“Presiones”, “Chantajes” y “amenazas” a la plantilla de Ford-España, y “persecución” a los delegados sindicales por parte de mandos de la empresa implantada en el municipio de Almussafes (Valencia); se trataría de “forzar” la inscripción en el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) -1.124 salidas-, aprobado por la compañía con sede en Detroit.
Éste es el contenido de la denuncia presentada el 9 de mayo, en una rueda de prensa, por el Sindicat de Treballadores i Treballadors del Metall (STM)-Intersindical Valenciana.
“UGT y la Dirección de la empresa afirmaron que esas salidas serían voluntarias, a través de bajas incentivadas y prejubilaciones para mayores de 53 años; pero (…) la realidad es que mandos sin escrúpulo alguno, más que posiblemente al servicio de una estrategia de la Dirección, y contando con el silencio cómplice del sindicato firmante (UGT), está utilizando los más ruines métodos para ‘quitarse de encima a quien sea y como sea’, con el fin de lograr cuanto antes el objetivo de las 1.124 salidas”, explica el comunicado.
Como ejemplo de la represión laboral, el STM remarca la apertura de expedientes (o la amenaza de aperturarlos) por faltas graves y muy graves, “sin base ni veracidad alguna y con el único objetivo de poner a la persona expedientada en el disparadero”; la nota informativa detalla que los casos han proliferado durante las últimas semanas.
El día anterior a la rueda de prensa, 8 de mayo, los sindicalistas presentaron una denuncia ante la Inspección de Trabajo; entre los fundamentos de ésta, figuran los seis expedientes –en el último cuatrimestre- que han afectado a delegados (o que ocuparían esta representación tras las prejubilaciones) del Sindicat de Treballadors del Metall, por supuesta “falta grave y muy grave”.
Con la ejecución del ERE, denuncia el sindicato, el empleo en la factoría valenciana se situará por debajo de los 5.000 trabajadores, un “mínimo histórico”.
Además de señalar la situación de “excepcionalidad democrática” en la planta de Almussafes, el STM se ha referido a “los pactos ocultos entre UGT y Ford, que han llevado a que más de un 97% de la plantilla esté afiliada al sindicato que le firma todos los acuerdos a la empresa”.
El presidente de la Generalitat Valenciana y candidato a la reelección por el PSPV-PSOE, Ximo Puig, se reunió el 8 de mayo con representantes de UGT en la planta de Almussafes; después del encuentro, Puig hizo hincapié en la relevancia del diálogo y la negociación, también en el “alineamiento que se da entre empresa y plantilla en torno a una factoría cuya apuesta por la electrificación refuerza a la Comunitat Valenciana como polo de la movilidad sostenible”.
El 8 de abril Europa Press informó sobre el acuerdo para la ejecución del ERE, citando como fuente a UGT; destacó que la compañía diera el visto bueno –finalmente- a la reivindicación principal del sindicato: planes de salida con carácter voluntario para los trabajadores nacidos en 1969 y 1970; además, la empresa “ha mejorado sensiblemente las cantidades ofertadas para las bajas incentivadas”, según la organización sindical.
La agencia informativa explicaba también los antecedentes del ERE: la factoría valenciana “se despide” de la producción de los modelos Ford S-Max y Ford-Galaxy, de modo que sólo fabricará el modelo Kuga en el contexto de su apuesta por el vehículo eléctrico.
Durante el proceso de aplicación del ERE, Ford-Almussafes ha continuado con las paradas de la producción previstas en el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), en vigor hasta el 30 de junio.
Se da la circunstancia, asimismo, que el grupo estadounidense Ford alcanzó unos beneficios netos de 1.757 millones de dólares en el primer trimestre de 2023.
Mientras, en el estado español, Intersindical Valenciana ha solicitado una reunión urgente con el presidente Ximo Puig y el conseller de Economía Sostenible, Rafael Climent, para explicarles la situación en la fábrica, la “persecución” y “represión” sindical y el proceso de salidas “voluntarias”.
Pero la lucha contra la represión laboral en Ford no se produce en solitario; el secretario general de la sección sindical de LAB en VolksWagen-Navarra, Raúl Portillo, y de LAB en Mercedes Benz-Vitoria, Alberto Txasco, firmaron el 3 de mayo un texto de solidaridad con el STM de Ford.
Entre otros puntos, hicieron la siguiente valoración: “Se olvida la multinacional, y quien le firma todo sin cuestionar nada, que las fábricas ganan millones de euros gracias al esfuerzo de las mujeres y los hombres que a diario acuden a su puesto de trabajo, no somos números en una hoja Excel”.
Por otra parte, en febrero se dieron a conocer los resultados de las últimas elecciones sindicales en Ford-España; logró la victoria UGT, con 22 delegados en el Comité de Empresa (sexta mayoría absoluta); el otro sindicato que obtuvo representación fue el STM (9 delegados).
Cinco días antes de las elecciones del 21 de febrero, la CGT difundió un folleto titulado Menos caramelos más derechos, con el que pedía el voto.
La organización anarcosindicalista resumía el retroceso en los derechos y condiciones laborales desde los años 80 en Ford: “Eliminación de comedores, reducción de la pausa para la comida de 30 a 15 minutos; aumento de la jornada laboral en 30 minutos para el turno de noche; pasar de cuatro a tres semanas de vacaciones en verano; introducción de las horas de formación fuera del horario de la jornada de trabajo, limitación de quinquenios (…)”.
En un comunicado del pasado 17 de febrero –Sobre los despidos anunciados por Ford en Europa– la CGT destacaba que Ford-España no ha dejado de ser rentable desde su implantación hace 47 años (el entonces monarca Juan Carlos de Borbón y Henry Ford II inauguraron la fábrica valenciana el 25 de octubre de 1976).
“La plantilla ha tenido que soportar renuncias como la pérdida de algunos pluses, la doble escala salarial (los nuevos cobran menos que los veteranos realizando las mismas funciones) o la obligatoriedad de trabajar jornadas extra en sábado”, denuncia el sindicato anarquista.
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