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El punto de fractura de la cuerda

Fuentes: Gara

Encarcelar a una o varias personas, posibles interlocutores de una parte, es acabar con un proceso negociador, o no? ¿Negar siquiera la posibilidad de realizar un homenaje popular a dos militantes abertzales fallecidos en la cárcel es algo independiente de ese proceso negociador, o no? Los jueces cumplen su papel independiente; la Policía cumple su […]

Encarcelar a una o varias personas, posibles interlocutores de una parte, es acabar con un proceso negociador, o no? ¿Negar siquiera la posibilidad de realizar un homenaje popular a dos militantes abertzales fallecidos en la cárcel es algo independiente de ese proceso negociador, o no? Los jueces cumplen su papel independiente; la Policía cumple su papel independientemente, y PSOE y PNV parece que no tienen nada que ver con ello: ¿tiene que aguantar la izquierda abertzale estas provocaciones y estas mentiras, o no hay que pasar ni una? Curiosamente, ha sido la izquierda abertzale quien más claro ha dejado que el proceso puede continuar, y que va a aplicar grandes dosis de paciencia para llevar a buen término esta tarea. Posibilidades, existen; pero también peligros.

 

Recursos infinitos

Si no de recursos económicos, de recursos humanos la izquierda abertzale está sobrada, y siempre ha hecho gala de ello. Los liderazgos carismáticos tienen sus aspectos positivos, en especial su poder de cohesión, pero la izquierda abertzale ha preferido siempre el liderazgo compartido, pretendiendo así ejemplificar la importancia que se la da a la base. En efecto, la fuerza de un lider no reside en su buen hacer, sino en lo que lidera; en el apoyo con que cuenta y que es lo que, al fin y al cabo, se colocaría sobre una mesa de negociación. La fuerza de la izquierda abertzale está, actualmente, en la determi- nación demostrada por toda la gente que, de una manera u otra, apoyó la jornada de huelga y movilización del pasado 9 de marzo. Eso es lo irremplazable.

Ha costado llegar a esta situación, y en ese duro camino se ha reflexionado sobre experiencias pasadas, extrayendo como conclusión, entre otras, el escaso protagonismo popular en esos intentos negociadores. Las provocaciones se han repetido siempre, y su máxima expresión han sido las detenciones de gente que jugaba un importante papel en el proceso negociador. La izquierda abertzale ha sabido seguir, sin embargo, aun a costa de un relativo debilitamiento. En cambio, quien pretenda entablar un diálogo ahora tendrá que contar con la capacidad movilizadora de la izquierda abertzale para responder a cualquier agresión. Ese es el temor de PSOE y PNV.

 

Paciencia infinita

La izquierda abertzale es quien más empeño está poniendo en este intento de proceso negociador, y por ello, debe estar dispuesta a aguantar los numerosos ataques que obligatoriamente recibirá de otros agentes que tienen otros intereses diferentes. Estos ataques pueden ser, muchas veces, fruto de un análisis erróneo de la realidad, pero en otros casos, lo serán por todo lo contrario.

La izquierda abertzale debe mostrar paciencia ante las airadas voces que niegan cualquier posibilidad de diálogo, o ante aquéllas que presentan este proceso como (una reedición de) la derrota y rendición de la izquierda abertzale. La maquinaria propagandística ha funcionado a tope durante estos años, y nadie de ese entorno se ha atrevido a contradecir a ese aparato, de manera que es habitual oír hablar a tertulianos, articulistas y entendidos del bajo momento que atraviesa la izquierda abertzale. Sólo una disposición paciente en las formas por parte abertzale, pero sólida en los términos del proceso, puede solventar este obstáculo.

Otro carácter tienen los ataques que, de una manera totalmente consciente y calculada, provengan directamente de aquellas partes implicadas en el proceso negociador. En este caso, los ataques pueden tener como simple y natural objetivo tensar la cuerda a favor de cada uno; o resultar ser una maniobra claramente boicoteadora, porque no se aceptan los derroteros que está tomando el proceso. La izquierda abertzale debe demostrar, también aquí, paciencia, temple y valor para hacer frente a las provo- caciones, pero resulta fundamental saber discernir cuándo se quiere tensar la cuerda y cuándo se quiere romperla.

 

…pero análisis exacto de la realidad

Para involucrarse en un proceso de tanto calado, es necesario que la izquierda abertzale sea capaz de contar siempre con un examen pormenorizado de la realidad. Sólo así podrá discernir dónde se halla el punto de fractura de la cuerda; aquel al que no debe llegar ni permitir que los demás lleguen. Y en el caso de que esto ocurriera, saber detectarlo y retirarse a tiempo, sin empeñarse en tareas imposibles.

El gran, e inevitable, problema de la izquierda abertzale en este momento es que todos saben que es ella la más interesada en llevar a cabo un proceso de paz en Euskal Herria. Esto la hace evidentemente vulnerable ante propuestas que se asemejen en algo a una solución global del conflicto entre Euskal Herria con España y Francia, aunque realmente no supongan una solución real.

En esa convicción, siempre estará la tentación de negociar una mejora del estatuto de Gasteiz, y adornarlo como la solución al contencioso vasco. Es algo por lo que suspira parte o la totalidad ­no se sabe bien­ de ese mundo del PNV; y algo que ese otro mundo del PSOE podría asumir y celebrarlo como un éxito. Esta solución, perfecta para esas dos partes, tiene, sin embargo, su punto débil en la aceptación o no del plan por el tercer jugador, la izquierda abertzale.

Es decir, si la izquierda abertzale no acepta esas condiciones, lo perfecto de la solución se desmorona: deja de ser una solución a nada, y supone persistir en la situación actual. Seguiría siendo un gran éxito para el PNV y los círculos empresariales a que representa, pero en absoluto para el PSOE y los intereses españoles, pues, sin verdadera solución al conflicto ¿qué podría aducir este partido para defender un acuerdo de ampliación del estatuto que no sonara a privilegio, tal como sucede con Cataluña?

Sólo una posición de firmeza en los verdaderos términos del proceso negociador puede evitar una ma- niobra así (se podría dar, pero sabiendo que no es la verdadera solución). Por ello, es labor importante de la izquierda abertzale hacer comprender que la apuesta que hace es decidida, pero que está planteada en términos globales de resolución del conflicto entre Euskal Herria con España y Francia. Y que si no es así, cualquier intento de solución sólo podrá contar con la iz- quierda abertzale para tenerla enfrente. –