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Reseña de El hijo del futbolista

El pensamiento nunca debe conformarse con lo fácil

Fuentes: Rebelión

Aristófanes en su obra «Las nubes» cuenta como un padre ve a su hijo adolescente: vago, despreocupado, riéndose de las normas, desaliñado, y esperando que se lo den todo. Una visión desde fuera, enemiga de los jóvenes de la clase trabajadora, y, tópica, cuyo dueño es incapaz de ver, además de presentar su cara más […]

Aristófanes en su obra «Las nubes» cuenta como un padre ve a su hijo adolescente: vago, despreocupado, riéndose de las normas, desaliñado, y esperando que se lo den todo. Una visión desde fuera, enemiga de los jóvenes de la clase trabajadora, y, tópica, cuyo dueño es incapaz de ver, además de presentar su cara más reaccionaria. Solo pensar en el 15M, a no ser que estemos muertos o seamos sectarios hasta la médula, que vendría a ser lo mismo, tendríamos una buena prueba del valor de los jóvenes ante un mundo en plena decadencia. Si los jóvenes no siguen la demagogia y vida de leguleyo del corbatista que sentencia desde la cúpula de poder en representación política, es que hay algo distinto, es que participan de un corazón honesto, una conciencia limpia y crítica.

«El hijo del futbolista», de Coradino Vega, es una novela donde se hace un chequeo a esa edad-situación. Mientras el protagonista se fija en sus padres, conoce su historia, y se pregunta sobre la actitud que mantienen ante los acontecimientos, va surgiendo la vida del abuelo, que a su vez contiene la historia general de los trabajadores de la mina de Río Tinto, sus luchas, la explotación patronal, y el renombre alcanzado por el propietario. Las contradicciones en la realidad laboral y social cuestionaron e impidieron las aspiraciones de los padres de ese joven cuando tenían que decidir el camino a tomar, ser más libres o quedar sometidos como su antecesor. Los padres del joven le salen al paso tras leer un artículo que ha escrito denunciando lo que sucedió a la generación minera; el escrito es una acusación histórica contra los patronos, lo que hace volver el temor de los progenitores a la represión.

Hacer frente a las contradicciones da la posibilidad de conocer y abrir el principio de un camino que los propietarios de todas las minas boicotean. El protagonista, que se guiaba por la voz de su padre, se acerca a los libros para saber sobre la explotación de aquella mina por los capitalistas ingleses, y se sorprende al comprobar que lo leído esta sintetizado en las pintadas que hay en los muros: «La mina para quien la trabaja». «Cien años de miedo, cien años de culpa». Tras esto aprenderá a conducirse en el conocimiento de la historia de la explotación, «… a los que se ponían en huelga los llamaban «fugitivos», fijaos bien, como si fueran ladrones, un derecho convertido en delito… La Compañía daba parte a la guardia civil y se ponían a buscarlos», y luego las torturas.

Pero el conocimiento de la historia se entrelaza con las vivencias de la edad, amigos, novias, vida familiar, fútbol, que se sitúa en paralelo, el equipo del pueblo y el mantenimiento del padre como entrenador, con el aprendizaje aun inocente y el cuestionamiento personal ante las decisiones a tomar. La relación con la novia como proyección de futuro le exige el primer paso a dar; ante cada conflicto a resolver, pasar del pensamiento al hecho, «la distancia que media ante el deseo y la acción adopta la forma de una pesadumbre…» Y su artículo crítico hacia los explotadores hacer recordar a sus padres la vida de la familia trufada de peligros y miedos, y de observaciones que proyecta la experiencia: «El pensamiento nunca debe conformarse con lo fácil», y a eso suma un obstáculo que un profesor le indica que debe vencer y lo hace tomando a Chejov como autor: «¿Sabes qué decía Chejov … Que le costaba exprimir el siervo obediente que llevaba dentro»; y otro empuje más: «Ten cuidado con la responsabilidad. No dejes que se convierta en una carga. Te condicionará la vida.»

Todo él, joven, está por hacerse, se va a ir lejos y necesitará grandes dosis de energía y capacidad de análisis.

Cierre el libro y piense en la primera frase: «Oye la voz de su padre y apenas puede verle cegado por el sol.» Los jóvenes de familias trabajadoras no son lo que dicen los tópicos.

Título: El hijo del futbolista.

Autor: Coradino Vega.

Editorial: Caballo de Troya.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.