En uno de mis primeros análisis tras las recientes elecciones en España, auguré la posibilidad de un acuerdo para gobernar entre el llamado Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y los derechistas Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), este último una versión «moderna» del segundo, pero con similar conducta conservadora. Mi referido trabajo periodístico fue criticado […]
En uno de mis primeros análisis tras las recientes elecciones en España, auguré la posibilidad de un acuerdo para gobernar entre el llamado Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y los derechistas Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), este último una versión «moderna» del segundo, pero con similar conducta conservadora.
Mi referido trabajo periodístico fue criticado duramente, recibió ofensas en algunos comentarios que le hicieron e incluso hubo quien dijo que el PSOE era de izquierda y que por ello jamás pactaría con el PP para repartirse el poder en esa nación ibérica.
Pues miren, la connivencia entre ambos, ya el PSOE lo hizo antes con Cs, bastón del PP, como le denominó el líder de Podemos Pablo Iglesias, solo falta anunciarla públicamente, a menos que a última hora se forme un nuevo jelengue a la española, algo que puede ocurrir también.
Es de esperar ese eventual «contrato», dirigido a impedir que fuerzas de centro-izquierda, como Podemos, puedan dominar en el futuro ejecutivo y hacer fracasar al mismo tiempo el proceso de independencia proclamado en Cataluña, que dicho sea de paso no lo parará nadie.
Insisto a mis críticos y a los lectores: el PSOE, de Socialista y de Obrero, solo tiene los nombres. Nunca lo fue en realidad. Es una formación política de derecha, neoliberal, tan corrupta como el PP y capaz de negociar con el diablo si es preciso para mantener el bipartidismo en España.
Por cierto, algunos se adelantaron a vaticinar que el bipartidismo había muerto en ese país europeo luego de los comicios generales del pasado 20 de diciembre, pero los hechos han demostrado que vive todavía, aunque pueda estar enfermo.
En declaraciones en el propio Congreso, el líder de Podemos aseguró que el PSOE ya ha elegido llegar a un acuerdo con el PP y con su muleta, Cs, para evitar que nada se transforme en lo adelante en España.
Por su parte, analistas coinciden en que el hecho de que los «socialistas» se hayan hecho con la presidencia del Congreso, con Patxi López, evidencia que se han escenificado «negociaciones secretas», con el patrocinio e influencia de poderosos empresarios y banqueros, y que los «populares» se quedarán en el palacio de la Moncloa, sede del ejecutivo, con el ahora mandatario en funciones Mariano Rajoy o tal vez con la vicepresidenta Soraya Sáenz, su mano derecha y derechista, valga la redundancia.
López fue electo en una segunda votación, con el soporte de Cs y la abstención del PP, algo parecido a lo que pudiera escenificarse con las variantes Rajoy o Soraya para la jefatura del Gobierno. O sea, que Cs apoye al candidato de los «populares» y el PSOE se abstenga.
Todo indica que en la Moncloa no habrá mudanza alguna de partido y que España continuará por el mismo oscuro sendero del neoliberalismo, las privatizaciones, los recortes sociales, los desahucios y la represión policial.
La variante de convocatoria de nuevas elecciones, de no llegarse a un acuerdo para salir de la crisis política actual, está prácticamente descartada en la nación ibérica porque ni al PSOE ni al PP le convienen. Podrían salir peor parados que en la consulta popular del 20 de diciembre.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.