Desde la ingenuidad, es frecuente decir que el Rey -Juan Carlos de Borbón- no sirve para nada, y que además cobra un gran sueldo que no se gana. Pero en estos días el Rey demuestra que esto no es así. El Rey si sirve, y además lo que cobra es una bagatela para todo lo […]
Desde la ingenuidad, es frecuente decir que el Rey -Juan Carlos de Borbón- no sirve para nada, y que además cobra un gran sueldo que no se gana.
Pero en estos días el Rey demuestra que esto no es así. El Rey si sirve, y además lo que cobra es una bagatela para todo lo que trabaja.
Al Rey se le reprochan muchas cosas -incluso los que tienen más memoria llegan a mencionar la extraña muerte de su hermano, el heredero. Se dice de él que estuvo al lado del General Franco siendo cómplice de cualquier tipo de barbarie, y se suele mostrar la foto de los dos juntos, en el balcón del Palacio de Oriente cuando el asesinato de los cinco antifranquistas el 27 de septiembre.
El Rey garantizó el tránsito a la democracia de una manera ejemplar. Gracias a su intervención se consiguió desarmar toda la capacidad de lucha de la clase obrera de este país y de su dirección política más genuina, que quedó hecha unos guiñapos gracias a sus habilidades.
Incluso cuando algunos sectores más bestias de la representación del capital trataron de torcer este brillante camino -23 F-, el Rey tardó en decidirse, pero finalmente decidió bien; y se apuntó a los ganadores.
El Rey amasó una gran fortuna, saliendo de la nada. Eso es el símbolo de lo que este país ofrece a quien se esfuerza para mejorar sus condiciones de vida. Hay quienes hablan de Colón y Prado de Carvajal, y otra canalla similar, y también de cierto préstamo de las monarquías árabes nunca pagado. Un Rey no puede ser un Rey pobre si quiere ejercer su papel con eficacia, y por ello Juan Carlos resolvió este tema con su eficacia de siempre.
El Rey es un defensor de la democracia, ya se sabe. Por ello fue «hermano» de Hasan II, a quien fue a llorar en su funeral. Por ello el pueblo saharaui siempre supo que sus palabras -dichas en El Aaiún- no valían nada para sus derechos, y que las prisiones marroquíes se llenarían de prisioneros, torturados y desaparecidos.
El Rey ha conseguido que los antiguos vasallos de sus colonias -cuando en el imperio español no se ponía el sol- se alisten hoy en sus tropas y mueran heroicamente defendiendo los intereses del reino. Las leyes de extranjería que él firma han facilitado esta tarea.
Por ello no se puede decir que el Rey no sirve para nada y que cobra mucho.
Gracias a su intervención la oligarquía de este país ha conseguido mantener su sanguinario proceso de acumulación capitalista sin mayores inquietudes. Así, ese sueldo no es una gran cantidad, cuando la oligarquía ha acumulado cantidades ingentes en estos «treinta años de democracia». Lo que pasa es que también sería lógico que ese sueldo se lo pagaran los Consejos de Administración de Endesa, Telefónica, La Caixa, Acciona, BBVA, etc., y no a costa de los impuestos del pueblo trabajador, a quien nada beneficia ese trabajo del Rey.
Por ello ahora, que el bloque oligárquico-burgués pasa por dificultades mayores, el Rey se justifica, y realiza una nueva acción para ganarse sus estipendios. Llama a todos y a todas para establecer un nuevo consenso que permita que todo siga como está. Hasta el Cándido y el Toxo han acudido prestos a su palacio para escuchar sus sabias palabras, y le han rendido pleitesía una vez más.
Que nadie diga que el Rey no sirve para nada y que cobra mucho. El Rey sirve a quien tiene que servir, y cobra una pequeña compensación por ello.
Pero, la clase obrera y el pueblo trabajador, si que no tenemos nada que ver con el Rey. Ni lo necesitamos, ni lo queremos, porque no queremos más cadenas. Que la clase obrera lo empuje al cajón de la historia con sus crímenes, sus robos y sus engaños.
¡Viva la República!
¡Viva la lucha obrera y popular frente a la crisis capitalista!
¡Por el socialismo y el comunismo!
Carmelo Suárez es Secretario General del PCPE
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.