Parte I. De la Dictadura de Primo de Rivera a las elecciones de 1982. El próximo 12 de marzo hará 30 años de la votación en el Referéndum sobre la permanencia del Estado español en la OTAN. Un ajustado resultado a favor del SI permitió que la Península Ibérica y sus archipiélagos se hayan convertido […]
Parte I. De la Dictadura de Primo de Rivera a las elecciones de 1982.
El próximo 12 de marzo hará 30 años de la votación en el Referéndum sobre la permanencia del Estado español en la OTAN. Un ajustado resultado a favor del SI permitió que la Península Ibérica y sus archipiélagos se hayan convertido en instrumentos privilegiados de la estrategia imperialista euro-estadounidense en una escalada bélica sin precedentes desde el final de la II Guerra Mundial.
Cuando el ruido de los bombardeos se escucha cada vez más cerca, cuando en medio de criminales políticas de «austeridad» aumentan los gastos en Defensa y Seguridad al tiempo que se avanza en la jibarización de las pocas libertades que quedaban, en definitiva cuando guerra y fascismo vuelven a conformar las políticas de un capitalismo en crisis sistémica, es imprescindible tener bien identificados los hechos y sus responsables.
El impasse político que ha sucedido a las elecciones del 20 de diciembre abre fundamentalmente dos posibilidades de gobierno en el Estado y en ambas aparece el PSOE. Una de ellas sería un «pacto de izquierdas» del PSOE con Podemos y otras fuerzas políticas. Esta opción es vista con esperanza por los sectores populares frente a la temida y más probable coalición PP-Ciudadanos-PSOE. En este artículo pretendo refrescar la memoria acerca de la abyecta trayectoria de la dirección del que fue el primer partido político de la clase obrera en temas cruciales para el escenario de guerra que se abre ante nosotros.
La deriva política de Podemos hacia la indefinición política, extirpando cualquier propuesta rupturista de su discurso y de su programa, así como la de IU, ha sido analizada en otros trabajos. Sin embargo estimo que es necesario insistir en la caracterización del PSOE como partido que – en mucha mayor medida que el PP – siempre ha sido la clave de bóveda para garantizar que para las clases dominantes todo siguiera atado y bien atado.
La confirmación de la integración en la OTAN y la entrada en la CEE, ambos hechos sucedidos en 1986, constituyen para muchos analistas el fin de la Transición. La consumación de la incorporación de España en las estructuras claves del «Bloque Occidental» culminaba la derrota infligida por las clases dominantes de la Dictadura – a las que se sumaba una nueva burguesía surgida de las privatizaciones del PSOE – a una clase obrera que pudo amenazar con convertir el final del franquismo en un proceso con tintes revolucionarios tanto o más serios que los que alumbró la «Revolución de los Claveles» en 1974.
Los elementos claves de este proceso denominado como Transición, y justamente ensalzado por todos los poderes establecidos, fueron la complicidad del PCE 1– que controlaba los resortes fundamentales del movimiento obrero y popular – y la recreación del PSOE.
En 1979 el PSOE conmemoraba el centenario de su fundación con el curioso lema «100 años de honradez». A un observador desinformado de la época le hubiera extrañado que tras una durísima dictadura, un partido «socialista y obrero» exhiba como hecho identificatorio el que sus dirigentes no hubieran metido la mano en la bolsa pública2, cuando obviamente no habían participado en gobierno alguno desde la II República La sabiduría socarrona de una clase obrera que se había forjado en la dura lucha contra la Dictadura sobre la hegemonía comunista, iba a arrojar luz y completar tan escueto lema: «100 años de honradez…y 40 de vacaciones»
Y es que efectivamente el partido de Pablo Iglesias creado, como otras organizaciones socialistas, al calor de la Comuna de París – primer intento de «asaltar los cielos» – y de raíces genuinamente marxistas, estuvo desaparecido durante las cuatro décadas de la Dictadura. Sobre esa ausencia casi absoluta del PSOE y la UGT de las duras luchas obreras y populares, que fueron minando el Régimen y confiriendo a la oposición una fuerte identidad de clase, se fue edificando el relato mistificado de la Transición. La historia oficial escrita una vez más al servicio de las clases dominantes – y cuyo máximo exponente «de masas» fue la serie de TVE «La Transición española»3 – ha sido edificada sobre la infravaloración del movimiento obrero más potente y estructurado de Europa occidental que además incorporaba a sus luchas concretas objetivos políticos como «Libertad, Amnistía y Derecho de Autodeterminación de los Pueblos»
La contradictoria historia del PSOE tuvo otros episodios anteriores en los que sus principales dirigentes protagonizaron oscuros episodios de colaboración, no sólo de clase, sino con las dos dictaduras que ocuparon la historia de buena parte del siglo XX.
