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Cambiarlo todo para que todo siga igual

El último Borbón

Fuentes: Rebelión

Tenia que ser ahora. Solo 7 días después de la gran debacle electoral del 25M para el bipartidismo PP PSOE abdica Juan Carlos I, el Rey «continuista» por dos veces: la primera al ser designado por Franco como sucesor en la jefatura de Estado y defensor de los principios del Movimiento Nacional. La segunda al […]


Tenia que ser ahora. Solo 7 días después de la gran debacle electoral del 25M para el bipartidismo PP PSOE abdica Juan Carlos I, el Rey «continuista» por dos veces: la primera al ser designado por Franco como sucesor en la jefatura de Estado y defensor de los principios del Movimiento Nacional. La segunda al ser avalado por los poderes económicos, eclesiásticos y políticos para garantizar la «transición» y con ella el «statu quo» y los privilegios de la clase dirigente.

Sin entrar en valoraciones personales del personaje, pero enviándole un «caluroso» recuerdo de parte de los Elefantes, Rinocerontes, Rubias y demás víctimas de sus caprichos monárquicos, si creo que es importante resaltar lo que sin duda es su «ultimo servicio» al Estado, al «espíritu de la transición», a los «poderes» y a sus «actores necesarios».

D. Juan Carlos anuncia la abdicación en su hijo, ensalzado desde siempre como el relevo que la institución monárquica necesita para adaptarse a los tiempos, como el individuo mas preparado para ser jefe de Estado y por supuesto como el garante de la estabilidad y la democracia de nuestro país.

Con su designación apoyada por la maquinaria económica y sus agentes políticos y mediáticos, se pretende eludir el necesario debate sobre el modelo de estado y con el, la posibilidad de que los ciudadanos opten por un sistema republicano que permita el avance democrático que supone la elección de nuestro jefe de estado a través de las urnas. Derecho del que aun estamos privados en pleno s XXI, en el que, como si de la época medieval se tratase, un ADN con prioridad masculina es a perpetuidad jefe de nuestro estado.

Pero no menos importante es señalar el segundo objetivo de este anuncio, en el momento en que los partidos de la transición, refugio y parapeto de todo un sistema de privilegios, negocios y castas y no pocos herederos del franquismo ven peligrar sus asientos, tras las elecciones europeas del 25M.

Sin duda, las piezas del tablero se han movido, enrocándose para evitar el jaque mate y provocando que tanto el efecto mediático de los nuevos resultados como los nuevos protagonistas de la actualidad política se afiancen en lo que podría ser y aun no será, un cambio de las reglas del juego.

Ni el PSOE, ni el PP, actores de un teatro que escriben otros mas poderosos, van a permitir un debate sucesorio, hurtandonos el derecho a decidir nuestra jefatura de estado y tampoco lo van a poner fácil para que cambiemos a nuestros dirigentes políticos en un escenario en el que muchos de ellos no tendrían hueco…

Ojo a los cambios que se provocan para que nada cambie.

En cualquier caso aun queda partida y los peones, aunque son la pieza mas débil del tablero, aunque tienen menos libertad de movimiento, siempre son determinantes y la pueden llegar a ganar, por mucho que los reyes, las reinas, alfiles y torres pretendan lo contrario.

Cuando los peones levantan la vista para entender la estrategia y comprender la jugada, dejan de ser piezas manipuladas y se convierten en jugadores y comprenden, como reza un graffiti en uno de los viejos muros del Albaicín de Granada «Los reyes necesitan súbditos, pero solo los súbditos necesitan reyes».

Blog del autor: www.bobastro2.blogspot.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.