El 7 de febrero el juzgado de instrucción nº 1 de Roquetas dictaba un auto de procesamiento contra nueve guardias civiles por «presuntos delitos de trato degradante y lesiones» por la muerte, el 24 de julio, del agricultor Juan Martínez Galdeano en el cuartel de esa localidad almeriense. El abogado de la familia no admite […]
El 7 de febrero el juzgado de instrucción nº 1 de Roquetas dictaba un auto de procesamiento contra nueve guardias civiles por «presuntos delitos de trato degradante y lesiones» por la muerte, el 24 de julio, del agricultor Juan Martínez Galdeano en el cuartel de esa localidad almeriense. El abogado de la familia no admite «ni siquiera una desviación mínima de que la Guardia Civil se excedió en el uso de la fuerza y le dio una paliza injusta y brutal. El asunto de la causa de la muerte es casi secundario, el caso es que se murió. Que parece que no se ha muerto». Y aclara: «Han intentado que se retire la acusación, pero de eso nada».
DIAGONAL: La ampliación de la autopsia hecha por el Instituto Legal de Almería achaca la muerte de Galdeano «a una reacción adversa a drogas». ¿Cuál es su valoración?
JOSÉ RAMÓN CANTALEJO: Los guardias civiles arrearon una paliza de tres pares de narices a Galdeano. Se extralimitaron. Fue una paliza brutal y lo mataron. Y a mí que no me vengan con monsergas de que la última causa de la muerte fue la «ingesta de drogas». Porque, con toda seguridad, si no le hubieran pegado esa paliza no habría muerto. Y eso se saca de la propia autopsia. Dicen que claro, la toma de drogas podía haber provocado más estrés. Que si no las hubiera tomado es posible que la paliza que le dieron hubiera tardado 20 días en curar pero que no habría muerto. Pero esto último es una hipótesis. El caso es que murió. Incluso si fuera cierta esta hipótesis… ir a un cuartel para pedir auxilio, como está acreditado, y salir con una paliza tremenda, con lesiones que tardarían 20 días en sanar, ¡no hay derecho! Además, en esta ampliación de informe, en un párrafo sobre la rotura del esternón de Galdeano, el forense reconoce que la fractura es perimortal, es decir, que se produce inmediatamente -con un margen de aproximadamente 10 o 15 minutos- antes o después de la muerte. Y en el párrafo siguiente afirma que la rotura se produjo «después de la muerte». Sin ningún razonamiento científico que refuerce esa última conclusión.
Otro tanto pasa respecto al uso de la porra eléctrica, cuyos efectos este forense minimiza. Por su parte, un informe sobre la ropa, que ya está en el sumario, dice que aparecen quemaduras que podrían ser de esa arma. Para probar si funcionaba o no, yo lo que le diría al teniente es que se ponga firme y yo le doy con la porra. Utilizaron con un ser humano una porra para el ganado, para hacer avanzar a los cerdos en el matadero. Y la porra, aunque funcionaba poco, le aceleró el estrés. Y está también el spray. Porque el informe forense de Almería dice que también aceleró el estrés. Y la porra extensible -se ven los lampreazos en las fotos del cadáver- también aceleró el estrés. Esta ampliación del informe de la autopsia, que ha utilizado la Guardia Civil de manera tan chapucera, contiene cinco veces la palabra «puede» y una «podría ser».
D.: ¿Insinúa que fue la defensa o la Guardia Civil quien filtró el informe?
J.R.C.: No lo insinúo, fue así. Sin ninguna duda; tengo constancia de que eso es así. Y además tuvieron la habilidad de meterlo por la agencia Europa Press y con esos titulares resaltando la supuesta exculpación. Y lo filtraron también a la cadena COPE para multiplicar el efecto. El titular ha sido recogido en casi toda la prensa nacional: ya se sabe cómo son los periodistas y cómo ante una noticia de agencia, el titular manda de una manera tremenda. Es curioso, pero cuando hay un sentimiento general en la ciudadanía, una corriente de opinión totalmente convencida de la extralimitación que se produjo, de repente sale un informe muy difundido en los medios de comunicación con un titular del tipo «el informe forense exculpa a la Guardia Civil».
