Hace aproximadamente dos meses, dos ciudadanos, uno en Sevilla y otro en Euskal Herria, fueron detenidos y llevados a la Audiencia Nacional, acusados del delito de «enaltecimiento del terrorismo», en lo que fue un aviso a navegantes y un toque de atención a todas y todos. Los dos detenidos no eran referencia alguna entre el […]
Hace aproximadamente dos meses, dos ciudadanos, uno en Sevilla y otro en Euskal Herria, fueron detenidos y llevados a la Audiencia Nacional, acusados del delito de «enaltecimiento del terrorismo», en lo que fue un aviso a navegantes y un toque de atención a todas y todos. Los dos detenidos no eran referencia alguna entre el mundo de los columnistas habituales en las diferentes paginas alternativas y anticapitalistas, pero la tarjeta amarilla estaba sacada, vía estos dos personajes.
Hace unos años, varios partidos políticos, cuya única actividad como tales eran la actividad política que se les supone a agrupaciones y coaliciones de índole política fueron ilegalizados y sacados de la pelea electoral con la disculpa de que eran vías y herramientas para la utilización de la violencia. Precisamente hoy han sido procesadas unas 40 personas, precisamente por militar en esos partidos a los que nos referimos, personas que jamás han sido condenadas por la utilización de la violencia. Son conocidas en sus barrios y pueblos y de ellos solo se conoce su actividad política. El aviso también es a navegantes, otros partidos también han sido señalados por la prensa del estado e insinuado su vinculación a la violencia, partidos que tan solo son conocidos por su ideología comunista o patriótica, en el ámbito del estado español o de determinadas nacionalidades, como Castilla, Galiza o Catalunya. La tarjeta amarilla, también fue para ellos.
Este mes de julio que agoniza, se cumplieron diez años del cierre del diario Egin, también con la disculpa de que servia a fines violentos, se le acusaba de fijar dianas, indicar objetivos y demás perlas. Uno, solía leer ese periódico, cuando mi economía me lo permitía y puedo asegurar que jamás vi diana alguna. Hoy ese periódico es un recuerdo de la historia de la prensa digna e indómita.
Todo vale, con la disidencia. Todo vale para acabar con quien molesta al estado, antes era el socorrido argumento de la conspiración judeo masónica, hoy es la lucha contra el terrorismo. Periódicos, partidos políticos, pero a fin y al cabo, en la lucha contra el capitalismo o de liberacion nacional, solo y tan solo, practican la violencia las organizaciones, que se definen como político-militares y efectivamente reconocen practicar la lucha armada. Esa definición no vale ni para Egin, ni para los diferentes partidos ilegalizacidos o amenazados de serlo.
En la lista de internautas detenidos no figura ni uno, repito NI UNO, de los que habitualmente entran en los foros de extrema derecha y hacen apología de la violencia fascista y/o piden abiertamente que se asesine a un ciudadano concreto. El foro de INFONACIONAL, es un buen ejemplo de ese fenómeno y hoy mismo pueden verse todo tipo de mensajes en ese sentido. ¿Habrá actuaciones del estado contra esa violencia de carácter fascista?
En la lista de partidos ilegalizados o en amenaza de serlo, no figura La Falange, pese a que sus dirigentes practican habitualmente la violencia, como así denunciaba Diagonal, u hoy mismo han pintorrojeado con amenazas un portal en Donostia, con firma incluida, amenazando a un ciudadano concreto. ¿Se verán por fin, actuaciones de la fiscalia contra este tipo de partidos?
Egin fue cerrado, por señalar victimas, por colaborar con la justicia, démosle una oportunidad a la ley y hagamos de abogados del diablo, pensemos que tendría base jurídica aquello…entonces siguiendo la misma vía argumental, se verán actuaciones contra esos periódicos que publican datos íntimos de personas amenazadas por el terrorismo ultra, datos tan importantes como su dirección personal, pienso yo, al fin y al cabo, mas grave que publicar la calle donde vive uno… y meter fotos de tu calle…
O en cambio, debemos pensar, que en el estado español, hay dos leyes, una para la extrema derecha y otra para los demás. Y a eso, no sabemos si debe llamársele democracia.