El portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid e investigador defiende que estamos en un momento donde hay oportunidades históricas para avanzar en materia de vivienda y comenzar una transición que transforme un modelo inmobiliario que nos ha llevado al desastre.
Nos encontramos a las puertas de una nueva crisis de vivienda. Los ERTE tendrán que acabar algún día, los alquileres y letras de la hipoteca congeladas y retrasadas se tienen que devolver y las colas de servicios sociales o para reclamar el Ingreso Mínimo Vital no paran de crecer. La nueva crisis provocada por la pandemia va camino de parecerse mucho a la oleada de desahucios que sucedió al estallido de la burbuja inmobiliaria. Las soluciones para salir de ella por parte de aquellos que manejan la industria financiera e inmobiliaria también se parecen mucho a la solución anterior y ya vuelven a resonar en los titulares de los grandes medios y en los pasillos del Congreso: crear nuevos ciclos especulativos donde las familias que se quedan en la calle, las que ocupan o los movimientos sociales por la vivienda no son más que estorbos.
Pero el movimiento de vivienda no va a dejar que eso ocurra sin ejercer presión en las calles, en cada desahucio y en esos mismos pasillos del Congreso donde se ha firmado el decreto que prohíbe los desahucios a familias vulnerables y donde se firmará la futura Ley de Vivienda. Javier Gil, licenciado en Ciencias Políticas, doctor en Sociología e investigador postdoctoral, es portavoz de uno de esos movimientos, el Sindicato de Inquilinas de Madrid. Tanto con sus tesis doctoral, en la que investigó el impacto de Airbnb en la subida de precios del mercado inmobiliario, con su activismo o con sus hilos de Twitter se dedica a divulgar los efectos de la financiarización del mercado de la vivienda, el papel de los fondos y capitales internacionales, así como proponer soluciones a esa nueva crisis de vivienda.
El mismo Iglesias dijo que el nuevo decreto para parar los desahucios “no es la panacea». ¿Cómo lo ves tú?
Por un lado, la paralización de la mayoría de desahucios, es una victoria de la PAH y del movimiento de vivienda que se lleva pidiendo desde hace diez años. Y aunque sea de manera temporal, es una paralización de la mayoría. El problema aquí es que, por una parte, no son todos y se dejan muchos tipos de desahucios fuera, y por otra, se va a financiar al gran capital inmobiliario por este decreto. O sea que pueden asumir las pérdidas de las políticas de vivienda porque se les van a compensar, mientras otros sectores no son compensados. Además son compensados a precio de mercado. En algunos casos tú puedes haber recuperado una vivienda de una entidad financiera que no estaba alquilando y ahora el Gobierno les va a compensar a precios de mercado, cuando esa vivienda no estaba siendo alquilada porque ese banco la mantenía vacía para poder especular con ella.
Entonces, ¿se rescata a las personas o a los rentistas?
Se está transfiriendo fondos públicos a rentistas mientras se retrasan en el tiempo los desahucios. Si es cierto que al movimiento de vivienda se nos abre unas posibilidades para ganar tiempo en el que podemos seguir luchando en que estos decretos se conviertan en una ley que paralice los desahucios a las familias vulnerables, como lleva exigiendo Naciones Unidas durante muchos años y que España ha firmado, y que ha sido sancionada por no cumplir.
Ahora nuestro objetivo es que este decreto se convierta en ley para que sea más garantista, aplicándose a todo tipo de desahucios. Que no se indemnice a los rentistas, que asuman las pérdidas si tienen viviendas vacías que no sacan al mercado.
¿Cuál es el siguiente paso?
La Ley de Vivienda. El PSOE llegó al gobierno diciendo que iba a aprobar una ley de vivienda que iba a ser histórica, y realmente lo que hace es retrasar continuamente esa ley. Pero cada vez están más acorralados, porque no pueden retrasarlo mucho más. No tiene más escapatoria y se enfrenta a una realidad donde no tendrá más remedio que aprobarla. Ahora el objetivo del PSOE es que la ley de vivienda sea lo menos garantista posible, iniciar los trámites pero retrasandola todo lo posible. El PSOE a nivel discursivo parece romper con la política de vivienda del Partido Popular, pero en la realidad la está reproduciendo. Está haciendo lo mismo que el PP. Están intentando que esta política se haga desde el Ministerio de Fomento, cuando se debería hacer también desde el Ministerio de Economía, porque la política de vivienda tiene que tocar muchos aspectos que conciernen a Economía. El PSOE, que incluso a nivel autonómico ha votado muchas leyes a favor del derecho a la vivienda, ahora es incapaz de hacerlo por la presión de los fondos, los bancos y el sector inmobiliario. Lo que hace es dar continuidad a la política del PP, como por ejemplo en los privilegios fiscales de las SOCIMI. Si que cambió la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) pero no ha modificado el régimen fiscal de las SOCIMI que impuso el Partido Popular. ¿Por qué? Porque esa transformación facilitó que los capitales internacionales entraran en España para comprar la vivienda de los bancos y los activos tóxicos de los bancos, lo cual ha funcionado perfectamente en este ciclo especulativo de la vivienda.
