«Me declaro inocente de lo que se me acusa y me declaro culpable de dirigir un diario en euskera». Con estas palabras finalizaba su intervención el último responsable del diario clausurado en 2003 Egunkaria, Martxelo Otamendi, antes de que el juicio quedara visto para sentencia, la semana pasada. Además de él, Iñaki Uria, Xabier Oleaga, […]
«Me declaro inocente de lo que se me acusa y me declaro culpable de dirigir un diario en euskera». Con estas palabras finalizaba su intervención el último responsable del diario clausurado en 2003 Egunkaria, Martxelo Otamendi, antes de que el juicio quedara visto para sentencia, la semana pasada.
Además de él, Iñaki Uria, Xabier Oleaga, Joan Mari Torrealdai y Txema Auzmendi, se enfrentan a penas de entre 12 y 14 años de cárcel, que solicita la acusación particular -AVT y Dignidad y Justicia- por «integración en organización terrorista». La Fiscalía insistió en pedir la absolución tal y como había propuesto en 2006, ya que considera que no se ha probado la vinculación del diario con ETA.
«No soy de ETA y nunca he sido de ETA», repitieron uno tras otro los cinco acusados aprovechando su derecho a la última palabra para rechazar los delitos que se les imputan y para defender que su único objetivo fue fomentar su lengua. Además, pidieron que se descarten por siempre las tesis de que la banda armada está detrás de todos los proyectos sociales en Euskadi: «No todo es ETA».
Vieiros: ¿Cómo están los ánimos después de haber finalizado el juicio?
Martxelo Otamendi: Por una parte estamos ilusionados porque vemos que el juicio se desarrolló bien, que nuestras tesis triunfaron y que los expertos de la Guarda Civil, por la acusación popular, no fueron capaces de probar ninguna de las acusaciones lanzadas contra nosotros. Ni las del juez Del Olmo hace siete años, ni las que posteriormente nos fue atribuyendo la Guarda Civil. Pero estamos preocupados porque no es la primera vez que la gente gana el juicio pero pierde la sentencia.
¿Por qué se cierra Egunkaria?
La razón que da el magistrado es que ETA financiaba el diario, y como financió el diario también designó directivos de su confianza para que lo llevaran por la senda que ETA quisiera. Esa es la razón principal. La cuestión es que en el juicio no aparecían para nada los datos sobre esa financiación. El propio juez se enteró a lo largo de la investigación que no había ninguna financiación irregular. Fue entonces cuando abandonó esa acusación y se centró en lo de «todo es ETA», por lo tanto, Egunkaria también es ETA y sus directivos también son ETA.
De hecho llega un momento en que el juicio se divide en dos. ¿Va a haber otro económico?
Hay dos procesos judiciales. Uno es el del cierre del diario y el otro es el de las investigaciones de las sanciones económicas de la empresa. Lo del cierre termina ya, y ahora está pendiente -aún en fase de instrucción- la parte relativa a los delitos económicos. Pero eso se verá más tarde e incluso es posible que no se vea: si en el primer juicio salimos absueltos, lógicamente el delito económico no tendría ninguna relación con ETA. Si en el primero no somos de ETA, en el segundo tampoco lo seriamos, y la causa se devolvería a cualquier juzgado provincial como delito económico normal. Y ya ni eso sería, porque una parte de la acusación, que es la Diputación de Guipuzkoa, ya se retiró. Si se retira también el Gobierno puede ser que ni haya juicio. Estamos muy expectantes.
Explicaba usted el proceso por el cual se cerró Egunkaria, pero ¿cuál cree que son las razones de fondo?
En aquel momento las relaciones entre el gobierno vasco y el gobierno español eran muy malas. Se estaban incorporando a la agenda política términos como el de ‘autodeterminación’, ‘derecho a decidir’, el derecho de los vascos a decidir su futuro, … Y yo pienso que la Guarda Civil y el Partido Popular querían dar un susto a todos los vascos, con una medida que nadie esperaba: el cierre del diario Egunkaria. Sabiendo que Egunkaria era el ‘niño bonito’ de la cultura vasca de los últimos 20 años. Creo que realmente fue un aviso: «Donde nosotros estamos somos capaces de hacer cualquier cosa, para que usted que está pensando en implicaciones de independencia, de soberanía popular … vasca, enfrentándola a la soberanía española, … vamos a hacer algo para que ustedes nos crean». Cierran el periódico en euskera, detienen a sus directivos, de noche , como si fuésemos miembros de una organización armada, nos acusan de ser miembros de una organización armada. Y luego nos incomunican, nos torturan, … Cinco de los 10 fuimos torturados. Ese es el motivo real del cierre del diario. Otra cosa es la excusa.
