El Rey de España -y de no se sabe cuántos españoles- se ha ido a Marruecos para demostrarnos que está en plena forma tras la enésima caída y la enésima pasada por el quirófano. Probablemente, con el afán de quedar bien y limpiar su imagen, dañada por algunos elefantes, alguna pelandusca de altísimo nivel, algún […]
El Rey de España -y de no se sabe cuántos españoles- se ha ido a Marruecos para demostrarnos que está en plena forma tras la enésima caída y la enésima pasada por el quirófano.
Probablemente, con el afán de quedar bien y limpiar su imagen, dañada por algunos elefantes, alguna pelandusca de altísimo nivel, algún pariente o parienta corrupta, alguna cuenta en Suiza, alguna herencia que se le olvidó declarar y tributar a Hacienda, y así… se ha ido a ver al Rey de Marruecos, al que trata de hermano (al parecer, el otro lo trata a él de primo). Se ha llevado una legión de empresarios, ministros en activo y, esa es la nota exótica del viaje, a los ministros de asuntos exteriores de la democracia, 7 u 8 paisanos… Esta noche tenían una cena para unos 600 en uno de los palacios del Rey de Marruecos… Que no decaiga, dinero para estas francachelas es lo que sobra en ambos países.
¿Tal vez el Rey de España quiera homologar su monarquía a la de Marruecos o tomarla como referencia de valor? Espero que no sea eso porque esa monarquía alauí está regida por un señor que no es precisamente ejemplar en materia de limpieza y transparencia en lo tocante a sus fortunas fabulosas; ni es ejemplar, mucho menos, en calidad democrática, en derechos humanos, en respeto a las resoluciones de Naciones Unidas sobre la descolonización del Sahara, en procurar el bienestar y el progreso de su pueblo…
Me temo que al Rey le resbala bastante todo esto. Él va como reclamo de los empresarios que van a su vez para hacer negocios y vender armas con las que el hermano marroquí del Rey pueda seguir sometiendo al pueblo saharaui, que conviene recordar que es el único pueblo árabe-bereber que tiene el español como lengua habitual.
Esperpento, puro esperpento, como supuesta forma de reforzar la llamada «marca España»… en Marruecos. Cosas de reyes primo-hermanos.
En medio de este derrumbe político-institucional y moral, en medio de esta pestilencia inaguantable, Rajoy ha invitado a su palacio a un puñado grande de empresarios gordos, muchos constructores y banqueros que son los que cortan el bacalao, para que le rían las gracias, le digan «nene, tú vales mucho y tus reformas mucho más y si están haciendo trizas a las 3/4 partes de los españoles, pues bueno, que a nosotros nos va de cine contigo, nene…»
En unas imágenes esperpénticas de esos fulanos paseando por los jardines de La Moncloa con un Rajoy cuya cara era un poema; la cara de esos boxeadores que se tienen de pie por inercia pero que llevan rato noqueados… la televisión groseramente gubernamental se refería a gesto patriótico y a apuesta de los grandes empresarios por la estabilidad política del país. Esto más que un esperpento es una burla y un sarcasmo contra un país en carne viva. Esos empresarios han destruido centenares de miles de puestos de trabajo para no ver reducidos sus beneficios y verlos incrementados, incluso, pese a la crisis. Esos empresarios han contribuido con su egoísmo al desastre nacional más grave que se recuerde. Esos banqueros han arruinado a centenares de miles de familias trabajadoras y de pequeñas empresas, a unas robándoles su casa, a otras bloqueándoles cualquier acceso al crédito.
Esos empresarios y banqueros si de verdad quieren apoyar la estabilidad y ayudar a sacar a su país del hoyo en el que lo han metido… basta con que paguen cabalmente sus impuestos, que no evadan con mil formas de ingeniería fiscal, que repatríen a España, tan patrióticos ellos, los miles y miles de millones que tienen escondidos en paraísos fiscales, que sinceren sus plantillas de trabajadores y empleados recortadas de forma antisocial sin más razón que sacar provecho de la crisis y sin más derecho que las «reformas laborales» demoledoras de Rajoy y Zapatero, que liberen créditos para las familias, las pymes y los autónomos…
Desde luego, si Rajoy no tiene más apoyos que este grupo de empresarios gordos y engordados a costa de la austeridad de todos los demás… le espera un presente y un futuro esperpéntico.
Y nosotros, ¿qué va a ser de nosotros? La respuesta no está en el viento, que diría Bob Dylan; la tenemos que dar nosotros mismos.
Manuel Zaguirre. ExSecretario General de la USO
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