¿Es por una presión de la industria inmobiliaria y financiera? ¿O es que el PSOE tiene otra idea diferente de lo que debe ser el desarrollo del país?
El PSOE es el principal responsable de que la vivienda y el mercado inmobiliario en general haya desarrollado España durante los últimos 30 años y ha creado esa dependencia excesiva del sector inmobiliario, el turista y de las obras públicas, como no pasa en ningún otro país. Es un modelo económico que el PSOE ha construido durante décadas.
En esta crisis, se debería aprovechar para modificar ese modelo y apostar por otros sectores. Pero lo que vemos es que, sobre todo durante las legislaturas de Mariano Rajoy, se ha hecho todo lo contrario. No solo se ha rescatado al sector inmobiliario y bancos, sino que se ha reestructurado para crear un nuevo ciclo especulativo y convertir a España en objetivo de las inversiones especulativas de los fondos internacionales. El fondo buitre Blackstone, por ejemplo, tiene un 20% de sus inversiones inmobiliarias en España. Se ha creado una política activa para atraer estas inversiones especulativas y les salió muy bien, porque al caer los precios había un gran margen de negocio.
Llega el covid, un shock en la economía que nadie se podía imaginar, pero los precios siguen sin bajar. ¿Qué ha pasado? ¿Cuál es el impacto de esta nueva crisis en el mercado inmobiliaro?
Primero estalla la crisis y la economía en general, pero los precios no bajan al unísono. Va tardando más. Quien tenga suficiente capital para no bajar los precios, va a aguantar. Ya vemos que se están retirando ya viviendas del mercado porque no están dispuestos a bajar los precios. Se lo pueden permitir. Entonces ya estamos viendo, que de alguna manera, algo que ya pasaba en el ciclo anterior, que los bancos están alterando la oferta a través de sacar viviendas del mercado.
Entonces lo que vemos ahora son elementos contradictorios. Una demanda efectiva mucho menos capacitada para seguir manteniendo esos precios a la vez que vemos un exceso de liquidez que fomenta que el sector inmobiliario se convierta en un activo refugio, por lo tanto hay más inversiones y suben los precios. Son tensiones permanentes, pero todas estas tensiones dependen de decisiones políticas y es aquí donde el movimiento de vivienda podemos señalar esas decisiones políticas. Hay que señalar cómo el Estado está favoreciendo e interviniendo para mantener esos precios de la vivienda. Ahora mismo lo que se necesita son leyes que limiten los precios de los alquileres y sancionar la vivienda vacía.
Has citado el exceso de liquidez y la vivienda como activo de refugio. Ahora mismo los bancos centrales son los que están inundando los mercados de esa liquidez. ¿Cómo influye esa política monetaria, que se supone que debería servir para reconstruir la economía y salir de la crisis, al mercado inmobiliario?
Esto da continuidad a lo que lleva pasando desde 2008. En España se ha llevado un arreglo espacial, como diría David Harvey, en la que se ha juntado un exceso de liquidez con los bancos centrales inundando los mercados y con tipos de interés al 0%, haciendo que los mercados de deuda dejen de ser competitivos y que los actores que antes jugaban en esos mercados huyan a otros mercados en busca de rentabilidades. Al final han fluído hacia el sector inmobiliario y países necesitados de inversiones especulativas, como era España.
Ahora vemos que estas inyecciones masivas sin control, que siempre pasan por manos del sector financiero en vez de ponerlo al servicio de los Estados o las familias, y que se les da sin ningún tipo de límite para que ese dinero repercuta en la economía real y en las personas. La causa principal de que hayan subido los precios de los alquileres en los últimos años ha sido la política del Banco Central Europeo, ese exceso de liquidez. Los tipos de interés al 0% no vienen bien a la vivienda, porque lo ha convertido en el activo financiero por excelencia a nivel internacional.
La regulación del alquiler, ¿llegará? ¿Por qué no ha lo ha hecho ya?
Los grandes fondos que vinieron a España para sacar esa rentabilidad del mercado inmobiliario en España no han conseguido finalizar ese ciclo y obtener el beneficio que esperaban. Tiene mucho dinero invertido pero esas plusvalías no se han obtenido. Esos fondos son los que ahora mismo están presionando mucho para que no haya una política de vivienda activa de, una vez más, mantener los precios. Para evitar la regulación de los precios ya no hacen falta lobbies, porque están sentados en el mismo Gobierno.
