Tan escasa como interesante es la información que preservamos sobre la participación del pueblo gitano durante la Guerra Civil, debido a la actitud apolítica que en su mayoría decidieron tomar
Después de más de 500 años en territorio ibérico, la participación del pueblo gitano en los diferentes sucesos acaecidos durante ese período de tiempo continúa siendo una verdadera incógnita. Pese a la cantidad de textos, memorias, películas y diferentes documentos sobre el conflicto civil sucedido en España durante los años 1936-39, es todo un reto encontrar testimonios fiables sobre la implicación que pudieron tener.
Debido al contexto socio-cultural relacionado con el pueblo gitano, su incursión en el conflicto bélico se antojaba desde el inicio meramente testimonial. Existía una desconfianza generalizada con relación a ellos, que junto a la fama de robar ganado, provocó que durante el conflicto fueran perseguidos tanto por el bando republicano como por el nacional. Sirva de ejemplificación el suceso llevado a cabo el 26 de febrero de 1939, cuando dos soldados pastores dispararon con su fusil contra dos gitanos nómadas, totalmente desarmados. La razón fue sencilla, parecían tener intención de robar parte de su ganado.
Sirva este caso para comprender la marginación social a la que estaban sometidos los pertenecientes a la etnia gitana. Por ello, no es de extrañar que la gran mayoría decidieran mantenerse al margen del conflicto, respetando la tradición apolítica llevada a cabo por sus antepasados durante los siglos anteriores. Aunque como es común en los conflictos, son varias las excepciones. Y en este caso fueron relativamente importantes las incursiones de individuos de raza gitana en ambos bandos, especialmente en el republicano.
Destaca por encima de todos el caso del artista Helios Gómez, de pensamiento anarcosindicalista. Nacido en Sevilla en el año 1905, tiene que exiliarse durante la dictadura de Primo de Rivera. Volviendo a España en el año 1930 cuando esta finaliza, desvinculándose de momento del movimiento anarquista para pasar a formar parte del PCE. Pero como es común en todo comunista con pasado anarquista, tal y como resalta Abel Paz en varias de sus obras, su formación libertaria les impedía aceptar los dogmas y la disciplina del partido. Algo parecido le debió ocurrir a Helios, que por discrepancias ideológicas se enfrenta y dispara al capitán estalinista Arjona, por lo que es expulsado y perseguido desde el partido, acusado de trotskista. Por ello vuelve a la CNT en 1938, donde lo esconden y ofrecen batallar de nuevo. Siendo asesinado por la represión franquista en el año 1956 por sus actividades revolucionarias y antifranquistas, dando nombre en una de las muchas prisiones en las que estuvo a la Capilla Gitana.
No es de obviar la vida del recientemente beatificado por Juan Pablo II, el archiconocido gitano Ceferino Giménez Malla, más conocido como «El Péle». Considerado por muchos como un astuto comerciante, que hizo fortuna durante la I Guerra Mundial, aunque a menudo acusado de robo. Ferviente creyente católico, intervino en la Guerra Civil de manera indirecta, aunque su recuerdo está estrechamente relacionado con el conflicto, pues fue fusilado por el bando republicano debido a su negativa de renunciar a la religión católica, según fuentes episcopales. Aunque son variadas las hipótesis sobre la verdadera razón de su muerte, posiblemente relacionada con el arresto de un sacerdote relacionado con el bando sublevado.
Mención aparte merece el caso del secretario general de la CNT desde el año 1936 hasta el 1939, el joven Mariano Rodríguez «Marianet». Desempeñando con sólo 27 años importantes labores para el anarcosindicalismo, y siendo recordado como figura clave de la resistencia anarquista en los campos franceses, donde fallece ahogado en un río cercano a éstos. Accedió al pensamiento ácrata en prisión, debido a su faceta delictiva antes de conocer dichos ideales, que cambiaron su vida de manera decisiva.
Por último, y casi como anécdota, debe mencionarse el caso de José Palma León «Osolito», un afamado deportista republicano de etnia gitana, que días antes de las Olimpiadas Populares y debido a la sublevación militar, decide alistarse en las milicias para combatir por «la libertad del pueblo», como él mismo dijo.
Después de estos breves recordatorios de individuos de etnia gitana estrictamente relacionados con el conflicto, es necesario realizar un análisis global de su participación en dicho conflicto, pues pese a ser una pequeña punta de un gran iceberg, una cara tan desconocida como ésta merece ser estudiada a fondo, para una verídica interpretación de la situación del pueblo gitano en la actualidad. Por ello, debe ser conocida la habitual confusión entre los maquis republicanos y los gitanos nómadas, que debido a la confusión eran fusilados en nombre del franquismo. Fueron castigados con dureza por su pensamiento apolítico, y severamente castigados durante la posguerra por su creciente desprestigio social.
Fueron, al fin y al cabo, víctimas del genocidio fascista que asoló España entre los años 1936-39. No era republicanos concienciados en su mayoría, pero pagaron su deslealtad al régimen de manera eficaz.
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