Corriente Roja traslada a La Haine una valoración de su primer año de andadura política. Analiza el papel jugado por el PCE en la llamada «transición democrática» y profundiza en las perspectivas del «bloque anticapitalista de izquierdas» que llaman a construir. Además, opina sobre el trabajo del anarcosindicalismo y plantea la necesidad de reconstruir un […]
Corriente Roja traslada a La Haine una valoración de su primer año de andadura política. Analiza el papel jugado por el PCE en la llamada «transición democrática» y profundiza en las perspectivas del «bloque anticapitalista de izquierdas» que llaman a construir. Además, opina sobre el trabajo del anarcosindicalismo y plantea la necesidad de reconstruir un sindicalismo de clase y combativo en el estado español que incluya la realidad de los inmigrantes. Por último, revela algunos objetivos que se marca la organización a corto plazo, destapa los intereses de la política extraparlamentaria del Partido Popular y valora la vuelta de Julio Anguita al PCE.
Corriente Roja. Hay una frase del poeta cubano Rubén Martínez Villena que refleja el sentimiento contradictorio que genera hacer el balance de este primer año de vida de Corriente Roja: «estas alas tan cortas, y esas nubes tan altas, y estas alas queriendo conquistar esas nubes». Corriente Roja ha echado raíces, se ha desarrollado política y organizativamente y, sin embargo, queda tanto por hacer…El surgimiento de Corriente Roja responde a un objetivo político estratégico: contribuir a la reconstrucción del pensamiento y la acción autónoma y unitaria del movimiento obrero y de los movimientos políticos y sociales de la izquierda. La tarea titánica, a la que estamos llamadas todas las organizaciones que afirmamos la necesidad ineludible de destruir el capitalismo, es facilitar el alumbramiento del sujeto revolucionario sabiendo que solo surgirá de la propia experiencia de la lucha.
Para ello es preciso reforzar la percepción popular del carácter intervenido y sometido a los intereses del poder de la izquierda institucional y sus satélites; es decir, desvelar ante la opinión desinformada de tanta gente, la imposibilidad de cambio interno de organizaciones y dirigentes que deben su supervivencia a interpretar el papel en el sistema que quienes dirigen la orquesta le reservan.
Firmeza en negar lo viejo y voluntad permanente, obsesiva, de tejer redes y espacios unitarios de pensamiento y de acción. Eso pretendemos hacer. Nuestro trabajo, en el ámbito estatal, ha estado marcado este año por la lucha contra la Constitución Europea. El enorme trabajo militante desarrollado por las plataformas unitarias ha chocado frontalmente con el muro gubernamental y mediático que negó cualquier espacio informativo al NO, y con el denigrante espectáculo ofrecido por el amplísimo elenco de intelectuales, artistas y de las direcciones de CCOO. y UGT que pagaban con su propaganda por el SI suculentos servicios prestados por el poder. A todo ello hay que añadir la campaña de bajísima intensidad, casi vergonzante, de los socios del gobierno (IU y ERC) haciendo imposibles piruetas para conjugar el rechazo al modelo neoliberal europeo con el apoyo parlamentario a quien lo lleva a la práctica.
Otras líneas de trabajo han sido las movilizaciones unitarias de denuncia de la Constitución de 1978 y de todo el proceso de la transición y la reivindicación de una república de los pueblos del Estado Español que consagre, entre otras cosas, la soberanía popular y el derecho de autodeterminación. Las movilizaciones contra la boda real, el 6 de diciembre y el 14 de abril han sido expresión de ese malestar social cada vez más intenso, que se dirige contra el entramado institucional en su conjunto, y del que dan cuenta los famosos lemas: «lo llaman democracia y no lo es» y «no nos representan».
Un tema importante de análisis y debate en el interior de CR ha sido la secuencia de posicionamientos en relación con las ilegalizaciones de Herritarren Zerrenda (un grupo de militantes de Corriente Roja estuvo en la manifestación de Bilbao) y Aukera Guztiak, que culminó con la petición de voto para el PCTV-EHAK.