Siguiendo el proceso durante todos estos años la sensación que da es de indefensión y de que el cierre de Egunkaria se realiza para poder encontrar pruebas y no, precisamente, porque hubiera evidencias que llevaran a decretar su clausura…
Exactamente. No hay una búsqueda de evidencias y después se cierra. No. Se cierra «y luego ya veremos si sale algo, y si no sale lo de la financiación ya saldrá otra cosa», dicen. «Algo saldrá», piensan, y aun así no son capaces de demostrar nada.
Respecto al tema de las torturas, que ustedes denunciaron, ¿en qué situación están actualmente esas denuncias?
Xabier Oleaga está en el Constitucional y alguna otra debe haber que aún no se ha decidido como va a quedar. Algunas están cerradas definitivamente, otras no. La mía está en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo porque ya perdí todas las resoluciones judiciales que se pueden dar en España. Yo ya agoté el recorrido judicial español con resoluciones siempre contrarias a mí. Por tanto, la única solución es Estrasburgo, es la única instancia que nos queda.
¿Son optimistas en este sentido?
Últimamente, con el Tribunal de Estrasburgo no se pode ser muy optimista. Ya no está formado por jueces de izquierdas, que aspiraban a formar parte de él para poner límites a los excesos de los estados. Actualmente, creo que su composición es más consecuencia de la negociación entre gobiernos, de tal manera que se quiere quitar fuerza a un tribunal que siempre fue contestatario, muy vigilante de la aplicación de los derechos humanos y muy crítico con la conculcación de esos derechos.
Volviendo al proceso judicial. En un momento dado, la Fiscalía del Estado cambia su postura y retira la acusación. ¿A qué se debe este cambio de parecer?
Realmente la Fiscalía, desde un punto de vista independiente -no como la antigua Fiscalía- examina el caso y se da cuenta de que el error en la investigación del juez instructor no se cuestionó. El juez instructor cierra Egunkaria con una significación especial. Luego, de allí a dos tres años, dicta un auto de procesamiento de 600 páginas que es su tesis final antes de que el caso pase a sala, y en todas esas páginas no se habla para nada de ninguna financiación irregular. La Fiscalía se da cuenta de eso y ve que no se demostró que ETA financiase al diario, y que por lo tanto tampoco designó a los directivos, ni que los contenidos sean proclives a ETA. ¿Para qué lo quiere, entonces, ETA, si no lo controlan?
En el juicio se revelaron fallos graves, incluso en lo referente a la traducción del euskera al castellano de documentos incautados a ETA…
Hubo unos expertos que analizaron las traducciones realizadas -y no por nadie afín, por un supuesto cotejo por parte de profesionales de la Audiencia Nacional-, y realmente era algo escandaloso. Alguien que sepa español y euskera puede entender mejor lo escandaloso de esas traducciones. Y luego había fallos muy grandes. El otro día la Guarda Civil dijo que la revista Punto y Hora era el semanario en euskera del diario Egin (clausurado en 1998, con resolución 11 años después favorable al periódico) cuando PyH nunca ha sido suplemento de nada y siempre fue en castellano. Y lo dijeron así, como si fueran expertos en medios de comunicación vascos.
Retiradas las acusaciones por parte del Estado, Democracia y Justicia y la AVT deciden continuar. ¿Qué papel juegan estas dos asociaciones?
Juegan el papel que les han asignado, desde la época en que nacieron, bajo la batuta del PP. Son brazos mediáticos -brazos judiciales, mejor dicho- del PP y de la Guarda Civil. Los activan cuando ven que la Fiscalía les andaba un poco floja, para interceder en el proceso, en todos los procesos. Los utilizan como arietes. Ya sabemos cual es su papel: fastidiar todo lo posible.
Procesos como estos parecen reflejar una cierta intención de equiparar euskera y ETA, ETA y euskera…
Se quiere criminalizar el fomento del euskera, sobre todo el que se hace desde organismos populares, que están fuera de la institucionalidad. Comenzando por la Guarda Civil que dice que «la promoción del euskera se hace desde la Administración Pública». Con esto la Guarda Civil está insinuando que todo el fomento que se hace fuera de la Administración por parte de colectivos sociales está subvencionado, bajo la disciplina de ETA. Lo cual es una aberración.
Fuente: http://vieiros.com/nova/78177/