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El país más terrorista que se autotitula luchador antiterrorista

Fuentes: Rebelión

Durante seis décadas Cuba ha sido blanco de todo tipo de terrorismo, desde atentados con bombas a aviones, hoteles y sus embajadas, intentos de asesinar a sus máximos dirigentes, ataques con armas de fuego a sus representaciones diplomáticas y oficinas en el exterior, hasta el bloqueo criminal que aún se le impone a pesar del rechazo unánime de la comunidad internacional.

Todos esos hechos violentos han sido orquestados y financiados desde territorio de EE.UU., cuyos regímenes se autoproclaman luchadores antiterroristas, e incluso se atreven a confeccionar una lista espuria de países patrocinadores del terrorismo, en la que desfachatadamente incluyen a la nación caribeña.

Un 6 de octubre, de 1976, miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y connotados mercenarios pagados por Washington hicieron explotar con bombas un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo, cuando despegaba de Barbados con destino final a La Habana.

En ese abominable crimen perdieron la vida 73 personas inocentes, en su mayoría cubanos, incluido su joven equipo de esgrima, y sin embargo sus asesinos nunca fueron juzgados como merecían, merced la protección de sus patrones.

Hechos criminales similares se han perpetrado contra la isla antillana desde el triunfo de su Revolución, el 1 de enero de 1959, y no han cesado hasta nuestros días.

El más reciente de todos fue un ataque, en la madrugada del pasado 30 de abril, a la Embajada de Cuba en Washington, protagonizado por un ciudadano nombrado Alexander Alazo,quien disparó deliberadamente con una ametralladora Ak-47 contra la sede de la legación.

No obstante las continuas solicitudes de las autoridades de La Habana para que se esclarezca esa acción castrense y se juzgue como merece a su autor, la Casa Blanca mantiene absoluto silencio al respecto, lo que la hace cómplice una vez más del terrorismo que desde hace 60 años alimenta hacia Cuba.

La lista de acciones subversivas violentas desde y en territorio estadounidense contra la mayor de la Antillas es interminable.

Recordemos la fracasada invasión de mercenarios por Playa Girón (Bahía de Cochinos), en 1961, la explosión intencionada del barco La Coubre en el puerto habanero, en 1960, y los secuestros y ataques con artefactos explosivos a diplomáticos en varias capitales, que terminaron con la vida de cientos de cubanos.

No se pueden olvidar, entre tantos hechos criminales, los más de 600 intentos de asesinatos del líder histórico de su Revolución, Fidel Castro, y los atentados con bombas en hoteles y restaurantes de La Habana en 1997, con saldo de un joven italiano fallecido, numerosos heridos y grandes daños materiales.

A pesar de esa permanente agresividad alentada y pagada por Washington, Cuba ha cooperado en reiteradas ocasiones con EE.UU., en la lucha frente al terrorismo, y lo saben muy bien sus servicios especiales de inteligencia, entre ellos la CIA.

La nación caribeña siempre ha rechazado y condenado todas las formas de terrorismo, incluyendo el de Estado, y un ejemplo de ello fue el haber sido uno de los primeros países en hacerlo cuando el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.

En todos los escenarios internacionales ha reiterado además que el terrorismo sigue siendo un grave desafío para la comunidad internacional, y no podrá erradicarse mientras prevalezcan dobles raseros, manipulaciones, selectividad y oportunismos políticos para hacerle frente.