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El Mundial y la playa no ocultan el drama del paro

Fuentes: Reuters

Atrás queda la euforia desatada en todo el país después de que hace dos semanas España se proclamara campeona del mundo de fútbol por primera vez en la historia. Ajenos a la playa y las vacaciones de verano, millones de ciudadanos muestran la cara más sombría de una crisis económica que no pasa. «Vacaciones en […]

Atrás queda la euforia desatada en todo el país después de que hace dos semanas España se proclamara campeona del mundo de fútbol por primera vez en la historia. Ajenos a la playa y las vacaciones de verano, millones de ciudadanos muestran la cara más sombría de una crisis económica que no pasa.

«Vacaciones en Parla, con los primos de mi marido», ironiza Carolina, en referencia a esta localidad del sur de Madrid, mientras espera a recoger número en una larga cola a las afueras de una oficina de empleo en el distrito madrileño de Carabanchel.

Esta madrileña de 30 años, que prefiere no dar su apellido, representa con crudeza a una de las muchas familias en los que todos sus miembros están en paro, más de 1,3 millones de hogares, de acuerdo con los datos de la última Encuesta de Población Activa conocidos el viernes. Un impresionante salto de casi un millón respecto al tercer trimestre de 2007, cuando la crisis estalló con fuerza.

En paro desde el mes de enero, después de que su madre y ella tuvieran que cerrar el bar en el que trabajaban, vive en una habitación de alquiler con su marido, un joven marroquí de 24 años, y sus dos hijos, de una relación anterior.

«Te cuesta dormir por las noches, porque no sabes, no sabes lo que va a suceder, más que nada por ellos», añade, nerviosa. La habitación les cuesta 300 euros, a ella se le acaba la prestación por desempleo el mes que viene y su marido, que ha estado tres años sin papeles en España, aún no tiene documentos legales, lo que le dificulta mucho la búsqueda de trabajo.

Sin poder recibir ayuda de su madre, que está pagando un crédito por el bar, y sin noticias de su ex pareja («me ha pasado 20 euros en cuatro años»), la familia de él en Marruecos les manda algo de dinero de vez en cuando, pero en septiembre, cuando sus hijos de cinco y ocho años vuelvan al colegio, se complicará más el panorama, con la compra de libros y todos los gastos escolares.

«Me queda un mes para encontrar trabajo», señala, con poca convicción, a Reuters.

El número de parados en el segundo trimestre del año se situó en 4,65 millones, un 20,09 por ciento de la población activa, según los datos de la EPA. Estas cifras sitúan a España en los lugares de cabeza de la Unión Europea y no muestran señales de reducirse, aunque el Gobierno confía en que a finales de este año o a primeros de 2011 se vuelva a crear empleo gracias a la reforma laboral recién aprobada y a una mejora general en las condiciones económicas.

FALTA DE MOVILIZACIÓN

Antes de que el déficit público del 11,2 por ciento del PIB le obligara a aprobar una serie de recortes en el gasto, el presidente del Ejecutivo socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, destacaba que ha mantenido las políticas sociales a pesar de la crisis y la creación de subsidios y programas de protección para aquellos que agotan las prestaciones y para los más desfavorecidos.

«De alguna forma tendrán que contentarnos. Aguantamos más de la cuenta», afirma Alfredo Prado, un camarero de 49 años que ha agotado un año de paro, otro de subsidio y ahora está cobrando los 426 euros que concede durante seis meses el Programa Temporal de Protección por Desempleo e Inserción (PTPDI).

Alfredo vive con su hermano, un antiguo trabajador de la construcción de 45 años en paro desde hace tres años, en la casa que les alquila un tercer hermano que se acaba de quedar sin empleo, porque el paro parece como un virus que se contagia. Desde hace dos años y tres meses solo encuentra trabajos eventuales, incluso de unas pocas horas «en el ministerio sirviendo cafés».

«Ahí adelante no se ve nada», dice desesperanzado, en la misma oficina de empleo del sur de la capital. «No hemos adelantado nada, ni en calidad de trabajo ni en remuneración».

La escasez de agitación social con un desempleo tan elevado es un elemento que llama la atención y que desde el mayor sindicato del país, Comisiones Obreras, se explica fundamentalmente por dos causas: un «porcentaje altísimo de economía sumergida» y un «colchón familiar que en momentos de crisis funciona como una auténtica política social muy solidaria», explica a Reuters Paloma López, secretaria confederal de Empleo y Migraciones de CCOO.