Entre 1923 y 1930, en un periodo marcado por la victoria de la revolución soviética y el auge del fascismo, dos de sus más destacados líderes – Julián Besteiro y Largo Caballero – colaboraron estrechamente con la Dictadura de Primo de Rivera apoyada por la Monarquía y por la Iglesia, contribuyendo decisivamente a legitimarla; el primero teorizó la conveniencia de participar de sus instituciones y el segundo llegó a formar parte del Consejo de Estado. Todo ello mientras se suspendía la Constitución, se disolvían los ayuntamientos y se intervenía la Mancomunidad de Cataluña, se extendían los somatenes al medio urbano y a todas las provincias, y se declaraba el estado de guerra. Al tiempo que el PSOE – mediante el control de UGT – aseguraba la «paz social» y se integraba en el «Consejo del Trabajo», la represión más dura se cernía sobre la otra gran fuerza obrera, la CNT, y sobre el PCE, creado en 19204.
En marzo de 1939, un sector del PSOE encabezado por Julián Besteiro5, ejecutó junto al cenetista Cipriano Mera y al coronel Segismundo Casado el golpe de Estado contra el gobierno del también socialista Juan Negrín, entregando Madrid a los fascistas6. La ignominia de esta traición que abrió las puertas al exterminio de cientos de miles de hombres y mujeres, mientras se justificaba para «acabar con el sufrimiento de la guerra» y por el compromiso de Franco de «respetar la vida de los vencidos» es uno de los hechos que más celosamente oculta la historiografía oficial7.
Los 40 años de «vacaciones» no fueron óbice para que el PSOE desempeñara un papel clave en la Transición. Su escasísima presencia en los movimientos de lucha contra la Dictadura – o precisamente por ello – no le impidió protagonizar episodios como el que documenta Joan Garcés8, citando un informe del embajador de EE.UU. en Madrid al Departamento de Estado. El gobierno norteamericano planeaba minuciosamente el postfranquismo con un mensaje claro: «antes de que Franco deje de mandar deben hacerse preparativos para asegurar que España continúa bajo un gobierno fuertemente pro-occidental». Joan Garcés relata así las relaciones de dirigentes socialistas con la embajada de Washington en Madrid, citando los informes oficiales correspondientes dirigidos al Departamento de Estado: «Algunos ofrecimientos a colaborar en éstos planes llegaron espontáneamente a los servicios de EE.UU., como el de Carlos Zayas Mariátegui de la Agrupación Socialista Universitaria -ASU- o los «socialistas del interior» (en disidencia con la fracción del PSOE asentada en Toulouse, Francia), quien aparece informando asiduamente a la Embajada sobre personas de sensibilidad socialista suceptibles de sumarse a combatir al Partido Comunista si recibieran los apoyos materiales que buscaban. Zayas señalaba, entre otros, a Joan Raventós Carner en Barcelona, a Jose Federico de Carvajal y a Mariano Rubio Jiménez en Madrid …». El mismo autor da cuenta de que «durante el postfranquismo, Felipe González sentó a Zayas en el Parlamento, a J. Raventós le hizo embajador en Francia, a F. de Carvajal, presidente del Senado y a Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, ..».
