Canarias es conocida por la bondad de su clima, a pesar de que Coalición Canaria y sus adláteres lo nieguen una y otra vez cuando salen a la caza de subvenciones europeas a la dichosa ultraperificidad. Los alisios, suave brisa atlántica que empapa los montes de laurisilva, colaboran a que las temperaturas se mantengan moderadas, […]
Canarias es conocida por la bondad de su clima, a pesar de que Coalición Canaria y sus adláteres lo nieguen una y otra vez cuando salen a la caza de subvenciones europeas a la dichosa ultraperificidad. Los alisios, suave brisa atlántica que empapa los montes de laurisilva, colaboran a que las temperaturas se mantengan moderadas, sin apenas variaciones estacionales, con un sol -«Tenerife tiene seguro de sol»- que no quema pero broncea a los naturales y a los millones de sonrosados europeos que las visitan cada año.
Sin embargo, y no por efecto del temible cambio climático, el Parlamento de Canarias alcanzó, el pasado 10 de octubre, una temperatura (451º F) capaz de inflamar el papel de los libros hasta hacerlo arder: los ppfascistas canarios, en campaña y disparando a todo lo se que menea, presentaban una incendiaria pregunta al Gobierno sobre algunos apuntes relacionados con Canarias y la crisis de los ochenta recogidos en un «libro de texto» (sic) de la asignatura Educación para la Ciudadanía. Aunque no lo niegan, les irrita que se recuerde cómo en aquellos años se tiraban por los barrancos miles de toneladas de plátanos y tomates, o cómo el paro generado por el cierre de empresas creaba tal desesperanza en los jóvenes que muchos de ellos acabaron enganchados a las drogas. A pesar de que las cabras nunca estuvieron tan bien alimentadas ni de que nunca ha habido tantas muertes por sobredosis en los barrios populares, les parece deplorable -es lo que tiene la mala conciencia- que ahora se vaya pregonando por ahí.
Qué dirían o, peor aún, qué harían si los autores de este libro -los hermanos Carlos y Pedro Fernández Liria y Luis Alegre- hubieran publicado que después de treinta años de gobierno de Coalición Canaria y el PP porque, también en Canarias, siempre gobierna aunque pierda la elecciones, como dice Javier Ortiz, de miles de millones de euros en subvenciones y ayudas estatales y europeas, los canarios soportan los peores niveles del estado en la calidad de la sanidad, la educación, la vivienda; que el paro, la precariedad y la siniestralidad laboral superan en mucho la media estatal, que los sueldos son los más bajos y el IPC todo lo contrario, que se mendiga en Europa y España mientras a los empresarios se les exime el pago de miles de millones en su obligaciones fiscales (RIC), que la vida democrática se reduce al sainete electoral o que la corrupción se ha instalado aquí para quedarse – Icfem, Faycan, Las Teresitas y Zerolo, Zerolo y la marina de forum Filatélico, Amorós y Adán Martín, Eolo y los hermanos Soria-. Seguramente se entregarían al vituperio y luego intentarían joderles la vida como hicieron con Ramón Pérez Almodóvar y Pepe Castellano, autores del Paraíso según Adán (Martín).
En manos de quién estamos. Milagros Luis Brito -Consejera de Educación, Cultura y Deportes-, encorajinada y contagiada de aquel ardor contestó al PP: «Pediremos a la alta inspección del Estado que se modifique este texto». ¡Viva la libertad de expresión! A pesar de que el libro no es ningún manual, ni aparece en ningún plan de estudios, y ni mucho menos es un libro de texto de Educación para la Ciudadanía, asignatura que encima no se imparte en Canarias, la consejera lo ha mandado a la hoguera quizás abducida, como toda CC, por el fundamentalismo del PP. No es descabellado pensar que cuando no puedan acallar a la disidencia con las sutiles técnicas de la censura «democrática» -se permite escribir, decir, filmar, pero no se publica, no se financia, no se distribuye, no se difunde, se silencia todo- estos modernos torquemadas serían capaces de imitar lo que hicieron los nazis la noche del 10 de octubre de 1933 y repitieron los militares argentinos en agosto de 1980 en Sarandí, quemar los libros; y ya se sabe, «se empieza quemando libros …»
Y es que al PP y CC la pertenencia de clase los hace cómplices en el Gobierno de Canarias; además, el común origen franquista de sus más ilustres militantes los obliga a imponer la desmemoria y la ignorancia, reinventar la historia, manipularla… contra la verdad histórica, su catecismo político. Ángel Llanos (PP), alcalde de facto de S/C de Tenerife por la dejación de funciones del imputado Miguel Zerolo, siempre lo tuvo claro: «Aplicaremos los principios y valores del humanismo cristiano de tradición occidental». «No toleraré la inmigración irregular, ni la aparición de guetos, ni tampoco la multiculturalidad…», advertía mirando al horizonte, que el inmigrante que decide venir deberá hacerlo cumpliendo la Ley y respetando las tradiciones de los canarios y del resto de los españoles ¡Faltaría más! Todo en pro de una mejor convivencia. Para acabar con la indisciplina en la escuela agita la varita mágica de la mano dura: «Yo haré que los niños vuelvan a levantarse cuando entre el maestro». Con este ideario no es de extrañar que Rajoy le encargara organizar en Tenerife el homenaje a su enseña nacional; a ver si nos enteramos de una vez que es de «bien nacidos» reconocer que la bandera bicolor «procura bienestar, confianza y seguridad, y es garantía de convivencia pacífica», sensaciones tan placenteras, tan genuinamente españolas, claman henchidos de patria sus pechos rojigualdas, que ninguna otra es capaz de proporcionar, y mucho menos la tricolor republicana.
Con este manual sacado del mismísimo infiernillo de la Faes no se necesitaría estudiar nada más, nadaríamos en la ignorancia, nos tendrían como siempre nos han querido tener, sumisos y sojuzgados. Aznar y Franco siempre presentes en sus proyectos de futuro.