por la UNESCO.
Acabamos de distribuir en Venezuela dos millones de colecciones de 25 títulos de clásicos, se llama la biblioteca familiar. Dentro de nuestras modestas posibilidades pero grandes aspiraciones, tenemos el deber de contribuir a que el libro y la lectura dejen de ser un lujo.
Por ejemplo, cuando tú ves un indio en el Amazonas en canoa leyendo uno de esos libros de la Biblioteca Familiar como yo lo he visto, o en los Andes, donde por primera vez hay bibliotecas en lugares humildes y se sabe que esa biblioteca es el esfuerzo de Cuba por acercar la cultura a las clases desfavorecidas. Eso, como comprenderás, es muy estimulante para nosotros.
No solamente con lamentos se pueden resolver los problemas de este mundo, hay que hacer cosas concretas y Cuba las está tratando de hacer.
Aunque «se asegure» (por ahora) que el canon de derechos de autor , por préstamos de libros en bibliotecas públicas, que la Unión Europea exige ahora a España «nunca recaerá sobre el usuario»….¿qué opinión te merece tan democrática exigencia de la UE?
Es muy paradójico que se hable de democracia y se intente limitar el acceso a la información, al conocimiento, al pensamiento, que se pretenda, cobrar por prestar la lectura, por facilitar el acceso a la cultura al que no tiene para pagársela….Con todo esto de la propiedad intelectual y con el negocio que se ha creado a su alrededor, se está construyendo un abismo cada vez mayor entre lector y escritor.
No es que haya desigualdad, es que se han creado las condiciones para que esa desigualdad sea cada vez mayor. Porque el que tiene poco conocimiento va a tener cada vez menos y si el conocimiento cuesta dinero va a tener cada vez menos posibilidades de acceder a él.
Se están creando, a partir de determinadas legislaciones, de determinadas regulaciones que se le están imponiendo al mundo y, sobre todo, a los países más pobres, las condiciones para eternizar la situación de dominación en que están sumidos hoy esos países y las mayorías excluidas en el mundo entero.
Y hablando de otro tipo de edición que también genera opinión, que también genera cultura, me refiero a la edición de la prensa escrita, ¿Qué opinas de la, por un lado tan cacareada libertad de prensa, y por otro la descarada concentración de los grandes medios?
Se ha creado una especie de…, Pascual Serrano lo ha llamado la omertá mediática, una especie de uniformidad disfrazada de diversidad. Todo el mundo y todos los medios dicen lo mismo, lo único que cambia es la escenografía o el diseño de los periódicos. Se le está imponiendo al mundo una agenda que se derrama en cascada desde los centros de poder hasta el periódico o la estación de radio de una ciudad de provincias, de tal manera, que lo mismo que se dice en Nueva York se escucha en una aldea de Brasil. Es la mentalidad de la aldea global pero para que todos nos comportemos como aldeanos, disciplinados.
Yo creo que hay una especie de conjura a través del poder de los medios para que cada vez menos mensajes, fuera de ese centro dominador, puedan colarse en esa red y que esa agenda sea más invulnerable.
Igual que en el terreno de la edición de libros Cuba y su Instituto, al margen de lamentaciones, se ponen manos a la obra, ¿qué alternativa, al margen de lamentaciones, propones para eso que llamáis la omertá mediática?
La alternativa pasa primero por lo social, por la toma del poder,… Yo creo que es muy importante lo que hacen medios como Rebelión, millones de sitios en Internet, las televisiones y radios comunitarias. Y es importante la comunicación entre esas redes.
No nos vale que piense el aldeano vanidoso que el mundo es su aldea, tenemos que borrar ese pensamiento.
Si hay una dominación internacional, una dominación con un centro de poder, todos los que se oponen a esa dominación deben estar comunicados entre sí, con una agenda diversa.
Porque para enterarte de lo que pasa al lado tuyo tienes que poner la CNN, nunca te enteras por lo que dice ese que está al lado tuyo. Todo tiene que venir avalado por ese centro de poder. Y tenemos que aceptar como buena, como única, la versión de lo que ocurre en cualquier rincón latinoamericano, de las grandes cadenas de noticias.
