El 9 de abril, cuando se cumplieron 30 años de la legalización del Partido Comunista de España, el secretario General del PCE, Paco Frutos y el Presidente Ejecutivo del Comité Federal del PCE, Felipe Alcaraz, recordaron, en rueda de prensa, que «pese a lo que los principales medios de comunicación», TVE incluida, «intenten darnos por […]
El 9 de abril, cuando se cumplieron 30 años de la legalización del Partido Comunista de España, el secretario General del PCE, Paco Frutos y el Presidente Ejecutivo del Comité Federal del PCE, Felipe Alcaraz, recordaron, en rueda de prensa, que «pese a lo que los principales medios de comunicación», TVE incluida, «intenten darnos por muertos, el PCE está vivo y seguirá luchando con todas sus fuerzas». Es más, el 65% de las candidaturas de Izquierda Unida para las próximas elecciones municipales y autonómicas son comunistas. Otra prueba de su empeño por seguir luchando con todas sus fuerzas es que el PCE sigue abriendo sedes en España y, como dice Frutos, «si no hubiera actividad no habría que inaugurarlas, sino cerrarlas».
Los dos dirigentes del PCE también recordaron que cuando el gobierno de Suárez legalizó el PCE en 1977, el PCE ya se había legalizado en la sociedad y que la historia de este país no podría entenderse sin el Partido Comunista de España, al que por entonces se llamaba simplemente «el Partido», ya que era el único que mantuvo constante su lucha contra la dictadura y el franquismo. Por eso hay que conectar la legalidad actual con la de la II República y recordar a todos esos luchadores que se jugaron la vida, y muchas veces la perdieron, por restablecer la libertad sesgada por el golpe fascista de 1936 que este país aún no se ha atrevido a condenar, aunque sí lo condenó Naciones Unidas. Muchos de aquellos defensores de los valores democráticos de la II República, alrededor de 35.000, aún permanecen sepultados en fosas comunes de las cunetas y las tapias de los cementerios, y por eso se les rinde homenaje en esta celebración de la legalización, que coincide con la tramitación de una Ley de la Memoria insuficiente, que en palabras de Felipe Alcaraz «reedita de nuevo el pacto de silencio de la transición».
Paco Frutos también recordó a todos los que lucharon en la historia del Partido, aclarando que «hay un pasado, pero tenemos un presente y propuestas de futuro». Y en esas propuestas, el Partido continúa defendiendo un programa de izquierdas basado en el empleo, la salud, la enseñanza, el federalismo en sentido republicano y en la paz. «Defendemos un programa político centrado en las necesidades de la gente de hoy y no en la endogamia política en la que vive el país, hablando siempre de lo mismo, y no de lo que realmente afecta al ciudadano», y este apartado, los dos dirigentes se refirieron a la política de impuestos regresiva, a la Ley de Reforma Laboral votada por el PP, lo mismo que la Ley de Dependencia que ni es pública ni universal. Felipe Alcaraz, por su parte, subrayó todos los parámetros estadísticos de identifican nuestra realidad económica con uno de los capitalismos más duros de Europa, y que se materializa en un descenso de los salarios, en un índice de precariedad que supera el 33%, frente a la media europea del 12%, unos beneficios empresariales muy superiores a otros europeos, una siniestralidad laboral que sigue en aumento (aunque se haga trampa descontando los accidentes en itinerario), donde España es, proporcionalmente, el segundo país del mundo que más presupuesto destina a gastos militares y donde el crecimiento económico se sustenta en los cuatro pilares de la corrupción, la precariedad, la subcontratación y la inmigración sumergida.
Por todo eso el PCE sigue existiendo y luchando con un espíritu de refortalecimiento, en «la salida de la segunda clandestinidad», como la llama Felipe Alcaraz, que salió del XVII Congreso del PCE de junio de 2005, corrigiendo los errores cometidos en el XIII Congreso donde el PCE retrocedió en favor de Izquierda Unida. La historia demostró que ese no era el camino acertado. «No estamos contra el IU; somos parte de IU, pero se ha visto que si el PCE está débil, IU está más débil todavía». Y «lo que hace falta», insistió una vez más Paco Frutos, «es que Izquierda Unida tenga su propio perfil e independencia para remontar la situación actual».