Que el Gobierno del PP lo esté haciendo peor que mal no quiere decir que el Gobierno de cualquier comunidad, el de Cataluña incluido, lo esté haciendo bien, ni mucho menos. El discurso ahora dominante de la izquierda parece ser que es sumarse a cualquier iniciativa que sea contraria al Gobierno de Rajoy, como si […]
Que el Gobierno del PP lo esté haciendo peor que mal no quiere decir que el Gobierno de cualquier comunidad, el de Cataluña incluido, lo esté haciendo bien, ni mucho menos. El discurso ahora dominante de la izquierda parece ser que es sumarse a cualquier iniciativa que sea contraria al Gobierno de Rajoy, como si el enemigo de mi enemigo fuera mi amigo. Sobran y han sobrado motivos para oponerse al Gobierno de la monarquía, pero en estos momentos de acoso sin precedentes del neoliberalismo, de la injerencia en países emergentes, de deslocalizaciones y de globalización, no parece que la fragmentación y la reivindicación de autonomía e independencia propiciada y liderada, precisamente por la derecha, sea algo prioritario, cuando la corrupción, el paro, la precariedad, la represión y los recortes están abrasando a la población, tanto de Cataluña como a la del resto de las comunidades.
Tampoco vale que haya un apoyo más o menos mayoritario porque, si es por apoyos, más tiene el PP y ya vemos cómo nos va y de qué nos sirven. La oligarquía, y hasta Alí Babá, necesita el apoyo popular, pero el pago que da después de conseguir su objetivo bien sabemos todos cuál es.
La legalidad
Para unos, para los convocantes, el referéndum es legal, para otros, para el Gobierno central, no lo es porque es contrario a la Constitución Española. Pero la cuestión no está tanto en su legalidad, sino en el contenido del mismo, en para qué y por qué se convoca.
Creo que ambos Gobiernos, el catalán y el español no juegan ni pueden jugar limpio, sino que ambos lo hacen con las cartas marcadas. Es una partida de tahúres en la que cada uno defiende y va a lo que le interesa sin que ello tenga nada que ver con la realidad social de la gente a la que dicen representar. Los proindependencia invocan el sagrado derecho de la autodeterminación y el derecho a decidir, pero nada sobre el contenido de lo que está en juego y menos aún de lo que realmente ambicionan.
Por un lado la Constitución Española que el Gobierno central toma como libro sagrado no es más que el producto de un mal apaño de una Transición en la que no solo nada cambió, sino que vino a consagrar las tropelías de la dictadura. Sí, así fue, no solo nada se condenó sino que se bendijo de hecho y de derecho a sus protagonistas; cuarenta años después aún mantienen sus privilegios. ¿Con qué derecho y con qué legitimidad pueden hablar los que se mantienen y aún defienden, de un modo o de otro, el golpe de Estado y la dictadura? La Transición fue una burla al derecho y a las víctimas. Lo que en el mundo y en Europa fue una lucha contra el nazismo y el fascismo aquí dicen que fue una «guerra civil», cuando no una «cruzada», pero nunca un golpe de Estado.
Independencia y autodeterminación
No se trata de discutir el derecho que tienen los pueblos a ambas cosas, es algo obvio que nadie va a cuestionar. Pero sí se debe cuestionar para qué la independencia y la autodeterminación ¿Para qué ambas cosas, con qué contenidos, independencia de quién? ¿Alguien ha mencionado siquiera la independencia respecto de Bruselas, de la OTAN, o del modelo capitalista o neoliberal? Todo indica que ni siquiera se trata de cambiar nada porque, más o menos, perros y collares van a seguir siendo los mismos y hasta sus prerrogativas. Corrupción a tope, tanto en el centro como en la periferia y votar cada cuatro años y en el ínterin ver oír y callar, todo como siempre, como hasta ahora.
Los firmantes de la Transición, la derecha, y la izquierda que también sacó tajada, defienden a ultranza lo de la España Una Grande y Libre (más o menos). Mientras que la nueva izquierda o los que van de izquierdas, apuestan todo al sagrado derecho de autodeterminación y punto final, detrás no parece que haya nada o por lo menos nadie ha dicho nada.
Humo y prioridades
En las guerras se utilizan bombas de humo para despistar al enemigo. El humo tiene utilidad para unos y perjudica a otros. Aquí está claro quién es el beneficiario y quién el perjudicado con tanto humo y ruido. Porque, ¿después del referéndum qué?