No aludimos a los temas de movimiento obrero que se tratan en otras preguntas. Hemos terminado el curso con unas jornadas de autoformación en un pueblo abandonado y recuperado por un grupo de gente vinculada a Vía Campesina en el que hemos participado 130 compañeros y compañeras de Corriente Roja de todo el Estado -incluidos ambos archipiélagos- y de otras organizaciones cercanas, que ha sido especialmente importante por el nivel de las ponencias y de la participación y por la calidez de la convivencia que allí se generó. Ya estamos empezando a preparar las jornadas del año próximo, al tiempo que trabajamos en programas de formación permanente.
¿Autocríticas e insuficiencias? A montones. Caer en un activismo intensivo en detrimento de un trabajo más a fondo en barrios, pueblos y centros de trabajo, insuficiente participación de toda la militancia en la toma de decisiones, retraso en la creación de núcleos de Corriente Roja en empresas, dificultades económicas y organizativas en los lugares donde Corriente Roja es más joven, etc.
Unos son errores, que hay que enmendar, y otros problemas de crecimiento de una organización que quiere romper moldes anteriores, que pretende conjugar pluralidad, democracia radical y eficacia en la acción y que no quiere cotizantes pasivos, sino militantes.
LH. Estos días, en el marco de la salida del PCE de los miembros de Corriente Roja, habéis denunciado la política (burocrática y cómplice con el poder) que desarrolla este partido, ¿qué análisis hacéis del papel jugado por el PCE en la mal llamada «transición democrática»? ¿Influye ese análisis en vuestra decisión de abandonar la organización?
CR. El PCE jugó un papel absolutamente clave en la transición porque tenía una potente organización y capacidad de influencia en el movimiento obrero y popular. Sin el PCE la transición no hubiera sido posible. Por eso la trascendencia de la traición de su cúpula dirigente fue decisiva. Martín Villa, Ministro del Interior y responsable de las torturas y asesinatos de cientos de militantes antifranquistas en los últimos años de la dictadura y durante la «pacífica» transición recuerda en sus memorias que la más importante aportación de Santiago Carrillo no fue la aceptación por el PCE de la Monarquía, el himno o la bandera, sino su decidida apuesta por la desmovilización popular.
Las autocríticas realizadas en fases posteriores, especialmente en la época de Julio Anguita, no alteraron la transmutación del PCE en organización plenamente integrada en el sistema; naturaleza que hereda IU. De ese cambio esencial que se consuma en 1977, aunque sus orígenes hay que buscarlos bastante antes, parte también su profunda incomprensión del conflicto vasco, cuando no su alineamiento con el españolismo más rancio como sucedió con su comunicado sobre los atentados del 11 de marzo [2004] en Madrid y la manifestación «contra el terrorismo» del día 12.
Como recordaba el editorial de ABC del 17 de marzo de 2004, IU y antes el PCE cumplen una función esencial para la estabilidad del sistema como dique de contención para evitar que puedan surgir fuerzas rupturistas «al margen de los cauces de la democracia».
A pesar de lo poco que aún representa Corriente Roja, somos conscientes del miedo que hay dentro y fuera del PCE e IU a que podamos contribuir a que ésto suceda. Las acusaciones públicas hacia Corriente Roja, realizadas desde dirigentes de estas organizaciones, de pertenecer al «entorno terrorista» y la multitud de bulos que circulan sobre nuestra actividad, está encaminada a construir barreras de seguridad e intentar impedir que la gente nos juzgue desprejuiciadamente por lo que hacemos.
Precisamente por las dimensiones del proceso de integración ideológica, política y económica y de desmoronamiento organizativo que se arrastra desde la transición, y que afecta al conjunto de la izquierda de todo el Estado, excepto -curiosamente- a la izquierda abertzale, Corriente Roja entiende que no es posible reconstruir la izquierda revolucionaria y reanudar el hilo del proyecto histórico truncado y traicionado, sin cuestionar todo el orden político que en ese periodo se instauró. En ese proceso entendemos que es muy importante la relación y el diálogo con la izquierda revolucionaria vasca.
