Vergonzoso. Vergonzoso que haya personas de la clase trabajadora que se sumen a las campaña mediática de la patronal y sus aliados mediáticos contra el sindicalismo y el derecho sindical en sí mismo. Vergonzoso que, con el supuesto argumento de atacar a las empresas sindicales UGT y CCOO, haya personas que hagan suyos los argumentos […]
Vergonzoso. Vergonzoso que haya personas de la clase trabajadora que se sumen a las campaña mediática de la patronal y sus aliados mediáticos contra el sindicalismo y el derecho sindical en sí mismo. Vergonzoso que, con el supuesto argumento de atacar a las empresas sindicales UGT y CCOO, haya personas que hagan suyos los argumentos que, día tras días, y especialmente con ocasión de la Huelga General del 29-S, los esbirros del capital andan repitiendo hasta la saciedad en las múltiples cadenas de televisión, radios y medios de comunicación escritos que manejan a su antojo, en contra del sindicalismo en su conjunto.
Porque al final, qué nadie lo dude, es de lo que trata todo esto que tienen montando en los últimos tiempos desde la caverna neoliberal española y sus lacayos mediáticos. No, no se trata de atacar a UGT o CCOO, que se lo merecen, sin duda ninguna, y eso es algo en que toda persona con un mínimo de consciencia de clase estará de acuerdo, sino principalmente de contribuir a que todos los ataques, desde todos los frentes, que el neoliberalismo está lanzando contra el estado del bienestar, los derechos laborales y las prestaciones sociales, no pueda ser combativo por los/as trabajadores/as, a que no haya ni pueda haber ningún tipo de respuesta conjunta, con una clase trabajadora dividida y enfrentada, discutiendo sobre minucias, mientras se le van arrancando sus derechos, uno a uno, a paso de gigante.
En Francia, el 80% de la población ha participado o ha apoyado las luchas de los trabajadores contra el neoliberalismo de Sarkozy y los recortes de derechos sociales y laborales que tanto sudor, sangre y lágrimas le costó ganar a nuestros antepasados. Aquí en el estado español, en cambio, tenemos que ver como hay entre la clase trabajadora un montón de tontos-de-los-cojones, votantes del PP casi todos, e incluso muchos votantes del PSOE, y hasta algunos ultra-mega-revolucionarios, que se ponen del lado de la patronal, de los bancos que echan a la gente de sus casas, de los empresarios sin escrúpulos que se han forrado con el boom de estos años atrás y ahora, con su dinero a buen recaudo en cuentas suizas o similares, despiden a obreros a patadas, trabajadores/as que se ponen de lado de todos estos haciendo suyo el discurso antisindical impulsado por la clase dominante, sin más objetivo que su propio interés y beneficio de clase, en pos de acabar con los derechos sindicales más elementales.
Sí, estos sindicatos traidores y vendidos al PSOE que todos conocemos son una panda de golfos, y tienen mucha, pero mucha culpa del desapego que existe hoy en día entre la clase trabajadora y lo que debía ser su órgano representativo: el sindicato. ¿Quién puede dudar de eso a estas alturas? Pero de ahí a abrazar el discurso antisindical impulsado por los neoliberales, como están haciendo muchos trabajadores y trabajadoras, va un trecho.
