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El Padre de la Patria y la compañía de la poesía y el heroísmo

Fuentes: Rebelión

El Día Mundial de la Poesía se rinde culto a esta manifestación del género humano que exalta la belleza del espíritu sensible.

El 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía por acuerdo de la UNESCO, y se rinde así culto a una manifestación del género humano que exalta lo mejor de la belleza de su espíritu sensible.

Carlos Manuel de Céspedes fue una personalidad que estuvo marcada desde su juventud por aspiraciones y motivaciones espirituales elevadas. En1851 Céspedes tuvo la iniciativa de constituir la Sociedad Filarmónica de Bayamo, y al año siguiente protagonizó en el seno de esta institución un acto en defensa de los cubanos ante las palabras ofensivas del Gobernador de la ciudad, por el que fue tachado de subversivo y se iniciarían prisiones sucesivas en ese y otros años. Entre los años 1855-1865 continuó escribiendo poesía, teatro y colaboraciones para periódicos, y promoviendo instituciones culturales.

Referencias a este periodo de su vida, brinda Céspedes en su poema Contestación, publicado en la Prensa el 28 de enero de 1852, con indudable contenido autobiográfico, que refleja la ampliación de la visión del joven en sus viajes a varios países y que le permitieron regresar a su terruño con motivaciones personales y sociales.

He aquí sus confesiones en algunas estrofas de este poema:

Todo en mí era fuego, era viveza, / todo era inquietud y movimiento: / me gustaba del monte la aspereza, / y del mar el rugido turbulento: / yo aspiraba a vencer por la victoria, / era la lucha para mí la gloria.

(…)

La calma, como a ti me sofocaba, / pavores el silencio me infundía, / y ver pasar un día y otro día / siempre la esencia misma me cansaba: / sentí la vida andar despacio, / y buscar a mis alas quise espacio.

Quise ser el apóstol de la nueva / religión del trabajo y del ruido, / y ya lanzado a la tremenda prueba / a un pueblo quise despertar dormido, / y ponerlo en la senda con presteza / de virtud, de la ciencia y la riqueza.

El hombre que veintidós años después murió en las estribaciones de la Sierra Maestra, cuya cima más conspicua es el Pico Turquino, en el poema Al pie del monte Turquino, cantó sus emociones ante la grandiosidad de la naturaleza y tal parece que dialogara con esa elevada cumbre, según se refleja en estos versos:

Rompe el silencio desdeñoso y fiero / que has guardado en presencia de las gentes, / habla, lanza la voz, monte altanero; / si el murmullo importuna de tus fuentes, / hazlo callar, anubla el día sereno, / y si ésa es tu voz, que ruja el trueno.

Yo la puedo escuchar. Yo tengo audacia / para arrostrar el viento en la floresta, / y cuando el rayo anuncia la desgracia, / la frente suelo levantar enhiesta, / al pálido terror mi alma no cede; / nada en el mundo amedrentarme puede.

He aquí una posible definición sobre el carácter de la personalidad de Céspedes, pues su vida demostró que su espíritu indomable no cedía al terror en sus diversas formas de manifestación y que, por otra parte, nada en el mundo podría amedrentarle. Siempre solía levantar enhiesta la frente rebelde ante los avatares adversos del destino.

En la Crónica de Viaje titulada La abadía de Battle, publicada en la Prensa, La Habana, el 8 de junio de 1852, Céspedes demuestra sus dotes innatas para la narrativa. Esto se refleja también en sus escritos diversos y, especialmente en sus epístolas que muestran pasajes con un estilo propio de la novela. He aquí un fragmento de la crónica:

“He cifrado uno de mis mayores placeres en visitar los lugares en que han pasado célebres acontecimientos. Allí a la vista del terreno y con la historia del suceso en la mano, me formo las más extrañas ilusiones; me figuro estar presenciando aquellas muertas escenas, todo cobra para mí una nueva vida, y aun creo que se me aparecen las sombras de los que ya no existen.

(…)

En iguales casos siempre he preferido la soledad; ningún importuno puede distraerme de mis meditaciones, y cuando por mis propios esfuerzos he logrado encontrar el objeto de mis investigaciones, la aventura toma a mis ojos un aspecto romancesco.

En los escritos de juventud, adultez y vejez se reflejaron las altas miras de su autor y los sentimientos que trazaron su rumbo hacia el heroísmo y la epopeya.

La fecha cumbre para el desarrollo de su personalidad fue el10 de octubre de 1868 cuando desencadenó la rebelión armada en su ingenio La Demajagua contra España, y proclamó la independencia de Cuba y la libertad de sus esclavos. Es en ese año que escribió el Himno Republicano que en tres de sus nueve estrofas expresa:

¡Al combate! A las armas, que España / Ve en América su último sol, / ¡Al combate! ¡A las armas! No quede / En la patria un soldado español…

Para alzar la compacta trinchera / Nuestra Cuba sus cedros dará / Y aprestando la mecha encendida / Artillero el patriota será…

Que la virgen desdeñe al amante / Que no vuele a la lid con valor; / Que la madre coloque en la mano / De su hijo, el puñal vengador.

En fecha no precisa escribió este otro poema hallado entre las páginas de la segunda libreta de sus apuntes y publicado por primera vez por Eusebio Leal Spengler en el Diario Perdido de Carlos Manuel de Céspedes en la edición del 2018, que en su primera estrofa expresa:

¿Es nada, es nada que del Sur el viento / A nuestras playas traiga sus querellas / Y que persiga el opresor sangriento / Sus desoladas, tímidas doncellas? / De nuestra hermana al fúnebre lamento, / Que levanta llorosa a las estrellas, / Responderemos: “tu virtud es mucha; / Mas cesar debes esa inútil lucha”?

Si bien la vida de Carlos Manuel de Céspedes fue signada por el heroísmo característico de todo Libertador, también es cierto que una sensibilidad poética especial anidaba en los hondones de su alma. Procuraba las lecturas de libros como una necesidad vital aún en las condiciones más difíciles de su existencia mientras se alojaba en chozas ubicadas en lugares inhóspitos de la sierra y, a la vez, escribía día tras día los sucesos y sus meditaciones en su diario como testimonio extraordinario de su vida heroica, estoica y trágica.