Alguien ha dicho: «Perdimos la guerra y la transición. Salimos a buscarla».
LH. ¿Podéis mencionar algunas organizaciones concretas con las que estáis trabajando en la actualidad o veis factible trabajar?
CR. El trabajo unitario es una constante para CR en cada uno de los frentes de lucha, intentando compatibilizar el más amplio espectro ideológico dentro de la izquierda, con mínimos políticos irrenunciables compartidos.
Las organizaciones de ámbito estatal con las que más actividad y contenidos compartimos son: PCPE, En Lucha, co.bas, SOC-CUT, Coordinadora Sindical, determinadas federaciones de CGT, Cristianos de base y Cristianos por el Socialismo, Coordinadora Estatal de Solidaridad con Cuba, etc.
Con organizaciones del ámbito anarquista trabajamos unitariamente en el «Movimiento popular contra la Boda Real» y participamos en actos organizados por CNT y FAI contra la Constitución Europea. Aunque somos conscientes de las dificultades, es voluntad de Corriente Roja encontrar espacios de diálogo y colaboración en temas sindicales y en todos los que pueda haber acuerdo de contenidos.
LH. Vuestro objetivo actual es «crear un bloque anticapitalista de izquierdas». ¿Se trata de un bloque con perspectivas electorales, o bien consideráis que la lucha electoral no es relevante?
CR. La perspectiva electoral está excluida para Corriente Roja en tanto no hayamos conseguido contribuir a vertebrar un potente movimiento obrero y popular, que como tal sujeto político autónomo entienda que la presencia en el Parlamento le es útil, la controle y la ponga a su servicio.
La creación de un bloque anticapitalista de izquierdas la concebimos como resultado de ese proceso, que tiene como motor la lucha de clases y en el que la propia experiencia de la lucha, hecha conciencia y autoconocimiento, es el elemento constituyente. Lo nuevo que debe de surgir, el instrumento político adecuado a las condiciones y a las necesidades actuales no puede ser un diseño de laboratorio al margen de la realidad, ni mucho menos una suma de siglas.
En un proceso que aspira a cambiar de raíz el orden social existente, es evidente que los procesos electorales serán, si acaso, la consecuencia de cambios en la conciencia de los pueblos que sólo la lucha es capaz de engendrar.
LH. En el estado español el único sindicalismo de clase que queda hoy en día es, desde nuestro punto de vista y salvo contadísimas excepciones, el anarco-sindicalismo ¿Qué opinión os merece esta lucha hoy en día en el Estado español?
CR. Creemos que, además del anarcosindicalismo, hay una cantidad no desdeñable de intentos organizados de reconstruir el movimiento obrero. Lo que sí ocurre es que la democracia asamblearia de base y la crítica de la delegación, junto con la Independencia económica de la patronal y del estado, que el anarcosindicalismo ha seguido manteniendo como principio irrenunciable ha sido reconocido por muchos colectivos como la clave de bóveda de la autonomía de la clase obrera.
La defensa de los principios de democracia obrera, independencia de clase e internacionalismo, puede ser un punto de encuentro para parar el proceso de fragmentación y debilidad organizativa del movimiento obrero y abrir nuevos caminos de unidad en la lucha.
LH. Corriente Roja tiene militantes en CCOO, CGT y comités de base (cobas). ¿Veis alguna posibilidad de reorientar el camino de los sindicatos mayoritarios y mafiosos o creéis, por contra, que es necesario trabajar en la dirección de construir un sindicalismo de clase con potenciales posibilidades (y voluntad real) de plantar cara al capitalismo en el ámbito laboral? ¿Creéis que este sindicalismo futuro será tal pasando por el aro de las elecciones sindicales, las subvenciones estatales y los comités de empresa?