En 1974 se vivía un auge del movimiento popular marcado por las luchas victoriosas de liberación nacional que iban a tener sus máximos exponentes en la derrota de EE.UU. por el pueblo vietnamita y en el fortalecimiento de la izquierda latinoamericana. En Europa se reflejaba en la revolución portuguesa del 25 de abril, en el resurgir de la izquierda griega tras la derrota en referéndum de la monarquía fascista que había apoyado la «dictadura de los coroneles» auspiciada por EE.UU. 9 y en las potentes luchas obreras y estudiantiles en Francia, Italia y Alemania. En el Estado español, mientras Franco comenzaba su agonía física, la descomposición del régimen se aceleraba en la misma medida que se fortalecía la lucha obrera y popular.
Existe abundante documentación que acredita cómo las cancillerías de Francia y la República Federal Alemana trabajaron coordinadamente con EE.UU. precisamente en la dirección que los dirigentes del PSOE habían propuesto algunos años antes al Embajador USA en Madrid: apoyar económica, mediática y organizativamente a un partido socialista capaz de neutralizar la hegemonía comunista tras la muerte de Franco.. En 1984, responsables de la fabrica de armas Flick declaraban ante una comisión del Bundestag haber financiando al PSOE; aún en 1992 se informaba al Parlamento alemán de que la fundación Ebert, ligada al SPD, continuaba haciéndolo 10 .
Cuando pregunté por todo esto a Pablo Castellano, ex dirigente del PSOE y diputado de Izquierda Unida en varias legislaturas, además de certificar el rigor y la veracidad del trabajo de Garcés, añadió esto: «Antes del Congreso de Suresnes, se hablaba de Nicolás Redondo – secretario general entonces de la UGT , de Felipe González y del propio Pablo Castellano como posibles candidatos a la secretaría general del PSOE. Un mes antes, todo el mundo supo que el Pentágono se había decidido por Felipe González».
Otro de los documentos claves para establecer el código genético del PSOE como instrumento del imperialismo es el libro de Alfredo Grimaldos: «La CIA en España» (2006). En él se amplían los testimonios ofrecidos por Garcés al respecto y se recogen las declaraciones como las del ex agente de la CIA Philip Agee a la revista Zona Cero en marzo de 1987: » Dentro del «Programa Democracia» elaborado por la Agencia, se cuida con especial atención a las fundaciones de los partidos políticos alemanes, principalmente a la F riedrich Ebert Stiftung del Partido Socialdemócrata y la Konrad Adenauer Stiftung de los democristianos. Estas fundaciones habían sido establecidas por los partidos alemanes en los años cincuenta y se utilizaron para canalizar el dinero de la CIA hacia esas organizaciones, como parte de las operaciones de»construcción de la democracia», tras la Segunda Guerra Mundial. Des pués, en los sesenta, las fundaciones alemanas empezaron a apoyar a los partidos hermanos y a otras organizaciones en el exterior y crearon nuevos canales para el dinero de la CIA. Hacia 1980, las fundaciones alemanas tienen programas en funcionamiento en unos sesenta países y están gastando cerca de 150 millones de dólares. Operan en un secreto casi total». (…) «Las operaciones de la Friedrich Ebert Stiftung (Fundación del SPD), fascinan a los norteamericanos, especialmente sus programas de formación y las subvencio nes que hicieron llegar a los socialdemócratas de Grecia, España y Portugal, poco antes de que cayeran las dictaduras en esos países e inmediatamente después» 11
Tras el decisivo papel jugado por el Partido Socialista Portugués de Mario Soares – repetidamente acusado de estar en nómina de la CIA – para yugular la Revolución de los Claveles, tuvo lugar el tormentoso XXVIII Congreso del PSOE en mayo de 1979. En él, el Secretario General Felipe González quedó en minoría con su tesis que propugnaba el abandono del marxismo, resultado que no aceptó y dimitió de su cargo.
