El Tribunal Internacional Benito Juárez, formado por intelectuales y dirigentes sociales de América y Europa, declaró ayer al gobierno de Estados Unidos responsable de mantener desde hace casi 50 años una política de hostilidad y agresión hacia el pueblo cubano, que se ha manifestado en múltiples formas que van desde la realización de actos de […]
El Tribunal Internacional Benito Juárez, formado por intelectuales y dirigentes sociales de América y Europa, declaró ayer al gobierno de Estados Unidos responsable de mantener desde hace casi 50 años una política de hostilidad y agresión hacia el pueblo cubano, que se ha manifestado en múltiples formas que van desde la realización de actos de terrorismo hasta la aplicación de un bloqueo económico, comercial y financiero que priva a la población de elementos necesarios para su subsistencia y desarrollo.
Dicho proceder viola los principios consagrados en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la autodeterminación de los pueblos, contradice los principios de la Organización de Estados Americanos (OEA) y constituye una virtual declaración de guerra, subraya la sentencia que ayer emitió el tribunal internacional, después de someter a juicio al gobierno estadunidense por su accionar contra Cuba.
El tribunal fue integrado por Francois Houtart, intelectual belga que fungió como presidente del jurado; el estadunidense James Cockcroft; los mexicanos Ifigenia Martínez, Juan Bañuelos y Miguel Concha; Guillermo Almeyra y Hebe de Bonafini, de Argentina; los españoles Alfonso Sastre y Eva Forest, y el panameño Jorge Turner. Como fiscales del caso fungieron Enrique González Ruiz y José Luis Toledo Santander, así como Sergio Romero en el papel de defensor de oficio.
Durante tres días, los miembros del jurado escucharon las acusaciones de la fiscalía, los alegatos de la defensa y las declaraciones de los testigos. Asimismo, revisaron diversos documentos escritos y filmados. Con base en este material, consideraron probados todos los cargos que se formularon contra el gobierno de Estados Unidos, incluido el de genocidio, y lo condenaron sin género de duda.
Entre los delitos que se imputaron al gobierno de Estados Unidos por su accionar contra la isla, destacaron los de lesa humanidad, terrorismo de Estado, violación de los principios del derecho internacional y bloqueo mercantil y financiero.
En su sentencia, los jueces exhortaron al pueblo estadunidense a impedir la actitud agresiva de su gobierno contra Cuba y demás países del orbe, así como a repudiar las actitudes unilaterales que amenazan el orden internacional y violan los principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas.
De igual manera, convocaron a todos los gobiernos del mundo a mantener y reforzar las relaciones de amistad, culturales, económicas y diplomáticas con la República de Cuba.
La ocupación de Guantánamo, peligro para la paz mundial
Ante decenas de personas que se dieron cita en el Foro Cultural Coyoacanense, el presidente del tribunal dio lectura a la sentencia, en la que resalta la condena a la ocupación ilegítima por parte de Estados Unidos de 177 kilómetros cuadrados en la base naval de Guantánamo, que constituye un peligro a la paz mundial.
De nueve cuartillas, el fallo incluye una relación minuciosa de las agresiones que ha sufrido Cuba desde el triunfo de la revolución, las cuales se ubican en un «amplio abanico de sectores: políticos, militares, económicos y culturales, utilizando inclusive medios violentos, agresiones biológicas e intentos de asesinar a líderes del proceso revolucionario».
El documento será enviado a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la secretaría general de la OEA y a Amnistía Internacional.
Poco antes de concluir los trabajos del tribunal, los jueces reflexionaron sobre el sentido de su voto. Para ello, Miguel Concha Malo, del Centro Fray Francisco de Vitoria, se hizo eco de los señalamientos que hizo el ex canciller Bernardo Sepúlveda en el libro Los siete principios básicos de la política exterior de México, en donde afirma que la democracia y los derechos humanos no pueden ser impuestos por la fuerza, a riesgo de que el remedio cause un daño superior a las aflicciones que pretende atenuar (…) permitir excepciones a los dos reglas básicas (la prohibición del uso de la fuerza y la facultad de los Estados a determinar libremente las formas de organización política y social que más les convenga) abre la puerta a innumerables abusos.
Por su parte, Hebe de Bonafini, integrante de las Madres de la Plaza de Mayo, cuestionó que al presidente cubano se le llame dictador, pues «ningún dictador prepara a su pueblo como lo hace Fidel Castro. Un dictador no prepara a su pueblo para que piense», subrayó.
Guillermo Almeyra recordó que la primera vez que se habló de guerra preventiva fue durante el Tercer Reich de Alemania. En tanto, Eva Forest puntualizó que gracias al conflicto de Irak se ha detenido la agresión contra Cuba.