CR. En Corriente Roja abordamos este tema desde el más absoluto respeto a los sindicalistas que mantienen su lucha sean cual sean las siglas bajo las que la llevan a cabo, pues en las condiciones actuales de reconstrucción de un sujeto político que permita avanzar, nosotros no ponemos la autofirmacion sectaria por encima de las necesidades del movimiento. Por ello, si en lo referente a las organizaciones políticas pensamos que la cuestión de las siglas es secundario cara al objetivo de impulsar la movilización, en la cuestión sindical nos parece que lo es aún mas. La clave no está en si los actuales sindicatos mayoritarios son reorientables, lo que sí afirmamos sin ninguna duda es que, al igual que en las organizaciones políticas, esa reorientación no será jamás posible a través de la lucha «aparatista» interna. Sólo un potente ascenso de la lucha de clases, sería capaz de remover a esas direcciones burocráticas y mafiosas.
Pensamos, naturalmente, que es necesario trabajar autónomamente para construir un sindicalismo de clase y democrático. Consideramos, también, que no podemos aplicar mecánicamente fórmulas, sacadas de contexto histórico, de los debates del movimiento obrero de principios del siglo XX. Los sindicatos mayoritarios de aquella etapa histórica, primera mitad del siglo pasado, si bien ya podían se calificados de burgueses o mafiosos, servían no solo de referente, sino en muchos casos como escuela y medio de integración social de una gran cantidad de obreros. Si somos sinceros, la relación entre los pocos obreros «afiliados» a sindicatos mayoritarios en nuestros días y su organización sindical ha quedado reducida al mero pago religioso de una cuota que le dé derecho a asistencia jurídica gratuita en caso de conflicto con la empresa.
Que estos sindicatos no sirven es un secreto a voces: desde Corriente Roja hemos afirmado en varias ocasiones que se trata de organizaciones que se limitan a mantener un inmenso aparato burocrático y que su ámbito de incidencia se limita a la negociación, a la baja, de los derechos de una capa cada vez menor de la clase trabajadora: los trabajadores de grandes empresas, con contrato fijo y buenas condiciones. No les interesan en absoluto los precarios ni los inmigrantes, suponen la necesidad de hacer un trabajo que no están dispuestos a llevar a cabo y no les ayudan a engordar las listas de delegados sindicales.
Frente a todo esto nos encontramos con un escenario al mismo tiempo de debilidad, en todas las corrientes sindicales, y de surgimiento, disperso e ilusionado, de alternativas que cuestionan el actual estado de cosas y que pretenden iniciar el proceso de recomposición. El trabajo de Corriente Roja debe, a mi juicio, orientarse a fomentar y nutrir todos lo procesos unitarios y democráticos, procurando dejar de lado todas las tendencias al sectarismo o al corporativismo que pueden ser consustanciales a las experiencias de sector o de empresa. En este sentido no nos parece trascendente o que se pueda poner en el mismo plano la presentación a elecciones sindicales o el trabajo en los comités de empresa con la recepción de subvenciones estatales, que atan y corrompen los organismos. Corriente Roja no fetichiza ningún tipo de organización del movimiento obrero (comités, elecciones, secciones sindicales), sino que las considera como lo que son, herramientas al servicio de la movilización.
LH. ¿Qué valoración hacéis de la política extraparlamentaria y populista que desarrolla el PP, convocando movilizaciones contra las medidas superficiales del PSOE?
CR. Habría que señalar que mientras que las movilizaciones contra la guerra o en protesta por las mentiras del PP en el 11M tuvieron un carácter más espontáneo y multitudinario, las recientemente dirigidas por el Partido Popular presentan un perfil mucho más organizado y coordinado. Esta diferencia que señalamos no tiene nada que ver, por supuesto, con una apuesta por el espontaneísmo por parte del PSOE, que también tiende al discurso populista, o por el conjunto de la izquierda, sino que se puede deber a motivos bastante más profundos:
Nos parece que en primer lugar habría que analizar cuál ha sido el agente movilizador principal que ha utilizado el Partido Popular. Parece innegable que la gran mayoría de los asistentes a las manifestaciones, sobre todo la última [contra el matrimonio entre parejas homosexuales], estaban encuadrados en organizaciones que tienen que ver con el entramado social construido por la iglesia católica. Este hecho, debe servirnos de reflexión, y puede a la vez, sernos útil. Desde Corriente Roja hemos afirmado en diversas ocasiones que en el proceso de la llamada Transición, las organizaciones populares y todo el tejido social urdido en la lucha contra el franquismo fue destruido, científica e intencionadamente desde dentro. Las últimas movilizaciones nos señalan que, por contra, el tradicional tejido social ligado a la iglesia católica ha continuado disciplinando y articulando un determinado, y no desdeñable, sector de la sociedad.
