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Impresentables “Príncipe de Asturias”

El sionismo premiado por partida doble

Fuentes: Rebelión

El Estado Español es uno de los escasos reinos que subsisten en el siglo XXI. En una desesperado intento de dignificar un modelo caduco, medieval e irracional, se creó la Fundación Príncipe de Asturias, que todos los años otorga los premios «Príncipe de Asturias». Dicha entidad está sostenida por grandes grupos empresariales españoles, tales como […]

El Estado Español es uno de los escasos reinos que subsisten en el siglo XXI. En una desesperado intento de dignificar un modelo caduco, medieval e irracional, se creó la Fundación Príncipe de Asturias, que todos los años otorga los premios «Príncipe de Asturias». Dicha entidad está sostenida por grandes grupos empresariales españoles, tales como el Banco Santander y el BBVA.

Los fundadores pensaban que este premio podría «competir» con los premios Nobel. Sin embargo, desde su inicio el patronato ha hecho gala de un evidente desatino en los premiados y excesiva dependencia de las personalidades más reaccionarias. Por ejemplo, conceder el premio a la Cooperación a Bill Gates, el hombre que se ha convertido el más rico del mundo a cambio de monopolizar el mercado del software.

Este año, cuando el pueblo palestino está sufriendo en Gaza un bloqueo genocida, el jurado no ha tenido otra ocurrencia que otorgar dos premios al sionismo: el de las letras se le ha concedido al escritor Amos Oz y el de la «Concordia» al Museo del Holocausto de Jerusalén. Oz, por mucho que medios como El País den de él una imagen de «buen sionista», no dudó en apoyar el último ataque de Israel al Líbano.

Cierto es que el Holocausto judio (junto con el de otros grupos sociales como los gitanos o los serbios) fue uno de los episodios más execrables de la reciente historia de la humanidad, pero que un colectivo fuera víctima de tal injusticia no justifica, de ningún modo, la creación del Estado teocrático y racista de Israel (no hay que olvidar que es un Estado «sólo para judíos») y el posterior y continuo genocidio contra el pueblo palestino, con el objetivo de hacerlo desaparecer de lo que era su tierra natal. En este punto, preciso es recordar que el museo premiado se encuentra en Jerusalén, una ciudad ocupada ilegalmente, contra las múltiples resoluciones de la O.N.U.

Cierra el «cuadro de honor» de los premiados el cantautor en horas bajas Bob Dylan y, en Deportes, repite un piloto de Fórmula Uno (para compensar el anterior premio a Fernando Alonso), cuando es más que dudoso calificar como deporte ese gran circo de publicidad e insostenibilidad que es la F1. Ni Bob Dylan ni Michael Schumacher se dignarán en recoger personalmente el premio. Por último, recibe el premio de Ciencias sociales el sociólogo Ralf Dahrendorf, conocido ideólogo del gobierno de Tony Blair.

Tras la muerte violenta del oso Mitrofan y la censura a la revista El Jueves, sólo faltan unos años más de premios Príncipe de Asturias para el advenimiento de la III República.

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