Hace medio año ya fue conocida la portada del caducaHOY, suplemento de humor del Deia, contra la que se querelló la Fiscalía de la Audiencia Nacional por mostrar al rey cazando de igual a igual a uno oso borracho; de la misma tacada se querelló contra un artículo de Nicola Lococo en el que el […]
Hace medio año ya fue conocida la portada del caducaHOY, suplemento de humor del Deia, contra la que se querelló la Fiscalía de la Audiencia Nacional por mostrar al rey cazando de igual a igual a uno oso borracho; de la misma tacada se querelló contra un artículo de Nicola Lococo en el que el autor se ponía en el lugar del pobre osito alcohólico. Con todo, a la Fiscalía no se le ocurrió entonces pedir el secuestro de la revista, como ha hecho ahora con el número de El Jueves.
Objetivamente es una imbecilidad propia de un fanático no darse cuenta de que en 2007 esa medida sólo podría provocar lo que de hecho ha provocado: la reproducción de la portada en todos los blogs, páginas webs y en todas las ediciones digitales de los periódicos salvo el ABC. Además consiguió la medida que se agotara la revista: nada más enterarme bajé de kiosko en kiosko y en ninguno quedaba ningún ejemplar de El Jueves; incluso me crucé con una persona que iba con dos ejemplares y una enorme cámara de fotos (un periodista, supongo: vivo al lado de la Agencia EFE), hasta que finalmente encontré un ejemplar en un VIPS.
Si el objetivo era impedir la divulgación de este número hemos de suponer que de la Casa Real al Juez del Olmo ha habido un hilo de comunicación plagado de imbéciles en el que ni una sola persona se ha dado cuenta de que la medida era contraproducente. Pero probablemente no era ese el objetivo: probablemente se trata de un aviso a navegantes. El tema no es ocultar esta portada, sino tener asustados a los viñetistas para la siguiente: que no se vuelvan a atrever. Es decir, instaurar el miedo como instrumento para la censura. Es conocido que cada vez que en algún medio de comunicación se ha publicado algo que disgustara a la Casa Real el medio en cuestión ha recibido una llamada pidiendo que reconsiderara el enfoque, que es un eufemismo que quiere decir «oyes, que no se vuelva a repetir, ¿estamos?». Hoy mismo Deia explica que alguna de esas llamadas fue recibida en El Jueves. Cuando este tipo de avisos no fue suficiente fueron por la vía judicial en enero pero sin pedir el secuestro del número. Dado que seguía atreviéndose algún medio, ayer decidieron ir por la vía censora: y el próximo que me haga bromitas sobre la monarquía ya sabe a qué atenerse.
Aunque nadie se ha encargado de relatar la secuencia de los hechos (ni probablemente lo haga nadie nunca), parece obvio que la Casa Real hizo una llamadita al Gobierno y de éste fueron bajando las órdenes a través de la Fiscalía General del Estado hasta la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Si no es así, en las próximas horas Conde-Pumpido pedirá a ésta que retire la petición. Como eso no sucederá, el cese de Cándido Conde-Pumpido tiene que ser inmediato: una democracia no puede tener un Fiscal General del Estado que proponga el cierre de un medio por hacer bromas sobre ningún cargo político.
Conde-Pumpido tiene que irse ya mismo, pero no dejaría de ser una cabeza de turco: causa vergüenza ajena que ningún ministro ni ninguno de los partidos mayoritarios haya tenido las agallas democráticas para exigir la retirada de la medida censora; es vergonzoso que los medios de comunicación no sean unánime e inequívocamente contrarios al ataque a la libertad de expresión que aparece en medios internacionales para nuestro sonrojo (vean aquí la noticia en el Times, que es el primero en el que he buscado). Pero es la guinda a una vergüenza que dura ya tres décadas en las que se ha silenciado todo sobre los trapicheos económicos del abuelo Borbón, en los que ningún medio ha tratado el verdadero origen del marichalazo, en los que los guiñoles no tienen muñeco del Rey como muestra de respeto… Treinta años en los que la monarquía con la ayuda de todos los aparatos del poder ha sido lo que por esencia no puede dejar de ser: una institución antidemocrática.
La censura de ayer debe tener dos tipos de respuesta: una jurídica y otra política. La jurídica es sencilla dada la ingente difusión que ha tenido la portada censurada: escribamos todos a la fiscalía explicando que nosotros también hemos publicado la portada y que cualquier pena que pidan para los viñetistas de El Jueves nos debe caer a nosotros (obvia decir que yo ya lo he hecho y que voy a dar toda la difusión que pueda a esta idea a través de meneame y de su equivalente en el blog de escolar).
La respuesta política es inaplazable: ya está bien de ocultar un debate fundamental en nuestra democracia. Ya está bien de aceptar silenciosamente que una familia de parásitos se forre y tenga una capacidad de influencia política muy por encima de la reconocida por el hecho de haberse llevado bien con un dictador y haberse puesto a procrear después. Hay que abrir claramente el debate sobre la Tercera República que nos evite el chiste macabro (de muchísimo peor gusto que la viñeta de El Jueves) que supone tener que financiar a una Casa Real cuya gestión económica no sólo es opaca sino que no se puede cuestionar ni en el Congreso.
Quizá la cacicada dictatorial de ayer tenga la virtud de acelerar la llegada de la Tercera República (y con ella mi jubilación, pues con la venta del dominio www.iiirepublica.es podría vivir bastante bien…), pero ello no sucederá si volvemos a mirar para otro lado diciendo que ‘esta vez se han pasado’ como si la Monarquía no fuera una pasada en sí misma.