¿Qué es el Plan Bolonia?¿Hasta qué punto conocen los estudiantes el tema?¿Qué repercusiones prácticas tendrá en los estudios para un/una estudiante que sea hijo de trabajadores?¿Qué respuesta están dando los sectores más concienciados del estudiantado? son algunas de las preguntas planteadas Manuel Muñoz Navarrete, estudiante y colaborador de medios alternativos de comunicación. ¿Qué es el […]
¿Qué es el Plan Bolonia?¿Hasta qué punto conocen los estudiantes el tema?¿Qué repercusiones prácticas tendrá en los estudios para un/una estudiante que sea hijo de trabajadores?¿Qué respuesta están dando los sectores más concienciados del estudiantado? son algunas de las preguntas planteadas Manuel Muñoz Navarrete, estudiante y colaborador de medios alternativos de comunicación.
¿Qué es el Plan Bolonia?
Pues se ha venido llamando así al proceso de privatización de la universidad en Europa. En realidad, es un nombre engañoso. La famosa declaración de los ministros europeos en Bolonia no decía gran cosa. Hablaba en términos muy generales, como las siguientes declaraciones de Praga, Berlín o Bergen. El problema es que la vida real no se administra con declaraciones, sino con leyes. Paralelamente, la Comisión Europea, que es la máxima autoridad ejecutiva de la Unión Europea, ha publicado acuerdos recomendando a los gobiernos que fomenten la inversión empresarial en la universidad pública, que concentren la financiación en ámbitos rentables y que creen becas-préstamos, entre otras cosas. ¿Hasta qué punto conocen los estudiantes el tema? Existe todavía una gran desinformación. Nuestra lucha es precisamente contra eso, porque estamos seguros de que, como pasa con tantas otras cosas, si la gente supiera la verdad, estallaría. Mucha gente tiene miedo a hablar de privatización, algunos se inventan extrañas palabras para referirse a lo que estamos viviendo. Creen que un servicio sólo puede ser o público o privado. La realidad dice a gritos otra cosa. En nuestras universidades, la copistería, la seguridad o la limpieza ya son privadas. No son del Estado, sino servicios subcontratados. Nuestra universidad ya es semi-privada, y la palabra privatización, dicha así, señala justamente un proceso. Bolonia aumenta el grado de privatización de la universidad: técnicas de gestión privadas, financiación competitiva, préstamos bancarios a devolver, cátedras-empresa… Incluso existen universidades privadas y concertadas. La gente no lo sabía, o le costaba creerlo, pero los nuevos Grados estarán implantados dentro de dos años, y ya empezamos a verlos venir. Yo siempre les digo que no tienen más que entrar en la página web de la Comisión Europea, o en la del BOE para comprobar que no exageramos ni un pelo.
¿Qué repercusiones prácticas tendrá en los estudios para un/una estudiante que sea hijo de trabajadores?
Pues para empezar impedirá compatibilizar los estudios con el trabajo, al aumentarse por un lado la carga lectiva del estudiante a base de trabajos y seminarios, y establecerse por el otro la asistencia obligatoria a clase. Esto lo saben bien los compañeros que estudian en la Autónoma de Barcelona, puntera en la aplicación de Bolonia. No tienen tiempo de nada. Aparte, Bolonia supone también una pérdida de atribuciones profesionales para los graduados. Un licenciado en Derecho podía ejercer como abogado. Un graduado en Derecho, no podrá hacerlo. Esto lo pone en el propio Libro Blanco de Derecho. Para ejercer, tendrá que costearse un Master. Estos Master son muy caros, y la mayoría no están becados. Otra consecuencia será un aumento de las tasas. Este curso, la Conferencia General de Política Universitaria ha marcado una subida de entre el 8’2 y el 4’2% en los precios de las matrículas. Algunas de nuestras universidades se jactan de lo progresistas que son por subir los precios sólo un 4’2%. Es irónico. Por último, está la cuestión de las becas. La aparición de ese engendro llamado becas-préstamo es para asustarse. En Inglaterra, acabaron por sustituir a las becas. En la universidad en la que yo estudio, el número de becas concedidas ha bajado un 25% en los últimos años. ¿Qué respuesta están dando los sectores más concienciados del estudiantado?
