El partido conservador que sostuvo los dos gobiernos de José María Aznar quiere ahora llamar a consultas a los españoles. Las mayores movilizaciones sociales de la historia reciente de España fueron la respuesta de los ciudadanos españoles al envío de tropas al Iraq ocupado. Todas las encuestas que se realizaron en aquellos días, hasta las […]
El partido conservador que sostuvo los dos gobiernos de José María Aznar quiere ahora llamar a consultas a los españoles. Las mayores movilizaciones sociales de la historia reciente de España fueron la respuesta de los ciudadanos españoles al envío de tropas al Iraq ocupado. Todas las encuestas que se realizaron en aquellos días, hasta las de los medios más afines, señalaban que, al menos, el 85% de los españoles estaban contra aquella intervención militar, ilegal y criminal.
Ayer, tras el principio de acuerdo sobre el nuevo estatuto de autonomía catalán, entre el gobierno central (PSOE) y el partido nacionalista catalán más votado (CiU), el PP catalán, a través de su líder Josep Pique, mostró su voluntad de sumarse al acuerdo. Seguidamente Acebes, conocido como «el miserable«, desautorizó dicha intención y nos recordó que están situados a la ultra-derecha política. Por último, Mariano Rajoy , su presidente nacional, ha anunciado que promoverá una proposición de ley de iniciativa popular para que la reforma del estatuto catalán sea sometida a referéndum en toda España. Algo que, curiosamente, es una clara vulneración constitucional, ya que la carta magna establece que la iniciativa legislativa popular no puede utilizarse en el caso que la norma a aprobar tenga el rango de ley orgánica ( art . 87.3), independientemente de la poca credibilidad democrática del llamado Partido Popular que se niega a bajar el listón electoral del 5% en la reforma del estatuto de autonomía valenciano o, incluso, reformar el código penal para castigar con prisión al que convocare referéndum ilegales.
Esta actitud del principal partido de la oposición, sumada a que existe un golpismo latente en el ejercito español, ha motivado que el diario usamericano The New York Times, publique, en la edición de ayer, un editorial titulado Trogloditas militares en España:
«Es un principio básico de la democracia que los oficiales del Ejército no pueden desafiar públicamente la legitimidad de los Gobiernos electos o plantear que las tropas puedan marchar por la capital para corregir decisiones del Parlamento. Sin embargo, eso es lo que ha ocurrido dos veces en este mes en España, un país cuya historia en el siglo XX obliga a tomarse en serio tales amenazas, incluso cuando las posibilidades de que ese llamamiento a la insubordinación provoque una insubordinación sean bastante reducidas. La respuesta del Gobierno de centro izquierda del primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero ha sido apropiada y firme, lo que ha incluido la destitución y el arresto de uno de los responsables, un importante general. Lamentablemente, el Partido Popular, de centro derecha, el principal partido de la oposición, parece más interesado en disculpar a los oficiales que en defender el orden democrático del que tanto depende.
El paso rápido y suave de España a la democracia tras la muerte de Francisco Franco en 1975 hace fácil olvidar los horrores de la Guerra Civil y la brutal dictadura que le sucedió. Esas pesadillas empezaron cuando oficiales derechistas del ejército se rebelaron contra un gobierno electo de izquierdas que consideraban ilegítimo y muy permisivo con los separatistas regionales.
La sociedad española, los políticos españoles y, sobre todo, los oficiales del ejército español han recorrido un largo camino desde entonces, moderando sus posturas y profundizando en su compromiso con el juego democrático. Pero el Partido Popular no ha podido asumir su derrota electoral de hace dos años, días después de los atentados terroristas contra los trenes de Madrid. En realidad, nunca ha aceptado la legitimidad democrática de esa votación. Ha llegado la hora de que el Partido Popular mire hacia delante. La democracia española necesita y se merece un apoyo un apoyo vigoroso por parte de los dos principales partidos.
Sin embargo, el diario podría haber aprovechado tan brillantes líneas para dedicar alguna más a las carnicerías en la que su ejercito esta diariamente involucrado en diferentes partes del mundo: Iraq Afganistán, Haití o Guantánamo… La democracia, la verdad y la paz deben ser siempre reivindicadas, en cualquier tiempo y en cualquier lugar.