En un reciente artículo, Las elecciones europeas: la amenaza de la extrema derecha, analicé la situación europea; ahora trataré el caso del Estado español, donde las candidaturas de extrema derecha estaban conformadas por el nuevo partido populista Vox y cinco candidaturas fascistas. Vox En términos de votos, la candidatura más importante, con creces, fue Vox. […]
En un reciente artículo, Las elecciones europeas: la amenaza de la extrema derecha, analicé la situación europea; ahora trataré el caso del Estado español, donde las candidaturas de extrema derecha estaban conformadas por el nuevo partido populista Vox y cinco candidaturas fascistas.
Vox
En términos de votos, la candidatura más importante, con creces, fue Vox. Su lista, encabezada por el antiguo eurodiputado del PP, Alejo Vidal Quadras, consiguió 244.929 votos, el 1,56% del total. Sin embargo, esta cifra global esconde una gran variación territorial. En Catalunya, Vox sacó un mísero 0,31% del total, mientras que en la ciudad de Madrid obtuvo el 4,2%, y en las provincias de Valladolid y Burgos el 3,4% y el 3,2% respectivamente.
También es muy interesante la variación dentro de Madrid. Su voto fue mucho más alto en zonas acomodadas como Chamartín (8,18%); Salamanca (8,02%) o Chamberí (7,23%) que en distritos populares como Puente de Vallecas (1,36%); Usera (1,67%); o Villaverde (1,52%). De hecho, en los distritos de Madrid hubo una relación casi matemática entre la renta per cápita y el voto a Vox. Este dato confirma que no estamos ante un partido clásicamente fascista, o nacionalsocialista. Tales partidos, aunque casi siempre los dirigen figuras provenientes de la burguesía o la pequeña burguesía, hoy en día ganan una parte importante de sus votos en los barrios populares, con discursos «radicales» y «antisistema». Vox, en cambio, es una voz de y para la pequeña y mediana burguesía.
Grupos fascistas
Las cinco candidaturas fascistas consiguieron, entre ellas, unos 78.000 votos, el 0,47%. La media docena de candidaturas nazis o fascistas que se presentaron en 2009 consiguieron entre todas unos 69.000 votos, el 0,43%, así que ha habido un ligero aumento. Sin embargo, su voto sigue siendo ridículo comparado con el obtenido por la extrema derecha en Europa.
La lista que más votos consiguió fue la de la Falange Española de las JONS, con 21.577 votos, el 0,13%. Parece que se trata de un voto residual, recibido por un partido que tiene más pasado que futuro. Esta formación evidentemente no se ha planteado abandonar (o más bien esconder) los símbolos históricos fascistas, un cambio que ha contribuido al éxito electoral del Front National francés y otros partidos ultra europeos.
La segunda candidatura fascista en votos fue Impulso Social, con 17.551, el 0,11%, aunque escondió tanto su naturaleza fascista que algunos de sus potenciales votantes quizá no la vieran como una opción. La lista la formaban tres partidos: Alternativa Española; Partido Familia y Vida; y Comunión Tradicionalista Carlista. Los dos primeros, presentándose por separado en 2009, sacaron un total de 30.039 votos, el 0,19%, entre los dos.
«La España en Marcha» (LEM) es una coalición de varios grupos ultras. Incluye a los responsables de la agresión contra la librería Blanquerna, sede en Madrid de la Generalitat catalana, y de diversas manifestaciones fascistas en Madrid a lo largo de los últimos años, con miles de participantes. A estas elecciones concurrieron sin Democracia Nacional, que presentó lista propia; no se sabe si por motivos de protagonismo o porque les preocupaban las declaraciones demasiado descaradas de Pedro Pablo Peña, dirigente de Alianza Nacional, a favor de la lucha armada contra la posible independencia de Catalunya. Con todo -y tras una campaña que incluyó un acto electoral en la librería nazi Europa, en Barcelona- LEM consiguió 16.879 votos, el 0,10%.
La propia organización Democracia Nacional (DN) consiguió 12.763 votos, el 0,08%. Queda claro que su distanciamiento de LEM fue sólo una cuestión táctica; sus militantes han participado en diversas agresiones a lo largo de los últimos meses. El dirigente de sus juventudes, Pedro Chaparro, justificó el apuñalamiento a un jornalero en Córdoba poco antes de la campaña electoral.
El voto al Movimiento Social Republicano (MSR) es mínimo, pero esto no impide que sus militantes lleven a cabo agresiones, como el ataque contra un acto en la Universidad de Zaragoza poco antes de la campaña electoral. Se acaban de detener a varios militantes del grupo juvenil del MSR y de otro grupo nazi, «Respuesta Estudiantil«, pero los tribunales no eliminarán la amenaza que representan los grupos nazis. Aunque insignificante en términos electorales, nos debe preocupar que 8.775 personas (el 0,05%) hayan votado a esta organización nazi (en 2009, fueron 6.009 votos, el 0,04%).
