La pandemia de la COVID-19 ha removido todas las bases sociales de los países y ninguna de sus estructuras, en que se incluyen desde los gobiernos hasta sus ciudadanos, han estado exentas de los impactos y de las respuestas concomitantes con su mayor o menor protagonismo y sus inevitables consecuencias e inconsecuencias según la actitud y actuación de todos esos componentes sociales, que, por supuesto, abarcan el conjunto de los países del mundo y a las organizaciones internacionales como la ONU y sus órganos correspondientes.
El martes 22 de septiembre de 2020, en el 75 Periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el Presidente de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó una idea válida para la reflexión.
“Siempre, la fuerza de la verdad echará por tierra las mentiras y la historia colocará los hechos y a los protagonistas en su lugar. El ejemplo de Cuba prevalecerá”.
Las anteriores ideas no son ajenas al tópico central que se aborda en este artículo, sino que sirven de introito, porque la Academia de Ciencias de Cuba junto con un numeroso grupo de instituciones científicas creadas por la Revolución Cubana representan a miles de científicos de distintas jerarquías después que se cumpliera aquel sueño e idea de Fidel cuando expresó: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando.”
En reciente Editorial de la revista Anales correspondiente al Volumen 10, número 3 (2020), su Director y Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, Dr. Cs. Luís C. Velásquez Pérez, enfatizaba el papel de la institución máxima en el enfrentamiento de la COVID-19, del cual reflejaré algunos elementos esenciales.
Además de referirse al balance mundial y nacional de la pandemia hasta el periodo que analiza, y muy cambiante como se conoce, resalta la preparación temprana del país en la materia y el trabajo acelerado con la participación inter y multidisplinaria, así como el papel integrador de los ministerios, universidades y centros de investigación, y el papel protagónico de aquellos que por sus funciones tuvieron mayor relevancia.
Enfatiza en el rol integrador de la Academia como representante de la comunidad científica nacional, con el desarrollo de un grupo de acciones significativas para dar cumplimiento a sus funciones de promover actividades que estimularan las relaciones interdisciplinarias, fortalecer los vínculos interacadémicos entre las diferentes organizaciones, desarrollar sesiones científicas de intercambio entre profesionales de especialidades afines, entre otros aspectos, así como contribuir a la difusión del trabajo de los científicos del país a escala internacional.
También señala una nueva medida innovadora que ha sido la creación de filiales que incluyen a unas 10 provincias del país y que ha permitido multiplicar el trabajo de la Academia de Ciencias de Cuba mediante una participación multidisciplinaria, inclusiva e integradora a nivel del país, y establecer un vínculo profundo y objetivo con la base.
En fin que las acciones de la Academia de Ciencias de Cuba en el enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 han tenido diversos alcances: a nivel de la base, a nivel nacional y a nivel internacional.
Todo esto en forma pormenorizada es abordado por el académico, de modo que se evidencia la integración de factores y resultados que permiten valorar el potencial y los resultados de Cuba en el periodo de lucha contra la pandemia.
Para una mayor información a los lectores sobre antecedentes y misiones de la Academia, enfatizo que,la Academia de Ciencias de Cuba es la Institución oficial del Estado cubano, de carácter nacional, independiente y consultivo en materia de Ciencia, y está adscripta al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Cuenta con un Secretariado profesional que auxilia a los Órganos de Gobierno de la institución en el desempeño de sus labores.
La Academia, a lo largo de su historia, ha adoptado diversas formas organizativas de acuerdo a las condiciones del entorno en que ha desarrollado su actividad. La primera Academia de Ciencias se fundó, después de muchos años de gestiones con la corona española, el 19 de mayo de 1861 con el nombre de Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Con posterioridad a la instauración de la República en 1902, la institución continuó con la misma estructura y organización perdiendo en su nombre el adjetivo «Real».
El sabio cubano Dr. Carlos J. Finlay, el 14 de agosto de 1881, presentó en el seno de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana su trabajo “El Mosquito, hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla”, en el que expuso su descubrimiento científico, que revolucionó finalmente el conocimiento sobre la epidemiología de esta enfermedad en el mundo.
Un hecho histórico más reciente sobre su composición y misiones, se estableció en abril de 1996, por el Decreto-Ley 163, que definió que está integrada por científicos de relevantes méritos, representantes a título personal, con carácter honorario y en condición de académicos de la comunidad científica nacional, se establece en su carácter actual con los objetivos principales de contribuir al desarrollo de la ciencia cubana y a la divulgación de los avances científicos nacionales y universales, prestigiar la investigación científica de excelencia en el país, elevar la ética profesional y la valoración social de la ciencia, así como estrechar los vínculos de los científicos y sus organizaciones entre sí, con la sociedad y con el resto del mundo.
En lo referente a la revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba, con creciente reconocimiento nacional y mundial, vale señalar que es una publicación científica multidisciplinaria, en acceso abierto, que es publicada por la Academia de Ciencias de Cuba y financiada completamente por sus editores y sin cargos de procesamiento para los autores. Fue fundada en 1864 y en la actualidad aspira a convertirse cada vez más en una revista que refleja todas las ramas de las ciencias así como la cultura científica nacional. Es de libre acceso y opera con Licencia Creative Commons
En los últimos tiempos, en consonancia con la importancia que ha tenido la pandemia de la COVID-19, la revista ha dado una prioridad fundamental al tema con artículos de enfoques variados de gran interés para la comunidad científica nacional e internacional.
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa en Ciencias Médicas. Profesor Titular, Consultante y Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.