El Gobierno lanzó en marzo un plan de lucha contra el fraude con el que espera recaudar un 0,1 por ciento más al PIB de 2013. A primeros de año, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, cifró la economía sumergida en España en entre un 16 y un 20 por ciento del PIB.

Criticados desde algunos medios de comunicación por la falta de respuesta ante el crecimiento del paro, algo que ellos atribuían a «un ejercicio de responsabilidad», en junio CCOO y UGT convocaron una huelga general para el 29 de septiembre.

«Ha cambiado la situación, ahora hay unas políticas completamente contrarias a los intereses de los trabajadores, de los ciudadanos, (la congelación de) las pensiones, la rebaja de salarios, la reforma laboral, que es absolutamente lesiva para los derechos de los trabajadores y sus garantías, que no incide sobre la reducción de la precariedad ni de la temporalidad», indica López.

La ONG católica Cáritas – que dice haber tenido un aumento del 103 por ciento en el número de solicitudes recibidas en sus servicios de acogida y asistencia, pasando de 400.000 a 800.000 entre 2007 y 2009 -, señala la existencia de un perfil significativo en las personas que les piden ayuda: gente que acude por primera vez, «con vergüenza», afectados por espirales de paro de larga duración, elevado nivel de endeudamiento y desprotección social.

«Aumentan las familias y personas con nacionalidad española en situación de vulnerabilidad, con el cabeza de familia varón en paro (mayor de 40 años), con hipotecas o créditos personales a los que no pueden hacer frente. Vivían con lo justo, sin recursos para ahorrar, y han agotado los apoyos familiares, las prestaciones por desempleo» y acuden en busca de ayuda psicológica, para la vivienda, alimentación o libros de texto, cuenta en su V Informe del Observatorio de la Realidad sobre la crisis.

VUELTA A CASA

En 2009, el 13,7 por ciento de los hogares españoles manifestó llegar a fin de mes con mucha dificultad, la cifra más elevada de los últimos seis años, de acuerdo con la encuesta de condiciones de vida del INE.

Cáritas, que critica la precariedad de la protección social y que durante «el pretendido crecimiento económico» de la década anterior a la crisis no se redujera la tasa de pobreza, manteniéndose estable en torno a un 19 por ciento, menciona también una situación llamativa: la del retorno a hogares paternos.

«Realmente la hay (la crisis), pero sin embargo, al que no le toca no se entera, el que sigue cobrando lo mismo sigue en el Carrefour llenando el carro», declara a Reuters David Muñoz, un ‘atrezzista’ que con 42 años se ha tenido que volver a vivir con su madre de 80 años en Madrid.

David y su ex pareja, ambos con empleos inestables, perdieron su vivienda en Cádiz después de seis años pagando sólo intereses del préstamo – «llamé al banco y le dije que no iba a pagar más, que me quitaran la casa», cuenta. Ahora, los 400 euros que recibe de paro los destina por completo a pagar el alquiler de la casa donde vive ella con sus dos hijas, y se dedica a buscar un trabajo de lo que sea.

«No puedes ir de ‘yo he estado en una oficina, todo lo que sea doblar la espalda, malo’ (…) Trabajos duros encuentras, yo he ido a obras a cavar zanjas con las manos y un pico, he repartido hielo como un loco en plena playa a 42 grados para hacer una ruta».

En Móstoles, una ciudad del sur de Madrid de donde procede el capitán de la selección española de fútbol, Iker Casillas, Laura Barroso, de 26 años, y su novio, el peruano Moisés Vega, de 27, llevan cuatro y tres meses en paro, respectivamente, despedidos de una distribuidora de frutas en Mercamadrid que ha prescindido de 40 de los 150 empleados en su nave.

«El deporte ha conseguido lo que no ha conseguido la política, unir a tanta gente, sea de donde sea», señala Laura, que también tiene a su padre en paro.

«Los políticos, cuanto más te olvides de las cosas, mejor para ellos, pero siempre va a ser algo temporal , el Mundial no es eterno, es un mes, luego vuelves a lo mismo», afirma.

Fuente: http://es.reuters.com/article/topNews/idESMAE66T0C620100730?sp=true