Hoy martes se está celebrando el cacareado referéndum entre la militancia de IU en Andalucía. Tras las elecciones autonómicas, IU ha resuelto aceptar el papel de simple llave, cuya mayor aspiración es decidir cuál de las dos facciones de la derecha burguesa machacará a la clase obrera de esta pobre comunidad autónoma. Como sabemos, contra […]
Hoy martes se está celebrando el cacareado referéndum entre la militancia de IU en Andalucía. Tras las elecciones autonómicas, IU ha resuelto aceptar el papel de simple llave, cuya mayor aspiración es decidir cuál de las dos facciones de la derecha burguesa machacará a la clase obrera de esta pobre comunidad autónoma.
Como sabemos, contra toda evidencia empírica, IU está inexplicablemente persuadida de que la facción llamada PSOE hará menos recortes que la facción llamada PP. Con todo, acabadas las elecciones, parecía haberse alcanzado cierto consenso entre su gente: apoyar la investidura del PSOE pero no entrar en su gobierno. Incluso la marginada ala roja (Gordillo, Anguita) se mostraba conforme.
Pero, al ver que la trampa colaba, el aparato amarillo del PCE decidió que la traición a los votantes debía ir aún más lejos y que, en realidad, lo suyo era un gobierno de coalición con los sociatas. ¿Problema? Que, para entrar en un gobierno de coalición, los estatutos de IU obligan a sacar adelante la decisión por medio de un referéndum interno. Y el grueso de la militancia lo que deseaba era un simple apoyo en la investidura.
Entonces, el aparato comenzó a mover su red clientelar, tejida durante años a base de prebendas y poltroneo repugnante, y, en cuestión de semanas, ya eran muchas las asambleas locales que se decantaban por entrar en un gobierno sociata. Ya se sabe: si no, Valderas se cabreaba y peligraba más de un carguito.
Al CUT-BAI (el único partido comunista, y no revisionista, que queda dentro de IU) se le impedirá votar por irregularidades en la puesta al día de las cuotas. ¡Otro problema menos! Además, el comité central del PCA decidió apoyar la entrada en el gobierno y lo proclamó a los cuatro vientos. Es como el centralismo democrático, pero al revés: primero se reúne el comité central, decide lo que sea y, luego, como una asamblea local decida otra cosa, ¡traidores!
Pero, pese a todo, había que asegurar aún más la victoria. ¿Quién sabía si podían quedar uniones locales críticas o con criterio propio? Al ser la experiencia un grado, y conociendo a esta fauna carrillista, muchos exigieron que, en el referéndum, lo que se preguntaba quedara bien clarito, con sus distintas opciones reflejadas y sin manipulaciones. Si las opciones quedaban claramente reflejadas (1. Pacto de gobierno con el PSOE; 2. Pacto de legislatura con el PSOE; 3. Simple apoyo en la investidura al PSOE; 4. No apoyar la investidura ni del PSOE ni del PP; aunque, en rigor, debería haber tres más: gobierno con el PP, legislatura con el PP e investidura del PP), entonces las posibilidades de que la opción 3 ganara (simple apoyo a la investidura) se verían seriamente incrementadas. Mal asunto para más de un «político profesional» de IU.
Los chicos del PCE se emplearon a fondo (¿quién sabe?, tal vez incluso llamaran a sus colegas del PSOE, expertos en manipulaciones antidemocráticas, para pedirles consejo). Primero convocaron el referéndum de una manera un tanto «peculiar»: aclarando que se trataba únicamente de «ratificar los acuerdos tomados por la dirección». ¿Ratificar?
Y siguieron pensando opciones, hasta que dieron con la obra de arte: dos preguntas en lugar de una. ¿Cómo es posible? La primera, si están conformes (o no) con el acuerdo alcanzado entre las direcciones de IU y PSOE; la segunda, si quieren un pacto de gobierno o un acuerdo de legislatura. Y, a la vez que hacían públicas las preguntas, comenzaron a hacer mucho, pero que mucho ruido: toda la prensa reprodujo cómo ellos estaban seguros (no: segurísimos) de que ganaría la opción del pacto de gobierno.
Jaque mate a la democracia interna. Si en la pregunta 1 votas que no, no tienes ni idea de lo que has decidido: ¿simple apoyo en la investidura al PSOE, o no apoyar la investidura de nadie?). Eso dificulta esta opción, sobre todo para ese sector que desea un mero apoyo a la investidura del PSOE, pero de ningún modo dejar gobernar al PP. Además, dado que la dirección asegura que ganará su propuesta, pocas personas se decantarán por intentar algo que parece imposible.
Pero, sobre todo, sembrando la confusión en esta primera pregunta, el voto contrario al pacto de gobierno ha quedado dividido. Unos marcarán «no» a la pregunta 1; otros, la segunda opción de la pregunta 2. De haber existido una opción clara de «apoyar la investidura sin entrar en el gobierno», esta opción habría tenido alguna opción. Pero, como hemos visto, al hacerlo así, sus partidarios quedan diluidos. La opción del pacto de gobierno sólo tendrá que enfrentarse a una opción que, en realidad, no es apoyada por casi nadie: el acuerdo de legislatura.
Lo mires por donde lo mires, no hay ningún motivo para no votar claramente las cuatro opciones puras (gobierno, legislatura, investidura o nada). Habría sido la única modalidad democrática y, seamos claros, el único motivo para no hacer este sencillo referéndum como dios manda es el siguiente: manipularlo para que salga la opción que ellos quieren.
El suicidio está consumado. IU quedará gravemente desautorizada ante los movimientos populares que traten de resistir a los recortes de la Junta de Andalucía. Y es que van a formar parte de un gobierno que, en los próximos años, inevitablemente, va a realizar agresiones sociales y recortes históricos e inauditos en nuestra comunidad autónoma.
De hecho, ya lo han anunciado: recortes en educación y sanidad para cumplir el objetivo del déficit. Por culpa, dicen, del PP (Centella y Valderas ya han apoyado esta tesis). ¿Se puede ser más hipócrita? ¿No fue el PSOE el que modificó, de forma exprés, la Constitución para limitar el déficit público y priorizar el pago a la banca privada?
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