El presidente del Congreso, José Bono recibió en la Cámara Baja a unos 300 ex prisioneros o familiares de presos políticos que a lo largo de todo el día de ayer recibirán diversos homenajes -una comida en Rivas y un concierto en el Palacio de Vistalegre- organizados por la Asociación de Ex-presos y Represaliados Políticos […]
El presidente del Congreso, José Bono recibió en la Cámara Baja a unos 300 ex prisioneros o familiares de presos políticos que a lo largo de todo el día de ayer recibirán diversos homenajes -una comida en Rivas y un concierto en el Palacio de Vistalegre- organizados por la Asociación de Ex-presos y Represaliados Políticos Antifranquistas (AERP). El presidente del Congreso subrayaba que, aunque la entrega de estas personas «no está olvidada, a veces es menester recordarla», y ha apuntado que precisamente una de las «paradojas» de la Transición fue que «el protagonista principal quedó olvidado». Todo muy buenas palabras hasta que alguien sacó una bandera republicana, ahí se le acabó el discurso y se puso tenso.
«No vino la democracia como una tormenta de verano o porque una persona decidiese que debía llegar; vino porque muchas personas, sobre todo quienes perdieron su libertad, ayudaron a que a este país le reventasen las costuras con un régimen que ya no podía aguantar la demanda -a veces silenciosa pero siempre firme-, de un sector de la población que nunca aceptó la dictadura», ha dicho.
Bono ha reivindicado la memoria de quienes han hecho posible que España tenga «el régimen y el nivel de libertades de que hoy disfruta», un sacrificio que «merece ser recordado no para el odio o para el rencor, sino para que la Historia se escriba con verdad».
Durante su discurso, uno de los invitados ha exhibido una bandera republicana, acción que Bono ha condenado dejando claro que el Congreso es la casa de la legalidad que marca la Constitución, por lo que «no puedo aceptar manifestaciones que no son legales en este momento».
Por su parte, el presidente de AERP, Gervasio Puerta, ha recordado que durante esta legislatura se desarrollará la Ley de la Memoria Histórica, y ha confiado en que sus contenidos «tengan un tratamiento lo más progresista posible para que quienes defendimos el Gobierno legal de la República y sufrimos la represión feroz del franquismo se nos reconozcan con hechos nuestras reivindicaciones».
Como primera medida, Puerta ha reclamado que el Parlamento plantee «de inmediato» la concesión de una credencial de represaliados que les dé beneficios en los transportes públicos, museos o espectáculos, similar a las que otorgan otros países europeos.
Gregorio Ortiz, ex presidente de esta asociación, ha coincidido en señalar la relevancia del acto en el Congreso «no por la curiosidad de conocer este recinto sagrado de la democracia, sino porque tenemos que seguir respondiendo a nuestra condición de combatientes por la libertad de estar velando permanentemente por que no se nos escape otra vez».
Muchos de los invitados, como Jorge -que sufrió casi cuatro años de prisión en el penal de Huesca y que hoy ha venido desde Barcelona junto a su hermana Eulalia-, se ha mostrado contento por el homenaje, aunque ha lamentado que la iniciativa no haya surgido del Estado, sino de la propia Asociación. Concha, esposa de otro preso y también llegada desde Barcelona para acompañar a su marido, ha expresado también su satisfacción por el homenaje, aunque «tardío», y ha insistido en que «aún queda mucho por hacer» por este colectivo.