Tras su nacimiento en las principales plazas de las ciudades y su posterior traslado a los barrios, el ciclo de luchas sociales que abrió el 15-M ha entrado en una nueva etapa: la de la pugna por la toma de los órganos de poder. Este cambio de tendencia lo inició Podemos, que con una candidatura […]
Tras su nacimiento en las principales plazas de las ciudades y su posterior traslado a los barrios, el ciclo de luchas sociales que abrió el 15-M ha entrado en una nueva etapa: la de la pugna por la toma de los órganos de poder. Este cambio de tendencia lo inició Podemos, que con una candidatura participativa consiguió cinco eurodiputados y reforzó el eco del emblemático grito «Sí se puede». A partir de ese momento, el poso de iniciativas locales que llevaba años fraguándose pasó a la acción. El pistoletazo de salida lo dio Guanyem, en Barcelona, que ha marcado el camino a seguir en otras ciudades. La administración local se ha transformado, con las réplicas de Ganemos en otras muchas ciudades del Estado, en un nuevo campo de batalla. «Promovimos Guanyem pensando en que sirviera de estímulo para otros lugares», explica Jaume Asens, coportavoz de la plataforma, quien cree que lo local «es clave para impulsar una ola destituyente». «En unas elecciones municipales cayó Alfonso XIII», recuerda.
Este abogado fue una de las 200 personas que formó el grupo promotor y lanzó el primer manifiesto en el que se exigía una «auténtica democracia metropolitana, que obligue a los representantes a mandar obedeciendo», y que ya ha logrado más de 30.000 firmas. Una de las claves de este proyecto es que no nace por iniciativa de ningún partido político, sino de la sociedad civil. Desde estas plataformas no se apela a la «unidad de la izquierda» sino a la «popular» o «ciudadana». «No queremos ser una sopa de siglas, un chiringuito más, sino que queremos superar las viejas narrativas y divisiones del pasado», explica Asens. Sin embargo, bajo el paraguas de Guanyem cabe todo, también el apoyo de partidos como Equo o Izquierda Unida, entre otros, que ya han manifestado su voluntad de sumarse a estas iniciativas. Eso sí: los candidatos no se elegirán como fruto de una negociación entre «camarillas», sino por primarias abiertas a la ciudadanía.
Por el momento, los diferentes Ganemos que han surgido este verano en todo el país se encuentran en una fase embrionaria. Debido a la alta participación, muchos se han dividido ya en comisiones donde se están discutiendo líneas programáticas, modos de coordinación o estrategias de comunicación, entre otros asuntos. Uno de los lugares donde el proceso se encuentra más avanzado es en Madrid, donde también se llevaba trabajando meses desde diferentes colectivos para crear una candidatura municipalista, que en un principio tomó el nombre de Municipalia. Tienen claro que si Ganemos no consigue hacer confluir a los principales actores sociales y políticos de izquierda, tendrán que replantearse incluso su existencia. «No queremos entrar en competencia, sino producir cooperación, ser un espacio de superación de las divisiones», asegura Pablo Carmona, miembro de la plataforma madrileña.
Convergencia desde la autonomía
El objetivo es quitar poder a la «oligarquía» y dárselo a los ciudadanos. La lucha contra la privatización del agua, de hospitales y escuelas infantiles, la defensa del suelo público madrileño y los servicios municipales son algunas de las banderas que enarbolan en la plataforma de la capital. En este sentido, cada Ganemos es totalmente autónomo. «Mucha gente piensa que somos una gran organización, cuando lo importante a nivel local es que haya autonomía y la discusión sea específica de cada ciudad», desarrolla Carmona, aunque aclara que continuamente observan lo que hacen los demás para aprender unos de otros.
En este contexto, lo que menos importa es la marca concreta. En Coruña, por ejemplo, la plataforma equivalente a Ganemos tiene el nombre de Marea Atlántica, propuesto por el escritor gallego Manuel Rivas durante un debate en la televisión alternativa Galiza Ano Zero. El apelativo, más poético que el de sus equivalentes en otras ciudades, trata de expresar el espíritu de la iniciativa. «La idea es crear asambleas tanto de barrio como temáticas llamadas ‘mareas’, donde se integre la ciudadanía y se vayan viendo las problemáticas y necesidades para acabar haciendo, avanzado el otoño, un foro social que hemos llamado ‘marea viva’, donde someteremos a votación las prioridades y pondremos el trabajo en común», adelanta José Manuel Sande, de la plataforma coruñesa.