Una de las voces que se alzaron en apoyo de las tesis de González fue «el viejo profesor» Tierno Galván, de formación marxista, fundador del Partido Socialista Popular 12 y recién elegido alcalde de Madrid. Sus argumentos fueron así de sutiles: si no se hace sí «mañana mismo los alemanes cortan la financiación del partido, [y] en unos días más los tanques ocupan las calles de Madrid».
El partido quedó a cargo de una gestora presidida – curiosamente – por el ya citado candidato a colaborar con EE.UU. a cambio de sus tareas anticomunistas Jose Federico de Carvajal. Tres meses después y tras los arreglos correspondientes las aguas volvieron a su cauce. Se celebró un nuevo Congreso que aceptó la propuesta de González y este regresó a la Secretaría General.
El camino para ser considerado por el imperialismo euro-estadounidense como «uno de los nuestros» estaba abierto.
Notas:
1 El papel del PCE y de CC.OO. ha sido analizado por mi, entre otros, en estos trabajos http://www.lahaine.org/est_espanol.php/la_fuerza_de_la_memoria_y_el_poder_const
http://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-hundimiento-del-engranaje-de
2 Treinta y seis años más tarde, precisamente eso mismo -ser o no corrupto- bastaría para definir el debate político en una campaña electoral.
3 Rodriguez, Emmanuel. (2015) «Por qué fracasó la democracia en España. La Transición y el Régimen del ’78». Reciente libro en el que se desmontan los mitos de la Transición y se cuestiona su éxito desde el punto de vista de la estricta democracia. Lo hace desde la imprescindible afirmación de que «el Régimen de la Transición fue, como todos los sistemas políticos, un régimen de clase».
4 El golpe de Estado de Primo de Rivera, con el decidido apoyo de Alfonso XIII, fue respondido con la convocatoria de una huelga general por UGT y CNT, que no tuvo el suficiente respaldo. Ambos sindicatos fueron ilegalizados, así como el embrionario PCE, sus dirigentes encarcelados al tiempo que la durísima represión -incluidos los asesinatos- se abatía sobre la clase obrera.
5 Según informa Joan Garcés, en su trascendental libro «Soberanos e intervenidos» (1996), pág 156, no sólo Jualián Besteiro, sino también Indalecio Prieto y Largo Caballero apoyaron el Golpe del coronel Casado.
6 http://marquetalia.org/2013/12/10/traicion-la-republica-3-el-golpe-de-estado-de-casado/
7 Afortunadamente, historiadores de la talla de Ángel Viñas y Fernando Hernández , han reconstruido con un apoyo documental abrumador, la ignominia de los traidores y de potencias como Francia y Gran Bretaña, y la dignidad del gobierno Negrín apoyado por el PCE. Como demuestran exhaustivamente su objetivo prioritario era, no tanto esperar a la internacionalización del conflicto con el desencadenamiento de la II Guerra Mundial, sino sacar de España a decenas de miles de dirigentes sindicales y políticos que sin duda iban a caer asesinados por Franco. «El desplome de la República» (2009)
8 Garcés, J. (2009). «Soberanos e Intervenidos». Pág 161
9 El rey Constantino, hermano de la ex reina Sofía, fue expulsado de Grecia. Aún así vendió en Londres el tesoro real, patrimonio público, en 14 millones de euros http://www.mundiario.com/articulo/politica/griegos-no-olvidan-expolio-familia-constantino-saco-pais-tesoro-real-y-vendio-londres-142-millones-euros/20140309142223015995.html
10 Ibid. Pág. XX
11 Grimaldos, A. (2006) «La CIA en España». Pág 150
12 El PSP, junto al PCE y otros partidos, formó parte de la Junta Democrática que abogaba por la ruptura con la Dictadura. Tras el éxito electoral del PSOE en 1977, sus exiguos resultados (6 diputados) y la marginación por parte del primero de sus dirigentes, el PSP se integra en el PSOE en 1978.
Artículo escrito para la revista Espineta y Caragolins
Ángeles Maestro. Red Roja
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