El secretario general del PCE, Enrique Santiago, está convencido de que los socialistas ya han decidido ir a elecciones y cree que la oferta programática que ahora plantean es sólo por apartar el foco del «veto absoluto» a un Gobierno de coalición
El secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Enrique Santiago (Madrid 1964) tiene un objetivo político claro: buscar la unidad de las fuerzas de izquierda para convertirse en una alternativa real que esté en condiciones de disputar el Gobierno de este país. Por ello, aún admitiendo discrepancias, dio su pleno respaldo a la abstención de Unidas Podemos que provocó la segunda investidura fallida de Pedro Sánchez. Está convencido de que el PSOE ya ha decidido ir a elecciones al haber claudicado ante los poderes fácticos de este país, porque deja claro que de no haber un Gobierno conjunto no habrá acuerdo. También asegura que «no se fían» del acuerdo programático que los socialista ponen ahora encima de la mesa y recuerda que se incumplió el 85% del pacto Presupuestario. Mantiene que los principios del PCE siguen vigentes y tienen futuro, «para acabar con los privilegios de unos pocos que impiden el acceso a todos los derechos». Por este objetivo, este prestigioso abogado en el ámbito internacional en distintas causas en defensa de los Derechos Humanos, sigue en política, aunque reconoce, con una sonrisa, que «ser comunista nunca fue fácil».
Pregunta.- Ha pasado más de un mes de la abstención de Unidas Podemos en el pleno que frustró la investidura de Pedro Sánchez, ¿El Partido Comunista dio su total respaldo a esa posición?
Respuesta.- Por supuesto. Nosotros defendimos que entre las distintas opciones que había en ese momento, donde la mayoritaria era votar «no» a esa investidura, que el Grupo se abstuviera, precisamente para dejar todo tipo de puertas abiertas y que el PSOE no pudiera encontrar una excusa, argumentando una actitud intransigente por parte de Unidas Podemos. Eso fue lo que se acordó, y creo que fue una posición cómoda para todo el Grupo, políticamente hablando.
P.- Y pasado este tiempo y viendo la posición en la que está ahora el PSOE, ¿Sigue creyendo que la decisión de abstenerse fue acertada?
R,- Sí, por supuesto. Lo que está quedando claro con toda esa cadena de excusas que va poniendo el PSOE para no contemplar seriamente ni la posibilidad de un Gobierno de coalición es que pareciera que en la democracia de nuestro país hay un regla no escrita que impide que nosotros estemos en el Gobierno del Estado.
P.- Pero sí le ofrecieron estar en el Consejo de Ministros…
R.- Bueno, hubo un momento en que se ofreció, pero también es cierto que se ofreció sin mucho ahínco. Aunque es verdad que viendo ahora la situación deberíamos haber hecho un mayor esfuerzo de concreción, porque el problema fue que esa última propuesta que hizo el PSOE no tenía mucho concreción. Se ponían nombres de MInisterios pero no se hablaba de contenido, y ahí debería haber sido el momento de concretar los contenidos, consolidar lo que había encima de la mesa y ponerse a concretar, tal y como se hace en cualquier negociación. Pero eso ya el PSOE lo tomó como una especie de desconfianza y se dieron por concluidas las conversaciones sin precisar más. Pero viéndolo ahora, cuando surge esa propuesta y en vez concretarse se produce ese tumulto y se dan por concluida las negociaciones, a mí la impresión que me da es que es una nueva situación forzada por el PSOE para estar en lo mismo, y que no hubiera Gobierno conjunto. Porque, francamente, algo tan importante como es el Gobierno de España bien merecería una sentadita más de un rato, para concretar. Como método me parece una auténtica irresponsabilidad pretender construir un acuerdo de Gobierno para España, una de la más importantes economías del mundo, en sólo 48 horas, de forma rápida y sin una concreción mínima. Por eso me parece preocupante que desde el 25 de julio, que se produjo la segunda votación, hasta el día de hoy, no haya habido ningún tipo de contacto riguroso. Volver a dejar el trabajo y el debate para las últimas 48 horas, como al parecer pretende el PSOE, es repetir un error. No sé por qué el PSOE se empeña en repetir una situación que no dio buen resultado.
P.- Si el PSOE se mantiene en rechazar cualquier posibilidad de Gobierno de coalición y se limita a ofrecer un acuerdo programático, ¿Es inviable el acuerdo con esa propuesta del PSOE?