La fórmula Ganemos
Uno de los objetivos principales de estas comunidades municipalistas es cambiar las estructuras y modos democráticos. «Tiene que construirse un ayuntamiento donde se celebren consultas ciudadanas, haya cauces de participación y en el que la democracia no se entienda como votar cada cuatro años un programa que además no se cumple», explica Rubén Sánchez, portavoz de Facua y ahora también miembro de Ganemos Sevilla. Por su parte, Pablo Carmona pone énfasis en la necesidad de crear canales «claros, abiertos, transparentes, auditables, que garanticen que lo que se demande desde la calle tenga su eco en el plano institucional». «Es esencial que los ciudadanos puedan organizarse y promover votaciones por barrios», añade, así como llevar a cabo una auditoría de la deuda de los ayuntamientos.
En esta lucha por quitar poder a la oligarquía, uno de los retos, en palabras de Jaume Asens, es «evitar convertirnos en aquello contra lo que luchamos», es decir, en «profesionales de la política, con privilegios y puertas giratorias que favorecen la corrupción». «No planteamos esto como un tema de malos y buenos, lo importante es la fiscalización de los patrimonios de los electos, la rendición de cuentas, la transparencia, así como las limitaciones de mandatos y de sueldo», explica. Con esa rendición de cuentas, sostiene el abogado, «se evita que poderes económicos, no democráticos, tengan capacidad de presionar y determinen las políticas públicas».
Sin embargo, el entorno municipal cuenta también con claras limitaciones. Por un lado, las competencias sobre determinados servicios no dependen de la administración local, sino autonómica y, por otro, la deuda de algunos consistorios limita la acción de los gobiernos. «Podríamos decir que gran cantidad de los ayuntamientos están intervenidos y, por tanto, hay poca capacidad de maniobra», certifica Fernando Sabin, miembro del Observatorio Metropolitano de Madrid. Este sociólogo señala que, por ejemplo, en su ciudad «no sólo existe una administración política, sino toda una administración empresarial tremendamente compleja que gestiona todos los servicios de los ciudadanos». «Hay una perspectiva muy amplia en la que intervenir, y el reto está en cómo implicar a la ciudadanía a todos los niveles», añade.
En este sentido, Sabin explica que quitar poder a «los de arriba» es, por ejemplo, evitar que Florentino Pérez obtenga la concesión de escuelas infantiles con precios a la baja. «Dos décadas de políticas neoliberales en Madrid no se revierten ni en cuatro ni en seis años, sino con un periodo largo de transformación, pagando compensaciones a las empresas a las que les expropies lo privatizado y con la necesidad de un apoyo social fuerte que te permita hacer todo eso», desarrolla. «Si no hay movilización, es imposible. Florentino tiene mucho más poder que Ana Botella», añade. No obstante, Ana Méndez, también del Observatorio, considera que detener «la aceleración de la deriva de privatizacion y austeridad» es ya una gran victoria para la ciudadanía.
De todas estas limitaciones son conscientes los promotores de Ganemos. Rubén Sánchez, de Sevilla, denuncia también leyes como las que está aprobando el Gobierno, que obligan a privatizar empresas municipales que presentan déficit. «Existe un consenso sobre la necesidad evitar privatizaciones, pero va a ser muy difícil porque tenemos un imperativo legal», lamenta. Por eso, cree que si en las elecciones municipales de 2015 ganara la candidatura ciudadana, tocaría «hacer presión desde Sevilla, enfrentarnos al Gobierno central».
Paso a paso
Si finalmente logran su objetivo de presentarse a las elecciones municipales, desde las plataformas Ganemos tienen claro que éste es sólo un primer párrafo. El futuro está aún por escribir. Jaume Asens cree que desde los ayuntamientos se puede hacer de contrapoder a las políticas de la Troika y del Estado, pero admite que «para lograr revertir el régimen hay que darle una estocada en el corazón y eso significa también apuntar a las elecciones autonómicas y estatales». Eso sí, la forma estaría por definir. «No quiere decir que los que tengamos que asumir ese papel seamos nosotros, o sí. Puede ser algo nuevo que hayamos creado cada uno desde su atalaya», añade.
De momento, la mayoría de los participantes admite que el éxito de los diferentes Ganemos dependerá mucho de que Podemos tome o no la decisión de apoyarles en su congreso fundacional en octubre. Y es que el éxito mediático de la formación de Pablo iglesias es en estos momentos crucial, algo que en plataformas como la de Barcelona podrían suplir con Ada Colau, cuyo liderazgo se ha convertido en un referente indiscutible. Sin embargo, en otros lugares no lo tendrán tan fácil.
Este artículo se incluye en el nº 20 de la edición en papel de La Marea, a la venta en quioscos y aquí
Fuente: http://www.lamarea.com/2014/10/05/el-municipalismo-se-organiza-para-ganar/