Yo no sé, como he leído en algún lugar, si Alfonso Sastre es el mejor dramaturgo vivo del mundo, ya que mis conocimientos teatrales no dan para tanto. De todas maneras me parece excesivo, teniendo en cuenta que el mundo es muy extenso, y aún más los gustos. Además, este tipo de aseveraciones o […]
Yo no sé, como he leído en algún lugar, si Alfonso Sastre es el mejor dramaturgo vivo del mundo, ya que mis conocimientos teatrales no dan para tanto. De todas maneras me parece excesivo, teniendo en cuenta que el mundo es muy extenso, y aún más los gustos. Además, este tipo de aseveraciones o clasificaciones no creo que sean adecuadas, ya que parecen parte de una especie de concurso, innecesario por otra parte. Por otro lado, soy de la opinión que estas opiniones vienen dadas sobre todo por la cercanía, de un tipo o de otro, hacia la persona en cuestión. Pero, cuando hace más de un año asistí a un nuevo estreno de «¿Dónde estás, Ulalume, dónde estás?», creación de Alfonso Sastre en torno a la figura de Poe, un escalofrío recorrió mi piel. Una obra maestra. Alfonso Sastre sabe tejer el hilo de las estructuras dramáticas con la habilidad del mejor maestro. Los ritmos, la construcción y desarrollo de los personajes, la utilización del lenguaje y la imaginación; con todos esos retales crea deslumbrantes trajes teatrales.
Yo no sé si Alfonso Sastre es el mejor dramaturgo vivo del mundo, pero al leer «Un drama titulado No», descubrimos, en su corta extensión, la gran dimensión del ser humano con sus contradicciones y dialécticas interiores, contadas por un humano personaje. Con un texto tan reducido Sastre pone en danza todas nuestras neuronas, empujándonos a reflexionar sobre nosotros mismos y nuestras decisiones y anhelos humanos. La negación de un futuro predestinado por otros (el autor en este caso) empuja al personaje a rebelarse, haciendo frente a esa predestinación. Y el personaje se torna persona, al tomar en sus manos su destino.
Yo no sé si Alfonso Sastre es el mejor dramaturgo vivo del mundo, pero me rebela la dificultad de ver en escena sus obras. Me rebela no poder ver vivos los personajes conocidos en el papel. Me rebela no poder escuchar ese maravilloso castellano en boca de personajes humanos. Me rebela que gentes que llenan sus bocas con la palabra cultura solo conozcan a Sastre «de oídas».
Yo no sé si Alfonso Sastre es el mejor dramaturgo vivo del mundo, pero sí sé que tiene todo el derecho del mundo para airear a los cuatro vientos sus ideas y deseos. Y ahora, cuando una vez más intentan acallar su voz, regresamos a sus creaciones: «Yo, Señora Camelia, o señorita Camelia, querida amiga mía de esta tarde de muerte, pertenezco a la Anti-España y estoy desde antes de nacer y seguiré mañana, después de haberme muerto, en el contubernio judeo-masónico-rojo-
(Traducido del Euskara por el autor)
El autor es narrador oral y miembro de ASKE (Alfonso Sastre Kultur Elkartea)
http://carrere-narrador.