R.- Me temo que el PSOE ya ha tomado su decisión de ir a elecciones. El PSOE, o Pedro Sánchez, porque no tengo yo tan claro que el PSOE tenga una posición unánime al respecto. Y es que si el PSOE quisiera de verdad explorar un acuerdo en materia programática no nos hubiera devuelto un documento de 119 páginas con propuestas en sólo dos horas. Eso pone de manifiesto que no ha estudiado esa propuesta programática y que no tiene ningún interés en ella. Ahora, querer centrarse sólo en una propuesta programática es querer apartar el foco del problema principal, que es el veto absoluto del PSOE a que Unidas Podemos entre en el Gobierno del Estado. Un veto que me imagino que viene también inducido por una decisión de los poderes reales de este país que, bajo ningún concepto van a permitir que entre en el Gobierno una fuerza alternativa que tiene otra visión del Estado. De hecho, es la fuerza más grande en el Parlamento que rechaza las políticas neoliberales y que piensa que esas políticas sólo traen pobreza para la mayoría y riqueza para unos pocos. Por eso, van a impedir que esa fuerza política entre el Gobierno. El PSOE se ha sumado a esa posición, aunque yo me temo que esa posición ha sido inducida o impuesta al PSOE. Y esa es la posición que tienen los poderes económicos de este país e instituciones del Estado que nadie elige, porque en este país tenemos un déficit democrático importante con instituciones que no eligen los ciudadanos. Y estos vetos estructurales aparecen.
P.- Por lo que usted dice, cree que el PSOE no tiene voluntad alguna de que haya Gobierno conjunto con Unidas Podemos y tiene decidido ir a elecciones.
R.- Ojalá me equivoque, pero lo que vimos el jueves en el pleno por parte del portavoz del Grupo Socialista era romper todos los puentes que nosotros fuimos tendiendo con mucha prudencia. Nosotros centramos nuestras intervenciones en en el pleno (del jueves) en lo que el Gobierno español debería exigir a la UE (en materia de inmigración), y en ningún momento se centró en condenar el comportamiento del Gobierno español. Además, nos abstuvimos y evitamos la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para no crispar la situación, y por eso propusimos a la vicepresidenta.
P.- Esos gestos, da la impresión que no los valoró el PSOE.
R.- Pues parece que no, sobre todo viendo la intervención incendiaria del portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, una intervención ya en campaña electoral. Y que fue una profecía autocumplida, pues era decir: ya hemos decidido y ustedes no son responsables para gobernar con nosotros. Y dicen que no somos responsables cuando hemos aceptado todos los vetos, limitaciones y antojos que ha ido plantado el PSOE, todos ellos irracionales y tremendamente injustos, como que no podíamos asumir ningún tipo de Ministerio de Estado, que no podíamos defender el marco federal que contribuyera a solucionar la situación de Catalunya, o que nuestro candidato a presidente del Gobierno no podía estar en ese Gobierno. Todos esos vetos y actitudes intransigentes las hemos aceptado, con lo cual la intervención del señor Simancas en el pleno resultaba propia de un extraterrestre, diciéndonos que no éramos de fiar. Eso indica que han decidido repetir elecciones y creo que no quieren repetir elecciones para volver a la misma situación, sino que el PSOE está buscando otras mayorías que les permita un Gobierno con fuerzas de la derecha, concretamente, con Ciudadanos.
P,. Sea por lo que sea, ¿Por qué a la izquierda le cuesta tanto entenderse y llegar a acuerdos? ¿No cree que están decepcionado al electorado del PSOE, de Podemos, de Izquierda Unida o del propio Partido Comunista?
R.- No es que no nos entendamos, lo que entendemos perfectamente es que el PSOE se ha sumado a los poderes fácticos de este país que vetan que haya gente de la izquierda transformadora en el Gobierno del Estado. Lo que hay es ninguna voluntad del PSOE de compartir el Gobierno con Unidas Podemos. Cuando se dice «entiéndanse»,,, pues nosotros ya hemos cedido y ya he dado una lista.
P.- Pero una gran parte de los ciudadanos lo que no entienden es que no se entiendan. Esa es la conclusión que les queda y es lo que la gente ve.
R.- Pero si la gente ve eso es que no ve todo el panorama, porque el árbol no deja de ver el bosque. Creo que las personas razonables de este país, que son muchas, verán que Unidas Podemos ha cedido en todos los antojos que ha ido planteando el PSOE, y que el PSOE no ha cedido en ninguno. Por lo que no acepto esa premisa de que tienen igual de responsabilidades. Porque, al final, ¿qué es lo que nos están exigiendo? Pues que los casi cuatro millones de votos de Unidas Podemos se conviertan en un cheque en blanco para el PSOE. Ahora hablan de acuerdo programático, pero ese ya lo alcanzamos en los Presupuestos y el PSOE incumplió el 85% de lo que habíamos pactado en ese acuerdo. Con ese antecedente pues parece bastante sensato que Unidas Podemos tenga personas en el Consejo de Ministros que garanticen que esas medidas que van a beneficiar a nuestro pueblo no queden al albur de la cobardía o la excesiva prudencia del PSOE, que es incapaz de subir los impuestos sobre los beneficios de los bancos del 6% al 15%, cuando cualquier trabajador paga un 20 o un 25% en el Impuesto sobre la Renta.
