Veinte especialistas en monte y medio rural andaluz se dieron cita en Sevilla en las jornadas “Política forestal y mundo rural en Andalucía: nuevos retos e innovaciones”, para poner sobre la mesa y debatir la situación actual, los nuevos retos y las innovaciones que enfrentan tanto nuestro monte mediterráneo como las personas que viven y encuentran su sustento en él.
Lleno total ayer en el Aula Diego Angulo de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, durante la celebración de la Jornada “Política forestal y mundo rural en Andalucía: nuevos retos e innovaciones”, organizada por la Plataforma por el Monte Andaluz. Aunque el programa estuvo apretado, con la participación de más de 20 personas expertas en diversos ámbitos relacionados con el monte y el medio rural andaluz, desde la investigación a la experiencia, pasando por la gestión pública y privada forestal, patrimonial o económica, el debate ha puesto sobre la mesa los aspectos más importantes de la situación actual y los retos que afrontan las personas que viven en el particular y diverso bosque andaluz. Entre las ponencias invitadas, Juan Clavero, responsable del Área de Conservación en Andalucía de Ecologistas en Acción y Juan Romero, miembro de la Federación provincial de Huelva. La Universidad de Sevilla publicará en su red de Youtube la jornada completa en breve y en enero será publicadas las Actas de la Jornada, con el apoyo financiero de la Diputación de Sevilla.
Se han planteado diversas experiencias de zonas rurales, definiendo los mayores retos del monte andaluz que, además, de la ausencia de una política forestal, son entre otros: la pérdida en todos los aspectos que suponen los grandes incendios forestales, como el de Sevilla-Huelva en 2004 o el reciente de Sierra Bermeja este año, que conllevan una reducción de posibilidades de sustento en las poblaciones y una merma del paisaje cultural; la destrucción de la forma de vida y trabajo que proporciona la dehesa en Andalucía, particularmente la ganadería extensiva y la extracción de corcho, debido a la afección por patógenos demoledores para nuestros alcornocales y encinares, causantes de lo que ha venido a llamarse “la seca”, que son muy difíciles de detectar precozmente y cuya erradicación requiere el uso de productos no autorizados y debido también a la falta de apoyo e incentivación a los productos y productores rurales agroganaderos en extensivo; o la necesidad de adaptación de la gestión de los bosques andaluces mediante una selvicultura muy especializada en nuestros ecosistemas, para su conservación, potenciando sus múltiples funcionalidades de forma conjunta, sin mermar ninguna mientras se incrementa otra, como explicó Fernando Valladares, “como un equipo de fútbol, donde cada jugador tiene su función y es imprescindible para el buen funcionamiento de todo el equipo”.
El reconocido científico Valladares planteaba durante su ponencia la importancia de que esté sano y vivo el tejido formado por las interrelaciones entre las especies (humana, animales y vegetales) para tender a una diversidad ecológica que es necesaria para favorecer la estabilidad y garantizar la excelencia y multifuncionalidad de la vida. Insistió en que “no se puede simplificar la vida” y de ahí la importancia ordenar los montes andaluces vinculando la participación social, científica y política a la hora de la toma de decisiones.
En esa línea, Juan Clavero ubicaba el pionero Plan Forestal Andaluz (PFA) de 1989 como modelo que, sin embargo ni fue dotado presupuestariamente ni sus sucesivas revisiones han sido tales. Tras constatar que fue un ejemplo de participación y de objetivos para y por el mundo rural y forestal andaluz, Clavero hizo un repaso argumentado por todos los objetivos incumplidos, “planteando que después de 30 años estamos en la fase de adecuación del PFA y es necesario hacer un análisis y balance, con una valoración real de la situación actual utilizando una terminología unívoca y común, con participación y gobernanza y una inversión acorde y sostenida”.
Por su parte, Juan Romero alababa igualmente el documento de planificación forestal de 1989 que, sin embargo “ha quedado en papel mojado”. Apunta Romero que “nadie en política cree en los bosques y el monte andaluz, especialmente la dehesa, más allá de los productos con valor de mercado”. Y, sin embargo es un nicho de biodiversidad con infinidad de servicios ecosistémicos de alto valor, lo cual es una riqueza que necesitamos aprender a administrar porque ya sabemos que “sin biodiversidad no hay vida”. Pero la falta de apoyo a los pequeños y medianos propietarios para el mantenimiento de sus fincas y el desarrollo de actividades agroganaderas en extensivo, por lo que finalmente terminan rindiéndose y vendiéndolas o bien a manos de la agroindustria, o a grandes latifundios contiguos, o a fondos de inversión, o bien sucumben ante las promesas del cultivo del eucalipto.
Asistentes y ponentes coincidieron tras el debate en que la confusión entre lo que es el monte andaluz, que acoge y sustenta a todas sus criaturas incluido el ser humano, y lo que es una mera superficie forestal como territorio poblado de árboles, conlleva identificar la conservación con la vana inacción contemplativa y la gestión con la selvicultura agresiva dirigida a la producción maderera. Aclarado esto, la jornada concluye que el monte andaluz, moldeado históricamente por la actividad humana, requiere que así siga siendo pero con la aplicación de una nueva selvicultura que integre los saberes rurales y las necesidades de las gentes que viven su día a día rural, estableciendo una política forestal y rural andaluza que se plasme en una adecuación del plan Forestal Andaluz forjada por el diálogo entre la experiencia y los saberes de la población rural, la gestión y la investigación científica.
La Plataforma por el Monte Andaluz ha visto reforzada con la celebración de esta jornada su propuesta de que “sólo de forma participativa e integradora, el nuevo Plan Forestal Andaluz establecerá los objetivos, medidas y actuaciones necesarios para la ordenación territorial y la inversión pública que requiere con urgencia un manejo del monte mediterráneo contando con sus habitantes, respondiendo de forma eficiente a los nuevos retos que platea la situación de emergencia ante el cambio climático en el monte andaluz, y potenciando los valores intrínsecos y la riqueza del monte y el mundo rural andaluz”.