Hay veces en la vida que crees que es imposible volver a sorprenderte por cosas que ya has visto o crees saber. Pero ocurre una y otra vez, te quedas boquiabierto. Y en parte, no nos engañemos, es maravilloso. Lo es, porque significa que con toda la que nos cae constantemente, con todo […]
Hay veces en la vida que crees que es imposible volver a sorprenderte por cosas que ya has visto o crees saber. Pero ocurre una y otra vez, te quedas boquiabierto. Y en parte, no nos engañemos, es maravilloso. Lo es, porque significa que con toda la que nos cae constantemente, con todo lo que los medios capitalistas de desinformación masiva intentan martillearnos, se podría pensar que ya nos da igual ocho que ochenta. Que nos es indiferente ver a fulanito de tal tener relaciones sexuales en directo o a un piloto de motos precipitarse ardiendo por una montaña mientras suenan de fondo ritmos rock y el presentador dice: ¡Eeeeeeeespectacularrrr! Pero afortunadamente, uno redescubre en sí mismo la sana cualidad humana de indignarse por diferentes y justos motivos. Valga mi artículo como homenaje a esta necesaria dimensión del homo sapiens.
El motivo de mi enojo fue la visualización de un spot de 53 segundos, que es lo que dura el marketing (o contramarketing según se mire), que le hace el ciudadano español Emilio Botín al español sin responsabilidad penal Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I de España [1] en la cadena pública Televisión Española con motivo del 70 cumpleaños del Monarca. Cadena controlada, por cierto, por el otrora Partido Socialista Obrero Español. Analizaré de manera sintética, racional y no exenta de humor, lo que en el spot se ve y se oye:
El vídeo empieza sonando con un enternecedor piano que me recuerda las películas infantiles tipo Mary Poppins con imágenes matizadas del Rey sonriendo bonachón y cercano. A todo esto, aparece Botín con su esbelta figura y su pose de galán de Hollywood (me remito al final de mi párrafo anterior), hablando en tono popular, permitiéndose así un acercamiento al pueblo que semánticamente persigue dos cosas: la primera, que el ciudadano español de a pie, el trabajador, sienta la difícil identificación con un hombre que gana 100.000 veces más que él y que le habla desde un rascacielos presumiblemente de su propiedad . El segundo objetivo, que piense que si bien él que ya tiene una edad (de 40 a 60) ya no llegará al rascacielos, quizás algún día su hijo/a sí. Porque como el ilustre ciudadano banquero Botín, también sabe pronunciar el participio de las perífrasis verbales de modo popular («estoy encantao«).
Formalmente, el lenguaje audiovisual utilizado es muy sencillo. La cámara se acerca lentamente al rostro del bello y carismático Botín (mientras no deja de sonar la enternecedora canción), el cual con su incuestionable carisma y sex-apple nos seduce constantemente en su oda a nuestro querido Monarca (ni George Clooney lo hubiera hecho mejor, bravo por los asesores del spot [2]). Pero no nos dejemos conquistar por la irresistible pose de nuestro galán triunfador y vayamos a ver qué dice este capitalista (perdón, quería decir empresario valiente y emprendedor). Escuchemos las razones que arguye para ensalzar la figura de nuestro insigne y queridísimo Jefe Supremo del Estado y las Fuerzas Armadas:
«[…] La Corona, además, ha sido una pieza clave en el proceso de internalización del país, las empresas españolas hemos alcanzado una presencia en el exterior impensable hace unos años.»
Admirado Botín, ¿es usted una empresa?, pensaba que era una persona, en cuestión un capitalista, digo… un hombre de negocios hecho así mismo. Usted no es una empresa, usted tiene una empresa, y no una, sino varias. Así que de la misma manera que yo no soy un artículo ni un coche ni una burra. ¿Usted sí cree que puede ser las cosas que tiene o el lugar donde «trabaja»?, ¿entonces si «trabajase» en una pollería usted sería la pollería, o peor aún, sería el pollo o la gallina?
Por otra parte querido Emilio, si me permites que te tutee, ¿qué quiere decir con una «presencia exterior impensable hace unos años»? ¿Te refieres al imperialismo de las empresas españolas en Latinoamérica?, por supuesto que no, que mal pensado soy. ¿Cómo ni imaginar que mi amado Rey podría estar ayudando a Repsol-YPF, a Telefónica, al Grupo Santander, etc, en sus negocios a costa de hacerles la vida más y más difícil a millones de latinoamericanos ofreciendo pésimos servicios, precios prohibitivos y trabajos basura?
«[…] Esta expansión no hubiera sido posible sin el papel impulsor e integrador que ha jugado la figura del Rey»
¿Acaso él, mi Rey, va a ayudar a entes abstractos, a personas jurídicas? Noooooo. El es el Rey de todos los españoles (personas físicas) y jamás «trabajaría» por nada ni nadie más.
«[…]Majestad, mi más sincera felicitación (con cara de compungido).»
¿Cómo no queridos lectores? Todos los españoles debemos felicitarnos de que los negocios, al señorito Botín, le vayan de perlas gracias a la intermediación del Rey. ¿Desea algo más el señor para que la fiesta sea perfecta, quizás una caja de Ferrero Rocher?
En definitiva, el cielo es azul, la nieve es blanca, los reyes lo son por la gracia de Dios o de Franco, la educación y la sanidad pública se van hundiendo a favor de las privatizaciones, la pobreza aumenta en España (hasta un 20% de la población según datos del INE) y los empresarios se lucran con la desgracia de los inmigrantes mientras azuzan la xenofobia entre la clase trabajadora por el reparto de las migajas. Pero la verdad que, después de escuchar a Emilio, sí que estoy convencido de una cosa: la Monarquía es necesaria para todos los españoles. Para unos, más que para otros.
* Jon Juanma es el seudónimo artístico/revolucionario de Jon E. Illescas Martínez, licenciado en Bellas Artes, artista plástico, analista político y teórico del arte socialista.
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Para ver una parte de la obra plástica y/o teórica del autor:
http://jon-juanma.artelista.com/
http://jonjuanma.blogspot.com/
Para ver el vídeo: http://uk.youtube.com/watch?v=LF1KVaJezJM
Notas:
[1]. Artículo 56.3 de la Constitución del Reino de España: «La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. […]».
[2]. Desde aquí hago un llamado para que o bien la Casa Real o RCTVE me den el número de contacto de los creativos de esta «maravilla» audiovisual, porque me encantaría contratarlos para la Primera Comunión de mi primito Pedrito.