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El derecho a no ser prostituida

El tiempo pasa

Fuentes: Rebelión

Hace unos días escribí un artículo denunciando la situación a la que se ven expuestas las mujeres en un país en donde la prostitución está reglamentada, Alemania. Y la intención era denunciar el fenómeno de la compra de cuerpos de mujeres con fines sexuales, que en este sistema capitalista patriarcal funciona con el nombre de […]

Hace unos días escribí un artículo denunciando la situación a la que se ven expuestas las mujeres en un país en donde la prostitución está reglamentada, Alemania. Y la intención era denunciar el fenómeno de la compra de cuerpos de mujeres con fines sexuales, que en este sistema capitalista patriarcal funciona con el nombre de prostitución. Un fenómeno que consiste en reducir sistemáticamente e institucionalmente a las mujeres a la condición de sexo.

En el artículo denunciaba las condiciones de posibilidad de ese negocio, las famosas contrapartes; proxenetas y prostituidores, generando unos – con su demanda – una oferta multicolor, multirracial,»multiedad», y otros – con su reclutamiento cárnico – materia prima para dicha oferta.

La intención del artículo era acentuar la necesidad de análisis respecto a las consecuencias legales de los países reglamentaristas. Como Holanda, en donde los índices de tráfico de mujeres para la explotación sexual han aumentado, la demanda se ha disparado y las mafias quieren abastecer el mercado con variedad de «cuerpos». Tendremos que pensar un poquito en promover «el derecho a la libre elección de trabajo», que en gobiernos como el de los Países Bajos se promueve tanto, tanto, que han llegado a proponer un nuevo concepto: » el consentimiento de pleno grado a su propia explotación».

Alemania desde enero de 2002, año en que se considera la prostitución un trabajo legítimo lleva el mismo camino, las mafias multiplican sus ingresos. A nivel mundial el «negocio» de la trata de blancas es uno de los más rentables económicamente.

Sin embargo en países como Suecia en donde tras años de sensibilizar a la sociedad se aprueban leyes abolicionistas, consistentes en tipificar como delito la compra de cuerpos de mujeres para fines sexuales -liberando de culpa por completo a la venta de cuerpos por parte de las mujeres – se ha reducido un 80% el tráfico de mujeres y niñas. Los suecos que viajen fuera de su país buscando esos delitos podrán ser igualmente condenados, puesto que su gobierno no exime de responsabilidad a sus ciudadanos por el hecho de estar fuera de su territorio legislado. Cosa que no sucede en Holanda en donde un ciudadano holandés puede ser condenado por pederastia, pero en las calles de Bangok estará eximido si Tailanda no legisla la compra de niñas para su explotación sexual como delito.

El mundo es un Monopoli en donde por ahora siguen ganando los mismos, y perdiendo las mismas. Esto nos llevaría mucho tiempo, y es objeto de artículos más extensos, simplemente quería llamar la atención sobre el título que rebelión añadió a mi artículo del pasado 5 de abril. Yo lo titulé «Alemania un país de jauja ¿para quién?» y el título añadido era «Contra la prostitución», éste último me parece ambiguo, tal vez como el mío, pero la ambigüedad del contra puede resultar harto peligrosa, puede sugerir prohibiciones a las mujeres.

La posición contra la prostitución, dado que – por la situación misma que la sostiene – tiende a identificar el fenómeno exclusivamente con el colectivo de las mujeres, invisibiliza socialmente sus condiciones de posibilidad: esos otros agentes productores materiales, como son los «consumidores» y «empresarios». Convertir en objeto de persecución legal y susceptible de condena moral o judicial a las mujeres es el riesgo de las medidas prohibicionistas, y nada más lejos de la intención abolicionista, y de la de Alicia Martínez, la mía, por ello quería aclarar que tras denunciar el estado de dominación masculina perpetuado por proxenetas – estado o empresarios -, y prostituidores, tan solo quería seguir reivindicando, por parte de las mujeres, el derecho a no ser prostituidas. El tiempo pasa y no quería dejar esto sin aclarar.