P.- Cambiando de asunto, otro problema que preocupa es la división de la izquierda. Se ha visto en Madrid o con varias confluencias de Unidas Podemos, ¿Es posible la unidad de la izquierda?
R.- La izquierda tiene un serio problema, que no sabe anteponer lo fundamental a lo secundario. Ese es el obstáculo que siempre encontramos para crear amplias alianzas o gobiernos de coalición. La derecha es más pragmática y se une para mantener sus privilegios. Por eso, en el Partido Comunista de España valoramos por encima de todo la unidad de la construcción de la alternativa de izquierda, y pensamos que Unidas Podemos es un espacio en el que hemos conseguido que estén cuatro confluencias de ámbito consolidado en el Estado, con otras alianzas territoriales. Y eso hay que preservarlo, porque es un punto de partida de un proyecto alternativo de fuerza política que esté en condiciones de disputar el Gobierno de este país. No vamos a sacrificar un proyecto de unidad ante la primera discrepancia que surja en un proceso tan complejo como es la construcción de alianzas para gobernar. ¡Pues claro que surgen discrepancias!. Pero ¿cuál es la opción? ¿que a la primera de cambio rompamos la unidad del Grupo como algunos nos animan? Eso solo sería anular el peso político Unidas Podemos. Desde el PC y creo que desde IU preferimos construir acuerdos, eso sí, cediendo todos.
P.- Pero eso no está dejando al PCE y a IU un papel subordinado o subalterno a Podemos. ¿Qué papel juegan?
R.- Darle la cohesión al proyecto. Eso es fundamental. ¿Y no ser subalterno significa romper la cohesión? Aquí hay cuatro confluencias y cada una tiene el peso que le da su implantación y su militancia..Nosotros trabajamos para fortalecer a IU en el proyecto común de Unidas Podemos. Quien lanza esos cantos de sirena o tienen esa visión sólo buscan el enfrentamiento entre las fuerzas de izquierda. Los mismos que nos acusan de que la izquierda es incapaz de ponerse de acuerdo, nos animan constantemente a que rompamos los espacio de unidad de la izquierda con argumentos bastantes pueriles. Yo soy bastante mayor para hacer política en función de filias, fobias o envidias. Lo que intento es hacer política de la forma más racional posible y buscando lo mejor para los intereses de nuestro pueblo, y eso no pasa porque el PCE vaya rompiendo alianza, sino que vaya sumando constantemente a otras fuerza a las alianzas políticas de izquierda para llegar a ser alternativa de Gobierno. De hecho, la única vez que ha gobernado en España la izquierda alternativa fue en torno al Frente Popular, en la II República, que se construyó gracias a que todo el mundo fue capaz de ceder, y se produjo una gran alianza que tuvo una voluntad transformadora de la realidad, y la transformó en el poco tiempo que le dejaron. Era obvio que la oligarquía no lo permitiría y se produjo un Golpe de Estado que acabó como acabó, en una guerra. Estamos, de alguna forma, repitiendo esa situación porque hay otro intento de la oligarquía de este país para evitar que Unidas Podemos entre en un Gobierno compartido.
P.- Y ahora que se remonta a la Historia, ¿Qué opina de los discursos de la ultraderecha que estamos volviendo a escuchar en el Congreso?
R,. El fascismo siempre avanza en las sociedades cuando el Estado se olvida de hacer políticas sociales y de redistribuir la riqueza. En un país que está entre las diez economías más importantes del mundo es inaceptable que haya pobreza infantil, que haya más de diez millones de personas en riesgo de exclusión social o que haya trabajadores pobres, que antes no existían, y que son gente que tiene empleo y sigue viviendo en la absoluta pobreza.. Eso es producto de haber abrazado las políticas neoliberales, tanto la derecha como la socialdemocracia, y de haberlas institucionalizado con el Tratado de Maastricht o el artículo 135 de la Constitución. Eso deja hueco a la ultraderecha. Y asumen un pretendido discurso de defensa de las mayorías sociales, y ahí encuentra caldo de cultivo. En todo caso, la ultraderecha española, la de Vox, tiene unas característica muy propias españolas, porque más que ser una derecha anti neoliberalismo es una derecha franquista, y no es capaz de enfrentarse a los poderes fácticos que provocan la pérdida de condiciones de vida digna en nuestro pueblo. Es una ultraderecha franquista y autoritaria que busca mantener los privilegios de los más poderosos: la Iglesia, de los grandes grupos económicos o de los señoritos andaluces. Ahora han aprovechado una descomposición del PP debido a la corrupción estructural de este partido, y una situación en Europa donde sí hay una ultraderecha que combate el neoliberalismo. Al reflujo de ese discurso han intentando beneficiase, pero eso tiene los días contados.