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¿Qué pasó en la F. de CC. Políticas y Sociología el día 30 de abril?

El victimismo como estrategia del sionismo

Fuentes: Rebelión

Desde el final de la II Guerra mundial el sionismo ha utilizado a las víctimas del holocausto para conseguir impunidad en el exterminio de la población árabe de Palestina. «El despliegue del Holocausto ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo, con un espantoso historial en el campo de los derechos […]

Desde el final de la II Guerra mundial el sionismo ha utilizado a las víctimas del holocausto para conseguir impunidad en el exterminio de la población árabe de Palestina. «El despliegue del Holocausto ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo, con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos, se haya convertido a sí misma en Estado «víctima», nos dice el profesor Norman Finkelstein1.

La estrategia del victimismo ha sido utilizada por Israel para impedir cualquier freno a su política de expansión colonial, llevando a cabo la limpieza étnica de Palestina, destruyendo pueblos, expulsando y masacrando a sus habitantes en lo que se conoce como Al-Nakba (el desastre). Ha hecho posible que Israel sea el único Estado del mundo que no tiene fijadas sus fronteras -requisito necesario para formar parte de Naciones Unidas según la resolución 242-, que incumpla sistemáticamente las resoluciones de Naciones Unidas -hasta un total de 67-, que ocupe el 80% del territorio Palestino, que implante un sistema de «apartheid», construya un «muro de la vergüenza» de más de 850 km. -declarado ilegal por el Tribunal Internacional de la Haya- y convierta a 4,5 millones de palestinos en refugiados.

En los últimos años el militarismo israelí ha ido incrementando sin cesar las agresiones a sus vecinos árabes. Ha justificando su política expansionista con el argumento de la «víctima que se defiende». Ha atacando el Líbano, Siria y ha sometido a Gaza -el territorio más poblado del planeta- a uno de los asedios más crueles que se conocen para terminar bombardeando a su población y causando 1284 víctimas mortales (894 civiles, 280 niños y adolescente y 111 mujeres) y más de 5000 heridos (más del 40% mujeres y niños)

En estos días un comité independiente integrado por expertos occidentales ha elaborado un informe jurídico titulado «Sin lugar seguro» en el que considera «probable» que Israel haya cometido «actos de genocidio» contra los palestinos en la franja de Gaza. Considera que existen pruebas suficientes de que Israel ha cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad e insta a los Estados miembros de la ONU a que denuncien a Israel ante el Tribuanal Internacional de Justicia, así como en terceros países donde esté vigente la jurisdicción universal, como en el caso de España -en donde ya han sido admitidas a trámite querellas contra Israel por crímenes de lesa humanidad-2.

Ante esta situación se vuelve a activar la estrategia del victimismo. Por un lado, se continúa evocando hasta la saciedad el doloroso pasado de las víctimas del Holocausto (películas, estudios, artículos, foros de debate ….) por otro, se apropia del «antisemitismo» convirtiéndolo en su consigna para perpetuar su condición de víctima eterna.

Una ilustración clara de este mecanismo -convertir a los verdugos en víctimas-, fue la convocatoria de una conferencia en la Facultad de CC. Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCMA) con el título «racismo y antisemitismo en Europa» que se anunció con un gráfico donde se mostraba el ascenso del sentimiento antijudío en países europeos, figurando España a la cabeza. Fue un acto organizado en el Salón polivalente con una capacidad para 700 personas que tuvo una asistencia de apenas 40 participantes.

Más allá de los ponentes y organizadores notoriamente identificados con las políticas Israelíes ninguno de los asistentes oyó, ni sintió que el acto estaba siendo boicoteado, ni escuchó insultos ni faltas de respeto. El acto transcurrió con total normalidad y se utilizaron los turnos de preguntas en los que algunos de los alumnos plantearon la paradoja de utilizar un título de la conferencia «racismo y antisemitismo» cuando ningún árabe -también semitas-, formaba parte de los ponentes, y sólo se habló del racismo hacia los judíos.

Lo más sorprendente y que evidencia la estrategia del victimismo es lo que ocurrió una semana más tarde. Los profesores de la facultad recibieron un correo desde una dirección gmail, es decir, desde un correo no institucional, pero que utiliza como nombre de usuario las siglas de la UCM (libertadexpresionUCM@gmail.com) una carta donde se manifiesta el «repudio a las acciones y expresiones de corte antisemita realizadas en contra del acto y los ponentes», acompañada de 16 firmas de profesores, de los cuales la mayoría no asistieron al acto. Dos días después, fue buzoneada esa misma carta acompañada de un artículo en la que el autor comparaba la situación que viven actualmente los judíos en España con la que vivieron en la época nazi en Alemania; también se acompañaba un documento sin firma que se utilizaba para dar fe de que el acto fue boicoteado (documento que no contiene elementos antisemitas, a no ser que se considere que hablar del lobby hebreo, o criticar al sr. Jacobo Israel Garzón, presidente de las comunidades judías en España, es antisemitismo)

También resultó sorprendente que a 10 días de celebrarse el acto, la Tribuna Complutense, de periodicidad mensual, se hiciera eco de la carta en la que se denunciaba el «boicot antisemita» del acto de la Facultad de CC. Políticas y sociología.

Una vez más, el victimismo, que si no se da se construye, trata de acallar las voces que denuncian las atrocidades cometidas por el sionismo israelí.

La pregunta inevitable es ¿por qué es tan necesario al Estado de Israel seguir capitalizando el Holocausto? Su condición de víctima es la que le permite asegurar su impunidad: se parte de esta condición, el siguiente paso es actuar violentamente presentando estas actuaciones como actos en legítima defensa, y puesto que se es la víctima, las víctimas de sus actos pasan a ser agresores. Es así que Israel no puede permitirse perder su condición de víctima y la consigna necesaria será el «antisemitismo»