Finalmente debemos hablar del perro que no ladró, Plataforma per Catalunya (PxC). La crisis interna que ha sufrido este partido fascista trajeado esta primavera -con la fulminante destitución de su (entonces) máximo líder y fundador, Josep Anglada- sumada a las derrotas electorales que sufre desde finales de 2011, ha hecho imposible que presentara una candidatura a las europeas. Esto es una victoria para Unitat Contra el Feixisme i el Racisme, pero el principal ámbito de actividad de PxC siempre han sido los municipios, y la prueba real serán las elecciones municipales de mayo de 2015.
Nuevos movimientos contra la extrema derecha
Hay una buena noticia respecto a las elecciones europeas en el Estado español y es la aparición, aunque por ahora de manera incipiente, de Red Unitaria Contra el Fascismo y el Racismo. Esta red agrupa a movimientos unitarios contra la extrema derecha en diferentes territorios del Estado español.
Unitat Contra el Feixisme i el Racisme Catalunya por ahora es el único que está medianamente consolidado, con centenares de entidades adheridas y muchos grupos locales. Se fundó Unidad Contra el Fascismo y el Racismo Andalucía el año pasado, y ya cuenta con algunos grupos locales, aunque queda mucho por hacer. En tierras vascas, Batera Faxismo eta Arrazakeriaren Aurka se creó tan sólo en la primavera de 2014; ha conseguido unas adhesiones muy importantes que, además, superan la tradicional polarización en la política vasca. Aun así, aquí también queda mucho por hacer. Finalmente UCFR en Madrid y Mallorca son más una declaración de intenciones por parte de núcleos de activistas que movimientos reales.
La Red Unitaria editó un total de 85.000 ejemplares de su octavilla, «¡No votes a los herederos de Hitler y Franco!», que se repartieron en los diferentes territorios. Además, el periódico alternativo gratuito catalán, «Cafè amb llet», reprodujo la hoja en los 145.000 ejemplares impresos de su edición del 21 de junio, junto al material de la campaña contra el voto xenófobo impulsada por SOS Racisme Catalunya.
Por ser una red tan nueva y poco consolidada, no se puede juzgar su efectividad aún. La experiencia de UCFR en Catalunya -donde PxC ha ido perdiendo votos desde 2011, cuando este movimiento se consolidó- da motivos para el optimismo.
Diferentes retos para el antifascismo unitario
Los principales retos para UCFR en Catalunya son bastante claros. Primero, tiene que extenderse a los distritos y municipios donde aún no existe, de cara a las municipales del próximo mayo, sobre todo en el extrarradio de Barcelona. Segundo -en otro registro y con tácticas distintas- hay que extender la campaña contra el centro nazi, Tramuntana. Se le expulsó del Clot y ahora hay que evitar que se arraigue en su nuevo local.
En el resto del Estado español también existe el doble reto, contra la extrema derecha tanto en las elecciones como en la calle, pero el orden se invierte.
Los grupos nazis tenían claro que su objetivo real en las elecciones europeas no era conseguir escaños, sino fortalecer sus organizaciones y ganar seguidores. La lucha contra los nazis, por tanto, no se centra en las elecciones, sino en la calle. Pero esto no significa reproducir la vieja estrategia del antifascismo de una minoría radical y aislada. El reto es construir una oposición al fascismo capaz de salir a la calle, pero con una visión unitaria y una estrategia política, no sólo física.
A la vez, no hay que perder de vista a Vox. Como denuncia la Red unitaria, este partido alberga a varias personas que provienen del auténtico fascismo; además, puede hacer girar todo el espectro político más hacia la derecha. Hay que evitar que crezca, con argumentos y propaganda que revelen lo que representa realmente.
Conclusión
El fascismo es un producto del capitalismo, y en última instancia, acabar con el fascismo requiere acabar también con el capitalismo. Por esto, es muy positivo que en las elecciones europeas -y de manera especial en el Estado español- haya crecido la izquierda transformadora o anticapitalista. Lo más espectacular, por supuesto, ha sido el surgimiento de Podemos, pero también es notable que IU haya multiplicado su voto por tres, así como la entrada en el parlamento europeo de Bildu y de Primavera Europea, este último agrupa a Compromís y Equo. Queda por ver hasta qué punto este crecimiento electoral se traduce en lucha social y movilización.
En todo caso, y como ya se comentó en el artículo anterior sobre Europa, no se debe contraponer el fortalecimiento de la izquierda radical y la construcción de un movimiento unitario contra el fascismo. Hay que seguir organizando a la minoría anticapitalista, para que crezca y pueda presentar sus alternativas con más fuerza. Pero también hay que organizar a la gran mayoría de la gente que se opone al fascismo; necesitamos también el antifascismo del 99%.
David Karvala (@DavidKarvala) es militante de En lluita / En lucha