Hemos creado grupos de trabajo en defensa de la universidad pública. La verdad es que han funcionado muy bien, hemos organizado parones académicos, manifestaciones y reparto de panfletos, y le hemos dado prioridad a presentarnos a las elecciones de los órganos de representación estudiantil. Utilizamos los medios y presupuestos de estos órganos para defender nuestra universidad de este ataque, aunque los decanos han intentado colocar en estos puestos a estudiantes vendidos que apagan el fuego a cambio de promoción social o laboral. El caso más evidente se dio aquí en Filología, con el delegado anterior, Cristóbal Álvarez. Se nota que para las autoridades empezamos a ser preocupantes, porque este año ya ha habido multas, expedientes y hasta palos contra nosotros.
¿Cómo calificarías la actuación de este gobierno de Zapatero con respecto a Bolonia?
Pues yo diría que es coherente con el resto de su política, que se basa en defender los intereses de la clase dominante. Si olvidamos los eslóganes y nos vamos a los hechos políticos y económicos, vemos la Reforma Laboral, las tropas en Afganistán, los partidos ilegalizados, la eliminación del impuesto sobre patrimonios… En materia universitaria, el PSOE había prometido derogar la LOU, todo el mundo lo recordará. Mentira. Después de ganar las elecciones, reformaron aspectos secundarios. Pero dejaron en pie las bases de la nefasta política universitaria de Aznar, que en realidad no era de Aznar sino de la Unión Europea, empezando por los Consejos Sociales y la ANECA. Estos dos órganos, creados por la LOU, tienen importantes responsabilidades en materias de financiación y gestión universitaria. En estos órganos las empresas están representadas directamente. Cualquiera puede entrar en la página web de los Consejos Sociales de cada universidad y de la ANECA de cada comunidad autónoma para comprobarlo. Aparte, el PSOE ha aprobado ya varios Reales Decretos que bajan a tierra el Plan Bolonia, dándole rango de ley. Y hace poco nombraron una nueva ministra, que a partir de ahora será la encargada de temas universitarios. Se trata de una importante directiva de la CEOE, Cristina Garmendia. Increíble. O peor, creíble.
¿Cómo ha tratado el tema la prensa (Falsimedia y la prensa de izquierda)?
Falsimedia no lo trata. Silencian manifestaciones de miles de estudiantes. Cuando no tiene más remedio que mencionarnos, dicen que somos unos violentos o chorradas así. La prensa alternativa ahora está empezando a darle a esto la importancia que tiene, y estamos muy contentos por ello.
¿Qué sectores de izquierda se han encontrado en la calle manifestándose en contra?
Pues sobre todo la izquierda extraparlamentaria. También hemos visto a gente del mismo partido que votó sí a la reforma de la LOU en el parlamento, y para ser claro diré que me refiero a Izquierda Unida. Ahora vienen a hacerse la foto. Una contradicción más, pero bueno. Y hay otros que no son estudiantes pero vienen a los grupos a intentar captar gente para su colectivo. Además hay quien quiere sustituir los grupos de trabajo por sindicatos rojos con cuatro nostálgicos de los tiempos del padrecito y demás. No tiene mayor interés. Lo más importante es que este año hemos visto a muchos estudiantes de base, que no saben si son de izquierdas o de derechas pero reaccionan instintivamente ante esta contrarreforma universitaria. En realidad, son de izquierdas sin saberlo, porque esta lucha tiene en sí misma un contenido de izquierdas bastante evidente. La derecha defiende las teorías neoliberales de que el sector público distorsiona la economía. Es la izquierda la que defiende lo público.
¿Cuales son las próximas movilizaciones?
Estamos intentando coordinar una manifestación a nivel estatal para la semana del 13 de noviembre. Esto se decidió en un encuentro estatal de estudiantes contra Bolonia celebrado en abril en Sevilla. Vino gente de muchos sitios, lo que nos dio ánimos para continuar adelante. En realidad es la educación de nuestros hijos lo que está en juego. Puede sonar a demagogia, pero lo triste es que la demagogia sea cierta o hasta se quede corta por culpa de estos cabrones. Debemos mirar por la próxima generación de estudiantes y atacar a los que planean vender la universidad por 30 monedas de plata.