El foro organizado por El País no es más que una servil plataforma propagandística, un altavoz en defensa de una amalgama de promotores y financieros que pretenden adueñarse de más de tres millones de metros cuadrados en la zona norte de la ciudad. Quan creus que ja s’acaba, torna a començar Raimon Leo en El País […]
El foro organizado por El País no es más que una servil plataforma propagandística, un altavoz en defensa de una amalgama de promotores y financieros que pretenden adueñarse de más de tres millones de metros cuadrados en la zona norte de la ciudad.
Quan creus que ja s’acaba,
torna a començar
Raimon
Leo en El País del 17 de abril un amplio reportaje sobre el foro Urbanismo sostenible, «organizado por El País y patrocinado por Distrito Castellana Norte y el BBVA, en el que arquitectos, urbanistas, empresas y representantes de diferentes instituciones arroparon el proyecto y aprovecharon para analizar cómo serán las ciudades del futuro». Y contemplo asombrado las infografías ostentosas e incultas, infantiloides, que se extienden sobre dos páginas del periódico anunciando un nuevo ‘skyline’ de Madrid que «dará a la ciudad un distrito de negocios a la altura de las principales capitales europeas».
Antonio Béjar, presidente de Distrito Castellana Norte, no canta como Raimon, pero dolorido porque su proyecto «siga bloqueado por el ayuntamiento de Manuela Carmena«, declama que «el proyecto está más vivo que nunca, nunca estuvo más cerca el comienzo de las obras. Está pendiente exclusivamente de elevarlo a pleno para su aprobación definitiva y comenzará la transformación del norte de Madrid».
Un claro mensaje con el que mantener vivo el afán de lucro de sus posibles clientes, engañar a los madrileños y presionar al actual gobierno municipal. Un intento de revivir un muerto cuando hasta el mismo representante del PP en el ayuntamiento José Luis Martínez Almeida, en el debate celebrado en el Círculo de Bellas Artes convocado por el Club de Debates Urbanos, reconocía públicamente que la Operación Chamartín «ha sido declarada muerta» por el actual gobierno municipal y así hay que aceptarlo, para pedir a continuación que no se sigan convocando mesas de participación o mesas técnicas para repetir en cada una de ellas «una autopsia sobre un cadáver que nadie espera que resucite». Tras el acto, manifesté mi coincidencia y mi felicitación por tan clara exposición. Y hoy me atrevo a proponer que amortajemos y enterremos este cadáver antes de que se pudra e infecte el aire de Madrid.
Pero volvamos al foro que nos ocupa. Si nos fijamos en los nombres de los que han participado en este debate, descubriremos que todos ellos están vinculados de una forma u otra al bloque inmobiliario, incluyendo a propietarios de suelo, promotores, arquitectos y, sobre todo, a financieros. Vinculación que puede condicionar sus opiniones y sus valoraciones, más ligadas a los intereses empresariales que al bien de la ciudad, a pesar de alguna frase en la que se afirma que «esta actuación es mucho más que un nuevo distrito de negocios con seis torres». Seguramente por esto una de estas seis torres, vecinas de las cuatro levantadas sobre los terrenos del Real Madrid, pretenda ser la más alta de Europa, con setenta plantas.
Como no podía faltar en un buen marketing, la deriva privatista de todo este acto de propaganda ha querido camuflarse bajo el paraguas de nombres con prestigio internacional. Para ello han traído a Madrid a personas como Martha Thorne, decana de IE School of Architecture and Design, y a Carmen Sánchez-Miranda, jefa de la oficina de ONU-Habitat en España, utilizadas en un intento de dignificar este acto promocional, manipulando sus discursos mediante la zafia técnica de extraer del contexto de los mismos las frases favorables para los intereses defendidos en este lamentable foro.
Al mismo tiempo, resulta extraño y decepcionante que un periódico como El País, que nació en momentos difíciles de la transición y se definió como progresista e incluso de izquierdas, y que así fue tan bien acogido por parte de la ciudadanía, entre la que me encuentro, pueda haber olvidado invitar a este debate a representantes de las distintas sensibilidades políticas, a los sindicatos, a los movimientos ciudadanos, a ecologistas, etcétera… y, sobre todo, haya borrado de la lista de los posibles participantes a los responsables municipales, empezando por los que están al frente de los distritos limítrofes.
Quizá porque este foro no era un debate sobre el futuro de Chamartín, y menos del futuro de Madrid, bajo la óptica de un urbanismo sostenible, sino una servil plataforma propagandística, un altavoz en defensa de una amalgama de promotores y financieros que, en última instancia, pretenden adueñarse de más de tres millones de metros cuadrados en la zona norte de la ciudad, para poder desarrollar en ellos, durante veinte años, sus negocios dando cobijo a los fondos de inversión (vengan de Panamá o de Leganés) que gestione el BBVA. Un cortijo privado, acotado y avalado por los poderes públicos, dóciles al mandato del mercado. Algo que ya no va a ocurrir al menos en el futuro inmediato. Así lo espero.
No más debates. No más foros. No más mesas de participación. No más autopsias. Dejemos que los muertos entierren a sus muertos (Lucas 9, 60).