El embajador de Israel en España, Raphael Schutz, ha sido invitado por la Fundación Tres Culturas, que depende de la Presidencia de la Junta de Andalucía, para dar una conferencia en Sevilla el día 1 de Junio de 2009, y donde ha expuesto sus argumentos del «desconocimiento en España» sobre Israel. Dice que los judíos […]
El embajador de Israel en España, Raphael Schutz, ha sido invitado por la Fundación Tres Culturas, que depende de la Presidencia de la Junta de Andalucía, para dar una conferencia en Sevilla el día 1 de Junio de 2009, y donde ha expuesto sus argumentos del «desconocimiento en España» sobre Israel.
Dice que los judíos fueron expulsados de la Península hace más de 500 años «y nunca más han vuelto a tratar aquí con judíos sino con estereotipos de judíos».
El Sr. Embajador quiere ignorar que el Estado de Israel poco o nada tiene que ver con el pueblo judío, y menos aún con los judíos que vivían en España hace 500 años, y para que lo entienda mejor aquí va una explicación.
Los judíos que vivían en España se llamaban sefardíes, muchos de los cuales emigraron al Norte de Africa, y eran los mejores aliados de los musulmanes y los cristianos viejos. Debe saber este Sr. que quiénes fueron sistemáticamente discriminados y expulsados no fueron los judíos, sino los «moriscos», es decir, los musulmanes que bautizados como cristianos católicos seguían siendo perseguidos. La orden de expulsión de Felipe II fue precisamente para ellos, que fueron masivamente arrojados al mar el 9 de Abril de 1609.
Si el Sr. Embajador desconoce la historia de España, es triste para él, pues un cargo diplomático de esta categoría debería de saberlo de otra manera las explicaciones sesgadas de sus conferencias puede llevar a engaño de sus oyentes.
Y hay más, es precisamente el Estado de Israel quien persigue, tortura, encarcela a judíos sefardíes, y un ejemplo concreto lo tenemos en una familia judía sefardí que emigró a Israel en los años 60 desde Marruecos. Uno de sus miembros ha sido sometido a torturas por orden de Shimon Peres (presidente de Israel), encarcelado sin poder hablar con nadie durante más de 15 años, y actualmente continua dicha prohibición y sigue bajo custodia y vigilado por los servicios secretos. Vive en Jerusalén y es de la familia Vanunu, estoy segura que conoce su caso.
Así que es bueno que este Sr. Embajador sepa que «algunos» de los judíos sefardíes fueron expulsados por los católicos (nunca por los musulmanes), que no fue la minoría más castigada en España, y que curiosamente es el Estado de Israel quien en este siglo XXI impone castigos aún más duros precisamente a algunos judíos sefardíes, y para muestra este ejemplo que puede ser corroborado hasta en la wikipedia. Luego la primera premisa de este Sr. parece ser que falta a la verdad.
La segunda razón que expuso fue que España, retomó las relaciones con Israel en el año 1986 «mucho más tarde que el resto de países».
Ante este hecho no puede culpar a los españoles ni a los andaluces de no poder haber decidido nada durante cuarenta años, pues no teníamos ni decisión ni autonomía. Si se lamenta porqué tardó 10 años más en reconocer a Israel, seguramente que España tenía cuestiones más urgentes que atender que reconocer a un pequeño Estado del planeta (recordemos que Israel tiene menos de 7 millones de habitantes).
Schutz alegó en defensa de su país y de su raza una idiosincrasia muy distinta al resto de países entre las que destacó que una tercera parte de la población actual ha vivido el drama de la emigración y la obligación de tener que vivir refugiado, fundamentalmente a consecuencia del holocausto.
El Sr. Embajador sabe muy bien que actualmente la cifra de personas que han sufrido el holocausto y que viven en Israel no supera las 300.000, y son además quienes tienen las pensiones sociales más ridículas y bajas; de hecho se manifestaron el año pasado exigiendo que les subiesen dichas pensiones que no superan los 300€ al mes, lo cual para un Estado de tan alto nivel supone realmente una total miseria. Este Sr. también sabe que son los mismos judíos que sí han sufrido el holocausto quienes son rechazados por Israel, les impiden la entrada en este Estado (veáse el caso de Norman Finkelstein), simplemente porque denuncian la utilización que del holocausto están haciendo los sionistas; estos sionistas que no son semitas ni han sufrido ningún drama relacionado con el holocausto (leáse Peres, Sharon, Ben Gurion, Meyer, Livni, Netanyahu, y todos los líderes que han representado al llamado Estado de Israel).