Por desgracia, la España Negra, que muchos nos hacían creer fenecida, no sólo ha conservado intactos los privilegios económicos o los aparatos judiciales y represivos, sino que ha sabido mantener los mecanismos y organizaciones que facilitan su autorreproducción social. Ante esto se encuentran con una izquierda «cautiva y (auto)desarmada».
Pensamos que el camino para enfrentar esta situación es, en primer lugar luchar contra lo que la Transición monárquica significó, la Ley de Punto Final de todos los miembros de esa España Negra, y volver, de modo paciente y concienzudo, a construir la alternativa de sociedad, a fomentar una autoorganización que hunda sus raíces en la voluntad constituyente de las capas populares.
LH. Habéis abierto un frente de lucha con los inmigrantes sin papeles, algo que pocos han conseguido con éxito en los últimos años. ¿Cómo valoráis este proceso? ¿Pensáis abrir otros frentes, como por ejemplo el de la homosexualidad o el feminismo?
CR. La cuestión del movimiento de los inmigrantes se inscribe para nosotros en la concepción unitaria de lo que es la clase obrera. Si afirmamos, y lo hacemos, que se han producido unos cambios muy importantes, fundamentales, en la composición de la clase obrera, no podemos dejar de prestarle una atención primordial a un sector cada vez más explotado y más amplio numéricamente.
En Corriente Roja pensamos que la recomposición de la unidad de clase y, por ende, del movimiento obrero solo puede llevarse a cabo si se consigue integrar en las luchas a los trabajadores venidos de otras latitudes. Somos conscientes, también, de la dificultad de la tarea y de la especificidad de los problemas a los que se enfrentan los trabajadores inmigrantes. Por un lado son el segmento más explotado y con menos derechos de la clase obrera, y por otro, su ausencia de papeles, las particulares condiciones de su inserción en el mundo del trabajo y su condición, en la mayoría de los casos, de trabajadores eventuales, dificultan su integración en el conjunto de la lucha de la clase obrera.
El frente de lucha de los inmigrantes ha supuesto para Corriente Roja un objetivo y un trabajo muy importantes, hasta el momento hemos conseguido solamente echar a andar un proyecto que por ahora llega a una parte, que tenemos que reconocer, es aún minoritaria de los trabajadores inmigrantes. Al mismo tiempo debemos ser conscientes que si la reconstrucción del conjunto del movimiento obrero y de la izquierda en general necesitarán de muchos esfuerzos y de paciencia, en este caso seguramente el proceso será aún más lento y dificultoso.
El feminismo es un frente abierto en Corriente Roja, discretamente y con casi todo por hacer porque las fuerzas son limitadas y hay muchos frentes que levantar y luego sostener, pero está en construcción. Ya hace un año, en el II Encuentro Estatal, se aprobó una resolución que pretendía precisamente eso: abrir el frente feminista, que la liberación de las mujeres fuese algo más que un bonito principio teórico inserto en nuestros documentos, la guinda políticamente correcta que adorna cada proyecto político, una problemática subsidiaria y que siempre puede esperar porque existen otras prioridades. Y con la llegada del 8 de marzo de este año se constituyó Mujeres Rojas como frente feminista de Corriente Roja. Salimos a la calle con nuestra pancarta, nuestro primer documento, un tanto improvisado pero combativo, y muchas ganas de contribuir a la reconstrucción del movimiento feminista.