Por otra parte, los gobiernos que tienen una concepción crítica de esto que está ocurriendo, y por eso decía lo de la toma del poder, están proponiendo alternativas importantes. Por ejemplo, el gobierno Venezolano está proponiendo la idea de una televisión del sur, una especie de Al Yazira latinoamericana o de CNN del sur.
Porque en la misma medida en que estas redes alternativas se conecten entre sí, es importante levantar también, desde los movimientos revolucionarios desde las alternativas revolucionarias que están en el poder en algunos países, también una alternativa comunicacional.
Creo que todos los caminos son válidos pero lo principal es crear también conciencia de la necesidad de proponer esa alternativa.
Ya que nombras Venezuela, allí el tema de la «Libertad de prensa» ha mostrado su lado más feroz, más fascistoide, más golpista. ¿qué opinas?
Luis Britto García, un gran intelectual venezolano también borrado de la faz de la tierra por esta omerta mediática, es uno de los grandes escritores y creadores latinoamericanos, dos veces premio de la Casa de las Américas, antropólogo y estudioso del mundo indígena, caribeño y también un gran estudioso de los medios de comunicación, decía que sin duda los medios de prensa venezolanos se han convertido en partidos políticos y han actuado como tales.
En ese contexto, sin embargo, hay un desgaste, igual que pasó con los partidos políticos tradicionales, un desgaste de estos medios ante el pueblo venezolano.
Ya no importa que haya cuatro cadenas de televisión diciendo mentiras 24 horas al día, porque han perdido enormemente la credibilidad y se ha demostrado con los resultados últimos del referéndum revocatorio. Aun cuando el proceso revolucionario no cuenta con todos los medios, aún cuando no haya un equilibrio mínimo entre esos poderosos, y «libres», medios que cuentan con periódicos, cadenas de televisión, de radio y una sola cadena estatal (aunque ahora se ha creado la segunda)., aún así, si el pueblo está formado, si el pueblo habla, vence.
A toda la «prensa libre venezolana» se le sumaron los medios internacionales, la CNN, televisión española, la BBC , más las agencias internacionales de prensa, más los periódicos que circulan, más muchos medios del mundo de habla española, etc., ante todo ese inmenso poder, ves que cuando hay un proceso de movilización social y se promueve una actitud crítica, la llamada «prensa libre» pierde mucha credibilidad, prácticamente la pierde toda.
Yo creo que lo que hemos visto es la quiebra de ese modelo de comunicación, la quiebra ante la movilización de lo social. O sea, tú puedes estar diciendo mentiras todo el tiempo pero la gente ya tiene una actitud diferente ante eso y lo deja de consumir como si fuera la verdad.
Por muchas mentiras que digan los medios ahí están los programas sociales de la revolución bolivariana, está Barrio Adentro, está la misión Robinson, esas son realidades que aunque no estén en esos medios existen en la vida, las personas van al médico y se atienden y resuelven sus problemas. Eso tiene un peso.
Te apetece añadir algo.
Agradecerles a ustedes por esto que están haciendo, las Jornadas de «Cultura y Libertad en Cuba» por la solidaridad hacia la revolución cubana en los momentos en que no es la verdad sobre la revolución cubana lo que circula en los medios y agradecer el entusiasmo y el cariño con que lo han hecho.
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En situaciones así, los agradecimientos fluyen en todas direcciones. El entrevistado y lo que representa agradece el cariño, el apoyo y la difusión de ideas. El entrevistador y su medio agradece la fuerza de las convicciones, el coraje, el ejemplo de dignidad y de solidaridad que representa un proyecto que coloca al libro en su lugar. En las manos de la gente dispuesta al cambio. Lejos de las torres de marfil, de las altas estanterías de madera noble, donde duermen el sueño de los olvidados, donde el libro agoniza. El libro en su lugar, en las manos de la gente dispuesta a la batalla de ganar la esperanza de un mundo mejor.
En situaciones así, con gente así, se habla del libro y de su importancia, como se habla de la revolución, se habla de la educación universal como un derecho humano, no como un lujo o como una imposición.
Se habla de cultura y se habla de cómo la CNN (y toda su panda de falsimedia) apoya a los golpistas venezolanos.
Y así enredando, enredando se va tejiendo futuro.