Pero el único que puede exculpar a la Guardia Civil será el tribunal cuando en su momento se juzgue el caso. Y este informe no es una cosa definitiva, es el que han hecho los forenses a los que les corresponde legalmente por el juzgado, pero ya hemos pedido -estamos esperando la contestación de la juez- otro informe complementario. Este nuevo y tercer informe no lo habíamos solicitado hasta ahora a la espera de saber si el que se iba a recibir de Almería coincidía con el primero -el del Instituto Legal de Granada-, que mantiene una relación causal entre la detención y la muerte. Y lo que no voy a aceptar de ninguna manera es que se intente presentar, y además interesadamente, un viernes por la tarde, sin haberlo recibido la Fiscalía ni esta acusación particular y ni siquiera el juzgado, un informe del que ya sabían el contenido. Porque además han tergiversado dicho informe: si le quitas, al principio, la frase «la causa principal de la muerte es la ingesta de las drogas de abuso» y la sustituyes por «la causa principal de la muerte fue la paliza» junto con que había tomado drogas de abuso, no le tienes casi que cambiar ninguna coma y vale igual. Es curioso pero esa frase del informe está en negrita, parece un título. Da la sensación de que su autor quiere facilitar el trabajo a los periodistas. Por eso y por otras contradicciones, hemos pedido la reconstrucción de los hechos. No sé si lo concederá el juzgado. Confiamos en la justicia y sabemos que finalmente esta gente va a ser condenada. Porque, por otro lado, está el vídeo de las cámaras del cuartel, que es incontestable.
D.: Sin embargo, según lo difundido por la prensa, en el vídeo no se ve gran cosa.
J.R.C.: Es un vídeo de seguridad, de mala calidad, pero se ve bien. Si la Guardia Civil dice que no se ve nada, ¿por qué no lo dejan ver? Que lo enseñen. La familia ya me ha autorizado a solicitar que pueda ser exhibido, el problema es que en las imágenes no sólo aparece el muerto sino los agentes y tienen que dar su consentimiento para difundirlo. La familia de Galdeano ha sido muy valiente al estar dispuesta a mostrar la muerte de su ser querido. Es muy desagradable. Yo reto a la Guardia Civil a que autorice que se exhiba el vídeo y que la gente se pueda hacer un juicio de valor. Lo que yo he visto es al señor Galdeano tumbado en el suelo recibiendo una paliza, patadas y porrazos, sujetado, como reconoce el cabo, durante 20 minutos con el pie sobre los omoplatos «decúbito supino».
D.: ¿Cómo califica lo sucedido en el cuartel?
J.R.C.: Una cosa es que yo diga, y la familia diga, en eso han sido muy prudentes, que estos guardias civiles no son unos asesinos. Que no se levantaron pensando «vamos a matar al señor Galdeano». Lo que decimos es que ha habido extralimitación en el uso de la fuerza, que ha habido negligencia y que ha habido una muerte. Y esos comportamientos no son de recibo en una democracia. No se puede admitir que vayas a un cuartel para denunciar unos hechos, vayas borracho, drogado o con un marcapasos y que te zurren.
«Tolerancia cero hacia los abusos policiales»
Esta frase del actual ministro de Interior en el Parlamento, este verano, no parece haber tenido muchos efectos. A los 80 fallecimientos en dependencias y actuaciones policiales entre 2001 y 2005, documentados por organismos de derechos humanos, se suman nuevos ‘casos’. La familia de A.L.A., un joven de Camas (Sevilla) que murió el 17 de enero en su casa, cuatro días después de su detención por un pequeño robo, achaca su fallecimiento a una paliza de varios policías locales de Tomares. Aunque el atestado policial argumenta que las heridas se produjeron tras una caída en la persecución, la abogada que lleva el caso vio al detenido en el calabozo y pudo observar directamente las lesiones: «varios puntos de sutura en una ceja y el otro ojo totalmente cerrado. Parecía un puñetazo; tenía moratones en los costados». Según esta letrada, hay otras diez denuncias por malos tratos en diferentes juzgados contra este cuerpo. Por otro lado, el 6 de febrero un turista belga murió en Marbella tras ser detenido por cuatro agentes locales. Según testigos, «le cogieron y le pegaron hasta que lo tiraron al suelo y, boca abajo, le pusieron las esposas. Otro agente le puso la rodilla en el cuello contra el suelo y lo asfixió. Cuando se dieron cuenta lo intentaron reanimar».