Mujeres Rojas está elaborando una propuesta de feminismo socialista partiendo del análisis de la estructura patriarcal que padecemos las mujeres y los hombres. Pensamos que la correcta comprensión de la naturaleza del patriarcado es condición necesaria para la formulación de un feminismo anticapitalista, y a partir de ello intervenir en los problemas concretos:
La feminización de la pobreza, la doble jornada, la diferencia salarial del 35 por ciento, la violencia contra las mujeres, los asesinatos, las agresiones sexuales, las redes mafiosas de prostitución, el sexismo lingüístico, el menosprecio de lo femenino», etc., etc.
La familia burguesa sirve, entre otras cosas, para vertebrar el caos de la sociedad capitalista, dulcificar el desorden de la lucha de clases y mitigar los efectos de la enorme violencia generada por un sistema de explotación tan severo.
Dos tercios del trabajo necesario para el funcionamiento de la sociedad lo realizan las mujeres en el seno de la familia patriarcal de forma gratuita, invisible y sin reconocimiento. Ello exige que las personas se separen desde su nacimiento en dos géneros construidos social y rígidamente sobre la base de una diferencia biológica, cuya única consecuencia debiera ser la capacidad reproductiva de uno de los sexos. Por ello las mujeres son forzadas a asumir determinados roles y funciones (también los hombres) y a desarrollar a su costa trabajos despreciados. Por ello la homosexualidad es una opción incorrecta, no tiene cabida en el esquema diseñado, es un misil lanzado bajo la línea de flotación del buque insignia capitalista y patriarcal. Y las lesbianas, de nuevo, se llevan la peor crítica porque desobedecen -la mujer debe ser obediente- el mandato «natural» propio de su sexo: dar a luz y criar hijos.
El socialismo por el que lucha Corriente Roja es un socialismo sin clases y sin géneros.
LH. Una agrupación exclusivamente política tiene sus limitaciones a la hora de difundir sus ideas y prácticas. Hasta donde sabemos, Corriente Roja se trata de una organización compuesta por activistas que prácticamente sólo militan en la estructura, sin un territorio de implicación como un barrio, universidad o centro de trabajo… Por otra parte, los grupos territorializados con actividad más de base, actualmente por sí solos tienen muy difícil salir de las luchas locales y plantear una crítica política anticapitalista global. Y sin crítica política global es fácil acabar trabajando para quien sí hace política a lo grande: la socialdemocracia. ¿Qué opináis de esto con relación a vuestra organización?
CR. Efectivamente, esa es la contradicción que sólo podrá superarse si Corriente Roja alcanza un nivel de desarrollo suficiente.
Una aclaración. Aún con enormes limitaciones y desigualdades territoriales, Corriente Roja funciona mediante núcleos sectoriales y territoriales, como organizaciones de base. Además tenemos comisiones para cada frente de lucha en los que participamos camaradas de cada organización de base, además de los que garantizan internamente la «reproducción», incluida la formación.
En coherencia con la afirmación de que la clase obrera de hoy (precaria, fragmentada, inmigrante) será el elemento determinante en la construcción del sujeto político, Corriente Roja pretende priorizar la organización por centro de trabajo. Al mismo tiempo creemos que es determinante reforzar los procesos unitarios en marcha en todo el Estado del sindicalismo de clase asambleario, de forma que las contrarreformas laborales por venir y que, con toda probabilidad se pactarán con CC.OO. y UGT, sean el escenario privilegiado de resistencia y lucha unitarias que permita percibir la necesidad y la posibilidad de un nuevo sindicalismo democrático y combativo.
LH. ¿Cuáles son vuestros objetivos y planes a corto y medio plazo?
CR. En Corriente Roja hemos intentado siempre desarrollar como central el concepto de praxis: básicamente saber combinar la teoría con la práctica. Nuestro reciente Encuentro de Formación, que ha supuesto una renovación en el ánimo de muchos de nuestros militantes, debe suponer un fuerte impulso para nuestra organización. En el próximo período debemos de analizar cuáles son los aspectos que nos faltan por desarrollar y en cuáles debemos incidir especialmente: reforzar el trabajo en el movimiento obrero, mayor participación en los movimientos sociales, en el movimiento republicano, tener mayor presencia en el movimiento feminista y en el movimiento vecinal, establecer un plan estable de formación, etc., y empeñarnos en el trabajo de un modo especialmente intenso.