Entonces, la regulación de los precios no llega porque en este país el eje inmobiliario ha sido clave fundamental en el desarrollo y creación de plusvalias, y con tanto dinero invertido de los fondos no hay voluntad política. Al menos que el movimiento de vivienda sea capaz de organizar y generar un conflicto tan grande como para que se lleve a cabo. Es cierto que el PSOE se está quedando cada vez más solo pero, al igual que con la ley de vivienda, intentará que sea lo menos garantista posible y regular en sitios donde incluso al mercado le venga bien, como algunas zonas tensionadas.
¿Es la ley catalana el ejemplo?
La ley catalana es una victoria histórica del movimiento de vivienda. Y yo creo que el mínimo sería extender la ley catalana a todo el Estado. Y de ahí podemos incluso generar regulaciones más garantistas. El objetivo es acoplar el precio de los alquileres a las economías de los hogares y del país.
Pero sabemos que no será fácil porque hay mucha oposición dentro del Gobierno y del sector financiero. De hecho, ahora vemos como ese sector financiero también ha modificado su discurso y habla de construir vivienda pública. Al igual que el PSOE, cada vez están más acorralados y necesitan desplazar la responsabilidad hacia el gobierno. Piden que se introduzca suelo y que ellos se encarguen de construirlo. Pretenden que esa sea la política de vivienda, que sigue siendo una política que sigue engrasando esta maquinaria.
¿Y qué papel podría tener la SAREB aquí?
La SAREB es el gran olvidado. Una de las mayores estafas, si no la mayor, que ha sufrido este país en los últimos años. Y está ahí y nadie dice nada. Ni siquiera desde el movimiento de vivienda somos capaces, al tener tantos frentes abiertos, de decir ‘oye, esto está financiado y avalado con fondos públicos, por lo que tiene que ser de gestión pública’. Sería la forma más rápida y menos costosa de ampliar el parque público de vivienda ahora mismo y no se está haciendo.
Los medios de comunicación y los partidos de la derecha han intensificado su batalla contra la ocupación, ¿a qué se debe esta estrategia?
Los partidos de la derecha, esto se ve muy bien durante periodos de elecciones, siempre que quieren debatir el tema de la vivienda salen hablando de ocupación. Se desplaza el marco del problema real de la vivienda, es decir, si se habla de ocupación no se habla de subidas de los alquileres, de familias que no pueden pagar, de desahucios ni de fondos buitre. La campaña de ocupación que hicieron en septiembre esos partidos y medios les salió muy bien, hasta que el movimiento de vivienda ha conseguido politizar el tema ya que se empezaron a ver desahucios muy locos a mediados de septiembre, cuando Ábalos dijo que no había desahucios, que se viralizaron en redes y la gente se dio cuenta de que se seguían denunciando. BBVA, Bankia, Caixa o la SAREB estaban desahuciando a familias con menores y todo eso se viralizó y se vió. La realidad es lo que acabó y contrarrestó esa campaña con la ocupación.
Pero la idea principal de por qué esas campañas viene de antes. En España, desde 2008, se rescataron a los bancos que recibían dinero público y seguían desahuciando. El movimiento de vivienda, la PAH, empezó a recuperar viviendas proclamando que era un derecho y se creó una gran legitimización de la ocupación. Ante una crisis de vivienda y de impagos, la ocupación ganó una gran legitimidad. Tanto que algunas de las personas que formaron parte de aquello, ahora ocupan puestos institucionales. Eso fue predictivo y, en la situación actual, en la que nos encontramos a las puertas de otra grave crisis de impagos muy grande, y en un contexto en la que esos fondos de inversión no han conseguido los beneficios esperados y tienen problemas con sus acreedores, los fondos necesitan luchar contra la ocupación. Ante la nueva crisis de impago, se deslegitima al movimiento de ocupación para que no pase lo mismo que entre 2008 y 2015 en España, cuando se ocupaba y esa ocupación contaba con legitimidad.
¿En qué momento está el movimiento de vivienda y cuáles son los retos de este 2021?
Estamos en un momento donde hay oportunidades históricas para avanzar en materia de vivienda y comenzar una transición que transforme un modelo inmobiliario que nos ha llevado al desastre. Esas oportunidades están y por eso es importante que la gente apoye el movimiento de vivienda de todas las formas posibles, uniéndose a él, yendo a las convocatorias, difundiendo en redes, aportando económicamente o como puedan.
No van a ser fáciles esos cambios, nos estamos encontrando con un lobby que es muy potente. Pero, como ya he dicho, esos fondos y partidos que los sostienen están cada vez más acorralados. Todo el mundo entiende que el tema de las viviendas se nos ha ido de las manos, es un tema que ya nos preocupa y afecta a la mayoría de la población, ya no solo a la población más empobrecida. Era lo que pasaba desde 2008 y se ha acrecentado con la crisis del covid. Por lo que es muy importante que el movimiento de vivienda sea capaz de presionar en estos conflictos y de visibilizarlos, que la población lo apoye y se una de todas las maneras posibles. Porque hay posibilidades y las tenemos que aprovechar.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/vivienda/javier-gil-objetivo-psoe-ley-de-vivienda-menos-garantista