Sí a las urnas, hagamos un referéndum, sí, hagámoslo pero planteando cosas, poniendo los temas que preocupan para ver cuáles son las prioridades de la población, los problemas de la gente a la que todos dicen representar, aunque yo me inclinaría por afirmar: gente a la que todos pretenden utilizar y manipular, olvidando que precisamente viven de la gente.
España, con Cataluña incluida por supuesto, lidera en Europa la cola del paro, de la precariedad, lidera el rescate multimillonario a la banca, la corrupción institucional, el número de políticos y partidos investigados (es más fino que decir imputados) cuando no condenados en firme. La brecha social de las desigualdades en Cataluña es parecida a la existente en resto de España, lo mismo que la servidumbre debida a las leyes de lo que han venido en llamar «mercados».
La ley mordaza ahí está para todos, lo mismo que los desahucios, los conflictos laborales o sociales tratados como de terrorismo y también todo el resto del código penal heredado del franquismo, en buena parte, cuando no más represivo, al menos en lo económico.
Autonomías y autonomías
Todo atado y bien atado, así llegó y quedó la Constitución Española del 78. No ha sido inocente su redacción. Su contenido divide más que une a los pueblos. Autonomías de primera y de segunda, autonomías que propiciaban y propician votos a cambio de favores, de privilegios. Trato desigual según qué cuestiones, peso bruto y específico diferente conforme a determinadas conveniencias, como si las demás comunidades fueran menos y menos sus gentes. Así las cosas, el efecto multiplicador aplicado a pequeñas cosas acentúan las diferencias entre comunidades a modo de mano invisible. Y en este juego de las ventajas y de las diferencias también se ha abierto la apuesta de la autodeterminación y, esto, por las dos partes que ahora están en litigio. Yo pongo más que tú y tú menos que yo. Justo lo contrario de la solidaridad entre pueblos. Justo el enfrentamiento entre las gentes porque, si fuera entre políticos, que les den.
A río revuelto…
El conflicto está montado y no se ve modo de pararlo. Mientras tanto la troika, o sea, la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se frotan las manos y siguen marcando el paso, sonríen desde lo alto y siguen a su ritmo, los intereses de su negocio no parece que se vean afectados. Sus plusvalías no dependen para nada de que se invierta aquí o en las antípodas, para eso han «inventado» la globalización y la deslocalización.
El poder económico nada ha dicho y nada ha censurado, es decir, todo indica que este barullo va bien para sus intereses.
Ignorancia
Entiendo que el Gobierno de la monarquía apueste por lo de Una Grande y Libre, porque cuantos más sean sus siervos y mayor sea su latifundio más esperan obtener. Pero no entiendo qué interés tiene o puede tener, no ya la izquierda de la Transición, sino la nueva izquierda, cuando tanto está apostando por esta avellana, podre por dentro, cuando con toda seguridad va a salir más que escaldada. Y no es su fracaso lo que debería preocuparnos, sino lo más arriba dicho sobre el río revuelto, que es lo que nos afecta y perjudica. Nos pasaremos un par de meses con los galgos o podencos y la casa sin barrer.
Sobran precariedades y derechos que reivindicar y por los que luchar. Pararse y quemarse en lo que ni siquiera llega a ser un símbolo es ininteligible, mientras que los problemas de cada día, los problemas reales de cada uno no solo siguen sino que se acrecientan. Llámense listas de espera, prestaciones por desempleo, precariedad, pensiones y todo lo que pueda ser objeto de recortes y que siguen y siguen recortando.
En resumen
Pero eso sí, para la nueva izquierda la autonomía e Independencia, es lo prioritario y para los otros como señuelo, más de lo mismo, el río revuelto les vendrá bien para dar una vuelta de tuerca más en el recorte de los derechos y de las libertades y, por supuesto, para así mejorar sus plusvalías que es de lo que se trata. Y los partidos de la nueva izquierda a uvas durante años. Distinta será la suerte de sus líderes que de este modo se catapultan y aseguran el empleo de por vida. Mientras, sin esperanza y a peor, los problemas de la gente no es que sigan, sino que se incrementan. Los días pasan y dirán, con razón, que hoy peor que ayer y mejor que mañana.
En estas condiciones y con todo lo dicho, el montaje de tanta autonomía y tanta autodeterminación, solo para algunas comunidades, no es más que demagogia para los suyos y motivo de enfrentamiento con el resto de los pueblos. Toda una apuesta con la que estamos retrocediendo décadas. Cada vez nos acercamos más a Grecia y en algunas cosas ya la hemos superado.
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