Los mismos que está impulsando ese discurso, que tan alegremente están haciendo suyo de manera totalmente acrítica e irracional muchos trabajadores y trabajadoras, son los mismos que:
a) quieren aumentar la edad de jubilación de los 65 a los 67,
b) quieren buscar todas las fórmulas posibles, vía endurecimiento de las condiciones de cotización, para reducir las cuantías de las pensiones,
c) quieren abaratar el despido, y que, además, parte del costo del mismo lo tenga que pagar el estado,
d) quieren introducir a las ETT como gestoras de los servicios de empleo público tipo INEM,
e) quieren acabar de manera soterrada con la negociación colectiva y con la validez de los convenios colectivos,
e) quieren equiparar las condiciones jurídicas de los contratos fijos, indefinidos, etc., con las que actualmente tienen los contratos precarios, con el argumento supuesto de que así «se acabaría con la precarización»,
f) han aumentado la presión fiscal a los trabajadores, vía aumento de impuestos indirectos y otras medidas del estilo, mientras cada año se la siguen reduciendo a las rentas más altas; acabaron con el impuesto de patrimonio, y mantienen los impuestos a las Sociedades de Inversión, que manejan miles y miles de millones de euros, por los suelos, con tasas inferiores al 2 y al 1%,
e) privatizan y ponen en manos de intereses privados cada vez más actividades relacionadas con los servicios públicos más elementales como la sanidad o la educación,
f) quieren introducir el copago en sanidad,
g) quieren acabar con las carreras universitarias que no sean «rentables», y han convertido la Universidad en un auténtico aspirador de dinero público, donde las empresas privadas hacen el negocio padre a través de las prácticas gratuitas, las subvenciones para el fomento de acuerdos universidades-empresas, y muchas cosas más por el estilo,
h) han reducido al mínimo la ayuda al desarrollo a aquellos países donde «nuestras» multinacionales esquilman sus recursos a más no poder, sometiendo a su pueblos a la explotación, el subdesarrollo y la miseria,
g) quieren acabar con el sector público, trasvasando poco a poco el empleo público a «subcontratas» con empresas privadas, en procesos crecientes de «terciarización»,
h) obligan a reducir el sueldo de los funcionarios y a congelar las pensiones,
i) los que está despidiendo por todas partes a trabajadores y trabajadoras por simplemente haber ejercido su derecho a Huelga, y, ni digo, a aquellos que fomentaron la huelga entre sus compañeros y compañeras, tal y como la Constitución recoge que es un derecho del trabajador el poder hacerlo,
j) los que han regalado y siguen regalando miles de millones de euros sin pedir absolutamente nada a cambio a bancos y cajas, que se jugaron y perdieron el dinero de sus ahorradores en el casino de la bolsa y similares,
k) y, por supuesto, porque al final es de lo que trata todo esto, esos debates en Intereconomía, Veo 7, la 10, Libertad Digital Tv, y demás, quieren acabar y reducir a su mínima expresión el derecho sindical.
No señores, téngalo claro, esto no es un ataque a UGT y CCOO, los cuales se merecen todo desprecio y más de las clases trabajadoras, por traidores y por vendidos, por ser cómplices de todo lo que está ocurriendo, y, por, encima, tener montado un negocio que los convierte de facto en empresas sindicales, no en sindicatos de clase. Pero no, esto no va de eso, esto es un ataque frontal, directo, sin medias tintas, del neoliberalismo contra los derechos e intereses de las clases trabajadoras, incluido, por supuesto, el derecho sindical.
En el estado español existen otros muchos sindicatos, llenos de gente honrada, luchadora y combativa, que hacen su trabajo cada día defendiendo los derechos de todos y todas, y, sobre todo, exponiéndose a las consecuencias. Porque si ser sindicalista de UGT o CCOO no está bien visto por el patrón, ni os cuento, y muchos/as de vosotros/as lo sabéis por propia experiencia, ser sindicalista de CGT, CNT, SAT, CIG, Solidaridad Obrera, Intersindical, CoBas, y tantísimos otros. Todos ellos también están metidos en el mismo saco de UGT y CCOO, que nadie lo dude, jamás verás a ninguno de estos fascistas neoliberales hacer distinción alguna entre lo que ellos supuestamente están atacando (CCOO y UGT), y estos otros sindicatos que actúan de verdad como sindicatos de clase. Para ellos todos son lo mismo: el enemigo de clase.
Con la excusa de la crisis, que para los grandes capitalistas no es tal (ver cuentas de resultados de estos dos últimos años de Santander, BBVA, Telefónica, Repsol, Iberdrola, y demás), quieren acabar con nuestros derechos, que también son los de nuestros hijos e hijas, y que fueron los de nuestros padres. Los grandes capitalistas han entrado en la crisis con enormes ganancias económicas y van a salir de ellas con esas mismas ganancias e incluso con muchas más. En cambio, lo que se busca, lo que se quiere, y lo que se pretende, es que las clases trabajadoras hayan entrado a esta crisis con unos derechos laborales y unas prestaciones sociales, y al salir de ella se tengan muchos menos derechos laborales, haya muchas menos prestaciones sociales y, sobre todo, el estado esté mucho más secuestrado y puesto al servicio de los intereses de los grandes capitalistas. Eso es lo que buscan, y nada más, estos discursos antisindicales lanzados por dichos medios burgueses y que tan alegremente abrazan muchos/as.