«Nos relacionan con términos como genocidio, colonialismo y racismo, y es todo una gran mentira». Este Sr. ignora, o quiere ignorar la definición de estos términos, y que cuando se expulsa a un millón de personas, se mata por miles, se tortura, encarcela, se les niega las medicinas, comida y hasta del agua, en este planeta que compartimos se califica como crimen contra la humanidad (por si le gusta más esta definición); y si el Estado de Israel comete estos crímenes, y lo lleva haciendo desde hace más de 60 años es lógico, sensato, y humano asociarlo con estas palabras que a él parece que le disgustan. Sr. Embajador si no quiere que su Estado se asocie con crímenes, simplemente dejen de matar.
Según él, la famosa resolución 181 de Naciones Unidas en 1947 -que aprobaba un estado judío y otro palestino- no se terminó de ejecutar por parte palestina «porque ellos no quisieron». Añade que la solución de la creación de los dos estados tampoco supondría para él una solución definitiva.
Que este Sr. imparta conferencias, sea considerado un embajador, se considere con formación suficiente para «formar» a una audiencia, se pasee por España y por Andalucía con la mayor libertad del mundo es síntoma de la inmensa tolerancia de nuestras instituciones, la cual no es igualmente correspondida. Sabe muy bien que las instituciones españolas no pueden entrar en Gaza pues el Estado al que él representa lo niega, lo prohíbe, y lo impide. Si además cuando hemos solicitado estos permisos -personalmente a él- lo hiciéramos para bailar sevillanas, aún podría entenderse, pero cuando se solicita para dar asistencia humanitaria a las personas que sufren del mayor inmenso drama psicológico del planeta, más que una ironía es una crueldad, tan inhumana como es el sufrimiento de los miles de niños y niñas que entre escombros y miseria en Gaza sobreviven.
La indignación es aún mayor cuando es público que este Sr. ha visitado Andalucía invitado por la Fundación Tres Culturas, una fundación presidida en Israel por Shimon Peres, este señor que ha sido un terrorista consolidado en sus años mozos, y que participó en las bombas del Hotel King Davis (por poner un ejemplo conocido por todos), y responsable de dotar de uranio y de capacidad nuclear a Israel (entre otros de sus «logros»). Con este Sr. el expresidente Chaves y su mano derecha Gaspar Zarrías ha firmado todo tipo de convenios, y parece que cuánto más palestinos mata más se fortalecen estos vínculos.
Es el momento que los andaluces sepan las vinculaciones del PSOE Andaluz con el sionismo, a través de la mencionada Fundación que ni siquiera tiene un nombre con sentido, pues nunca ha habido tres culturas en Andalucía, sino una única cultura andaluza donde se han integrado todas las religiones de sus ciudadanos.
Es una vergüenza para los andaluces tener semejante Fundación asociada a la Junta de Andalucía; es una vergüenza para los andaluces que el representante de un Estado que mata por miles sea invitado a nuestra tierra; es una vergüenza que un pueblo solidario esté representado por estos líderes del PSOE-A, y es una vergüenza para mí que estos líderes me hayan entregado este año el premio Clara Campoamor, justamente por las labores de apoyo al pueblo palestino.
La doble moral del PSOE andaluz supera todos los límites imaginables, y si Clara Campoamor estuviese viva estoy segura que escribiría algo muy parecido.
María José Lera, es profesora de la Universidad de Sevilla. Doctora en psicología, coordinadora del programa Golden5 -recientemente premiado a nivel europeo-, premio Clara Campoamor en marzo de 2009, y que ya no sabe como solicitar la entrada en Gaza, precisamente para poner en marcha el programa Golden5 para ayudar a paliar la inmensa crisis psicológica de tantos niños y niñas que allí sufren, entrada que Israel niega permanentemente, al igual que también la niega a representantes de la ONU, de ONGs, periodistas, y sobre todo a cualquier experto de la salud y la educación que se digne a solicitarlo.