El próximo fin de semana, Izquierda Unida celebra su IX Asamblea Federal a la que finalmente se presentarán tres candidaturas para sustituir al dimitido Gaspar Llamazares. La madrileña Inés Sabanés por los gasparistas, el castellano-manchego Cayo Lara por el PCE y el catalán Joan Josep Nuet por la Nacional II, el espacio entre las dos grandes familias.
Ser comunista en La Mancha no es fácil. Donde el más agudo capitalismo y la fraudulenta y vergonzosa ley electoral imponen el más brutal bipartidismo y dónde las voces disidentes están condenadas a clamar en la tierra más hostil. En una tierra dónde el más corrupto PSOE hace y deshace a su antojo, compra políticos y hace sus negocios con los empresarios más sinvergüenzas que se recuerdan. En una tierra donde campa a sus anchas la más reaccionaria Iglesia, con el obispo Cañizares a la cabeza. En una tierra donde Izquierda Unida con 40.000 votos no tiene ningún diputado pero al PSOE le cuesta apenas 20.000 conseguir cada uno de los suyos.
Cayo Lara, de Argamasilla de Alba, el mismo pueblo donde Cervantes dio vida Don Quijote de la Mancha, es la apuesta del PCE para IU. Y es que La Mancha es tierra de Quijotes. Quijotes como el alcalde de Seseña, Manuel fuentes, enfrentado durante años a un constructor que juega a ser Dios. Quijotes como Cayo Lara, enfrentado durante años a los gigantes de la corrupción, de la fraudulenta ley electoral, de la más reaccionaria Iglesia, o del más apabullante silencio mediático.
La izquierda necesita de políticos como Cayo Lara, que aunque militen y luchen en el peor de los escenarios, no sucumben a los eternos cantos de sirenas que desde las filas del PSOE intentan hacerse con los mejores cuadros de la izquierda. Con él, a pesar de intentarlo durante 30 años, no han podido. Con otros sí lo consiguieron, como con quien una vez fue concejal de IU, pero ahora es alcalde del PSOE en su mismo pueblo, Argamasilla de Alba.
Y es que lo de Cayo es admirable. Lo demostró en las últimas elecciones municipales y regionales. Combativo y valiente, y a pesar de saber que IU seguiría sin presencia en las Cortes regionales, durante la campaña electoral se recorrió la Mancha en una moto, que bien pudiera haberse llamado Rocinante, contrastando con los autobuses electorales del PSOE y PP repletos de asesores y periodistas. Unos periodistas que ignoraban a Cayo, como tantas veces lo han hecho y lo harán con IU o el PCE.
Cayo Lara es un grande de nuestra izquierda, y por eso es posible que su elección no fuera entendida por quienes se mueven a golpe de sillón. Ni importa ni debe importar. La izquierda necesita políticos como él: perseverantes, honrados y honestos. Políticos que se lanzan a la batalla como si les fuera la vida en ello y que no se mueven por otra cosa que por el convencimiento de estar luchando por una tierra y por un mundo mejor.