En fin, están desahuciando a familias enteras por no poder pagar las hipotecas, sin contemplación ninguna. Pero no solo te quitan la casa, te quitan la casa y te quedas encima con la deuda con el banco de por vida, aunque vivas debajo de un puente. Un montón de empresas están haciendo ERE de todo tipo, con argumentos de lo más peregrino, y la mayoría de ellas siendo empresas con ganancias. Están despidiendo a la gente por cientos de miles, en su mayor parte negociando a la baja cualquier derecho que por tal hecho le corresponda al trabajador/a. Están regalando el dinero a los bancos y cajas, y estos no dan un crédito a nadie, y si lo dan, con unos intereses superiores siempre al 10% y en muchos casos cercanos o superiores al 20% (¡¡¡¡más que las empresas tipo COFIDIS!!!!), nos están atacando por todos lados, derecho laboral, derecho sindical, sanidad, educación, pensiones, y aquí la campaña mediática que siguen una buena parte de los trabajadores/as, es la desarrollada e impulsada por los medios neoliberales de ataque directo y frontal a los sindicatos, a TODOS LOS SINDICATOS. ¡Increíble!
Por cierto, de las subvenciones a la CEOE, la CAE y demás órganos patronales, que se cuentan por miles de millones, para que se los gasten en….. ¡Ah sí! en NADA, en organizar conferencias, charlas empresariales, tertulias y desayunos, de eso no se habla. Y de las subvenciones multimillonarias a los Lobbys neoliberales tipo FAES que se los gastan igualmente en nada productivo, ¿hablan? Ah no, de eso tampoco se habla, para eso no hay campaña mediática. Eso no será tema de ninguna tertulia mañana por la mañana en el bar donde los trabajadores y trabajadoras toman su desayuno o su cervecita. ¿Qué raro, no?
Nos gobierna gente a la que no votamos, no elegimos, no podemos controlar y sobre los que no tenemos la mínima capacidad de presión. Ellos mandan y los gobiernos neoliberales obedecen, no hay más. Ahora los llaman «Mercados», aunque toda la vida han sido burgueses sin escrúpulos para los que las personas no somos más que cifras que se pueden medir en criterios de productividad y rentabilidad económica, y a los que nuestras vidas, nuestros sentimientos y nuestro bienestar les importan un pimiento. Bueno, un pimiento no, si de nuestros desahucios, nuestros dramas familiares, y nuestras miserias pueden sacar dinero, ellos ENCANTADOS, sacando por miles las botellas de champagne del caro. Eso sí, la culpa la tienen los sindicatos, siempre, no quepa duda.
Ahhhhh y, por supuesto, como dicen en Intereconomía, esa gran cadena que tantas verdades dice, que, por supuesto, es una cadena obrera y del pueblo, y que no defiende ningún interés empresarial, «El dinero nunca duerme, tú sabrás en que malgastas ocho horas».
Pues eso, yo digo «el neoliberalismo nunca duerme, tú verás en que malgastas ocho horas».
Igual cuando despiertes de tu letargo, tendrás que jubilarte a los 67, tu pensión tendrá una cuantía mucho menor de lo que ahora mismo te correspondería, tus hijos e hijas podrás ser despedidos a precio de saldo, si estás en paro, irás al INEM y de allí te mandarán a una ETT para que te busquen empleo, tu empresa podrá desconectarse del convenio colectivo cuando le venga en gana argumentando «expectativas de pérdida», irás al médico de cabecera y te cobrará un parte del coste de la visita (copago), si no es que la tienes que pagar entera, los estudios de tu hijo serán: o FP o algo que dé dinerito a las empresas a largo plazo y cualquier otra cosa que quieran estudiar (digamos, humanidades o Filosofía, por ejemplo) lo tendrás que pagar a precios desorbitados, las becas las habrán cambiado por «créditos universitarios», etc., etc. Pero, eso sí, que nadie lo dude…
¡Todo habrá sido culpa de los sindicatos y nada más que de los sindicatos!
Vivir para ver.
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