Camps se «sacrifica» por Rajoy, pero sin asomo de autocrítica y dando un pésimo ejemplo Francisco Camps no ha tenido más remedio que presentar su dimisión y abandonar la presidencia de la Generalitat valenciana. Lo ha hecho, sin embargo, sin el más mínimo ejercicio de autocrítica, insistiendo en su inocencia y dejando claro que se […]
Camps se «sacrifica» por Rajoy, pero sin asomo de autocrítica y dando un pésimo ejemplo
Francisco Camps no ha tenido más remedio que presentar su dimisión y abandonar la presidencia de la Generalitat valenciana. Lo ha hecho, sin embargo, sin el más mínimo ejercicio de autocrítica, insistiendo en su inocencia y dejando claro que se va sólo porque así se lo han requerido desde la dirección del PP. Por tanto, no puede sostenerse que el ególatra político valenciano ha hecho lo correcto o que su dimisión constituye un acto de responsabilidad. En absoluto, ha aguantado lo que ha podido, se ha mantenido en el poder con uñas y dientes, y cuando la situación se ha vuelto insostenible para su partido, aun contra su voluntad, ha tirado la toalla. El ejemplo que ha dado en estos meses ha sido pésimo, en tanto que refleja el modo en que su gobierno entiende la práctica de la política.
Tampoco el PP ha mostrado propósito de enmienda. La declaración de Mariano Rajoy afirmando que la dimisión de su amigo y gran sostén en el partido es «un ejercicio de generosidad y responsabilidad» es elocuente e indica que no les importa la corrupción, sino las consecuencias que electoralmente pudiera acarrearles un juicio público.
Financiación ilegal en el PP
El president de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, dimitió ayer por sorpresa cinco días después de ser procesado por un supuesto delito de cohecho pasivo impropio tras recibir trajes por valor de 14.000 euros entregados por miembros de la trama corrupta Gürtel. Fuentes del PP apuntaron a que fue el propio Mariano Rajoy, que meses antes defendía la «honradez» del ya ex president, quien forzó a Camps a dejar el cargo para que su situación judicial (que también salpica a buena parte de la cúpula del PP en el País Valenciâ) no le perjudique de cara a las próximas elecciones en el Estado español. A pesar de todo, Camps insiste en desvincularse de un caso que ya ha provocado más de 20 dimisiones en las filas populares.
En menos de tres horas, la posición del ex president dio un giro de 180 grados. En principio, estaba previsto que compareciese, junto a los otros tres imputados (Ricardo Costa, Víctor Campos y Rafael Betoret, todos ellos ex altos cargos del gobierno del PP valenciano), en la sede del Tribunal Superior de Justicia del País Valencià (TSJPV) para asumir su culpa, ser condenado a una multa y evitar el juicio. Campos y Betoret cumplieron con el trámite. Poco después se anunció que Camps no pisaría el tribunal y que convocaba a los medios a las 17.00 horas. Minutos antes había comunicado su decisión de abandonar a sus principales colaboradores.
Nadie sabe quién terminó convenciendo a Camps para que dejase la Generalitat. No obstante, diversos medios españoles apuntaban al ex ministro de Defensa español, Federico Trillo, como el encargado de negociar de puertas adentro. Posteriormente, fuentes del PP filtraron a la agencia Efe que Mariano Rajoy habría presionado al ex president para que tomase esta decisión. El líder del PP, sin embargo, salió públicamente a cerrar filas en torno a su compañero y alabó la «dura» decisión adoptada «por el bien» del partido que preside, que cuenta con una larga lista de imputados en el País Valencià.
Alberto Fabra, sustituto
«Dejo la presidencia de la Generalitat en este mismo instante, inocente, completamente inocente», declaró un soberbio Camps que estuvo acompañado por los 10 consellers del gobierno que revalidó hace menos de dos meses. En su comparecencia, en la que los miembros de la seguridad dificultaron su labor a los cámaras de televisión, Camps mantuvo el mensaje con el que siempre ha respondido a las acusaciones de corrupción: culpando de su imputación a «un sistema que ha traído paro, desconcierto, tensión y crispación», en referencia al Ejecutivo de Madrid que preside José Luis Rodríguez Zapatero. «Me voy con menos de lo que llegué», aseguró el procesado.
Lo que ya se conoce es el nombre de su sustituto. Finalmente, será Alberto Fabra, actual alcalde de Castellón, quien se ponga al frente del PP valenciano y de la Generalitat, después de que la cúpula del partido diese su visto bueno a la propuesta lanzada por el propio Camps.
La dimisión de Camps fue acogida con satisfacción desde el gobierno español o los partidos de la oposición del País Valencià. Ahora, queda por saber qué ocurrirá con el sumario del «caso de los trajes». En el caso de que Camps no acepte su culpabilidad, se celebrará un juicio con jurado popular.
«Este sacrificio lo ofrezco también a España». El tono victimista adoptado por Francisco Camps en la comparecencia ofrecida ayer refleja las bases del discurso de un president que ha logrado arrasar en el País Valencià a pesar de encabezar una lista en la que once de sus miembros tenían algún tipo de vinculación con casos de corrupción.
Francisco Camps, nacido en Valencia en 1962, accedió a la presidencia de la Generalitat el 20 de junio de 2003. En las elecciones autonómicas de 2003, 2007 y 2011 Camps ganó con mayoría absoluta. Las sospechas sobre el ya ex president comenzaron en febrero de 2009, con las primeras informaciones que apuntaban a su relación con la trama corrupta Gürtel. En este momento, el jefe del Consell se mostró «indignado» y anunció que emprendería acciones legales. A pesar de las informaciones que le unían a la trama, Camps llegó a pronunciar la ya famosa afirmación: «yo me pago mis trajes». Desde entonces, su presencia en la lista de los imputados ha supesto un quebradero de cabeza para Mariano Rajoy, incapaz de desbancarle debido a sus éxitos electorales en uno de los tradicionales feudos del PP. Hasta ahora.