A principios del próximo otoño celebraremos nuestro III Encuentro Estatal en el que vamos a subrayar la importancia de dar un gran impulso organizativo a Corriente Roja. Este impulso organizativo no tiene sólo como objetivo el aspecto interno sino que, a través del reforzamiento interno, debe trazarse la meta de comenzar a trabajar en la construcción de elementos estables en los movimientos sociales y en el movimiento obrero, en empezar a levantar procesos unitarios que hagan posible vislumbrar el surgimiento de instrumentos útiles que faciliten la construcción de la autonomía de los sujetos populares y la alternativa social.
También Corriente Roja continuará desarrollando procesos unitarios con las organizaciones que reseñábamos al responder la otra pregunta. Unos procesos que no tendrán que ver con pactos cupulares o con estrategias electoralistas, sino que estarán basados en nuestra coincidencia política en los distintos frentes de lucha. Como ejemplo concreto de trabajo unitario, será un eje de trabajo central para Corriente Roja la preparación de la protesta contra la conmemoración del trigésimo aniversario de la entronización de Juan Carlos de Borbón y de su jura de los Principios Fundamentales del Movimiento, que tendrá lugar en Salamanca, los días 14 y 15 de octubre, coincidiendo con la Cumbre Iberoamericana.
LH. ¿Qué valoración os merece el regreso de Julio Anguita?
CR. Antes que nada queremos reafirmar el profundo respeto que sentimos por su esfuerzo, así como nuestra solidaridad con quien ha recibido los ataques más feroces por parte de quienes representan a la izquierda políticamente correcta (direcciones de CC.OO. y UGT, el grupo PRISA, PSOE y PDNI), precisamente porque su discurso les dejaba en evidencia. Lo que sorprende es que cuando han triunfado plenamente tanto en el PCE como en IU esas posiciones políticas -con sus mismos protagonistas, Frutos y Llamazares- de la subalternidad al PSOE y a las cúpulas sindicales, Julio Anguita piense que se dan las condiciones para la refundación comunista dentro del PCE.
La dirección elegida en el reciente congreso del PCE está encabezada por dos de las personas, Frutos y Alcaraz, que con mayor virulencia criticaron los esfuerzos por mantener la independencia de IU, con la famosa acusación de hacer la «pinza» con el PP. ¿Cree Anguita que ahora existen los mimbres dentro del PCE para abordar la reconstrucción del sujeto revolucionario que él mismo no encontró cuando ostentaba la secretaría general de ese partido? Nosotros no tenemos la menor duda de que no existe esa voluntad en la mayoría de la dirección de un partido absolutamente responsable de la política de IU y que ha aprobado un documento sobre movimiento obrero en el que no se crítica la actuación de las burocracias sindicales, ni se plantea la necesidad de reconstruir el sindicalismo de clase y combativo. Es decir, en buena lógica materialista, la teoría está al servicio de la práctica y sólo surge como respuesta a las necesidades de la misma. Lo contrario no pasa de ser un entretenimiento metafísico. Como planteaban los compañeros Tafalla y Miras en unas jornadas de formación que Corriente Roja acaba de realizar: «El papel intelectual de los comunistas, a los que se les supone la máxima consciencia sobre su quehacer, es ser «expresión» del movimiento, esto es, devolver al movimiento como consciencia general los resultados generales de su praxis, para que la totalidad del colectivo y no solo un grupo privilegiado se los apropie y los convierta en motivo de reflexión y de desarrollo de nueva praxis».
Con toda la consideración a la buena voluntad que sin duda le anima, no creemos que lo que se pretenda anunciando su vuelta con bombo y platillo y nada menos que para redactar un manifiesto-programa, sea otra cosa que utilizar su prestigio para intentar ocultar que el rey está desnudo.
Web de Corriente roja: www.corrienteroja.org