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En Brasil una victoria de la derecha equiparada a la colombiana

Fuentes: Rebelión

La imagen llorosa de un ojo con los colores verde amarillo de la bandera y la pupila un circulo azul que semeja el universo, con veintisiete manchas que son los estados federados y desbordada una lagrima roja; resume el impacto causado por el resultado del triunfo electoral del ultraderechista y militarista J. Bolsonaro a la […]

La imagen llorosa de un ojo con los colores verde amarillo de la bandera y la pupila un circulo azul que semeja el universo, con veintisiete manchas que son los estados federados y desbordada una lagrima roja; resume el impacto causado por el resultado del triunfo electoral del ultraderechista y militarista J. Bolsonaro a la presidencia de la República Federativa de Brasil.

La justa electoral de ayer, 28 de octubre de 2018, dio como resultado un 44% de votos a favor del progresista Fernando Haddad, con una diferencia de 11 millones de votos a favor del ultraconservador y ex capitán del ejército que viste con indumentaria militar.

Habla y ora con un pastor evangélico. Reforzará el poder de las fuerzas armadas, depositando en ellas la política de seguridad nacional. Propone mano dura contra los criminales, anunciando que un policía que no mate no es policía; que cada ciudadano debe armarse y cada propietario de tierras con las armas ejercerán su defensa sin importar la inexistencia del mapa catastral vigente que viola el principio de fe pública, respecto a los tenedores violentos de las tierras. Anuncia la tipificación como terroristas de los trabajadores agrarios sin tierras, de sus organizaciones sociales e inexistencia de organizacional social en cualquier forma de terrenos privados, anticipando la judicialización y represión a cualquier acto de protesta social.

Para cumplir sus promesas anuncia programa acelerados de privatización, a todos los niveles con medidas amables para el mercado neoliberal. Privatizando el sector público empresarial, impulsando la industria extractiva del petróleo, controlando el capital privado la producción de la electricidad, los correos etc. Impulsará una reforma fiscal que reducirá los impuestos a los privilegiados del capital, destacando que son los que exponen e invierten en el país; pero callando ante la remitida de la invasión del capital multinacional que dará al traste en demasía con capitales locales. Repite el modelo de un impuesto único típico del 20% de impuesto sobre la renta de las personas físicas, en físico reparto de igualdad ante la desigualdad y sustitución del sistema de pensiones por otro de capitalización, en beneficio de la voracidad del capital parasitario financiero. Al unísono con las medidas de Trump, aplica la reactivación de la recesión económica, a costa de los derechos de los trabajadores, anunciando: «! ¡Primero Brasil…!» Pero esta por verse como estará su enfrentamiento con la potencia imperial ante la guerra económica vigente.

La afectación a la Amazonía será inminente y bajo un enunciado de postura de supuesta defensa de soberanía (no indica programáticamente si alimentaria), precisa o suaviza la permanencia en el Pacto de Paris sobre calentamiento global.

La suerte de la Educación, bajo orientación de militarización de la enseñanza y la promesa de designar a un general como ministro de educación. ¿Cómo podrá la ignorancia pulir el esplendor de las ciencias útiles, como aspiraba el sabio José Celestino Mutis; o superar la contradicción de la espada ante la literatura, como enunciaba Cervantes Saavedra? El predomino de los colegios militares en todas las capitales creando donde faltare alguno, bajo la premisa de modificación de los planes de estudio. No hacia un conocimiento, clásico, enciclopédico, humanista; sino bajo la formación de un profesional gerencial al servicio de la economía de mercado. Prohibición absoluta de las ideas progresistas en aspectos de igualdad sexual, de género, de raza, feminismo, de libre desarrollo de la personalidad. Asume el rechazo en las escuelas que predican la ideología de género. Aplicación fanática de concepciones religiosas en torno a esos temas, bajo el prurito de defensa a la familia y el combate a las drogas. Bolsonaro representa lo más atrasado, conservador y reaccionario y sobre el aumento de la miseria y masacre a la clase trabajadora, impondrá el espejismo del crecimiento económico. Su elección consolida la tendencia de derecha en el escenario latinoamericano y claro rumbo de expansionismo militarista. Con una estrategia de dictadura mediática, afinaron un conjunto de instrumentos hacia el fin determinado del rimbombante eco que el Brasil iba a ser entregado por los progresistas del Partido de los Trabajadores «al igual que a las farc». Que se atuvieran al triunfo del «castrochavismo»» sobre la aplicación de la dialéctica del miedo y el «vamos pa´ Venezuela», contribuyendo a un consenso de acción multilateral para intervenir en Venezuela y obtener más réditos en la crisis de saqueo económico aplicado en la extensa frontera brasileña.

Sobre ese escenario de polarización y falacias desviaron la atención del foco de corrupción y golpismo imperante de todos los partidos que le acolitaron; en la más compleja comprensión de escenario político alguno, que coloca al electo presidente en aguda confrontación de gobernabilidad. Pues difícil en el arte de gobernar para el presidente electo la existencia de un Congreso plagado de partidos minúsculos con ideologías indefinibles. Partidos en número de treinta, debilitados por sinnúmero de escándalos, con tendencias conservadoras y practicas de clientelismo y lobbies, bajo los intereses del agronegocio expoliador, los manejos de extracción, el predominio de las iglesias evangélicas y los defensores y partidarios del porte de armas (…).

En el Brasil de Bolsonaro se conjuga la aspiración de «las dictaduras constitucionales» o dictaduras de los civiles bajo la egida y ropaje de los militares. La estrategia y desarrollo total de su campaña se mantuvo bajo la rectoría de la inteligencia militar. La Revista de la Sociedad Militar: una editorial dedicada al emplazamiento de fines políticos reflejó el predominio de una consigna tendiente a que «En poco tiempo estaremos libres del Partido de los Trabajadores (PT)», editorializando de antemano que el PT ya había perdido las elecciones, cuyo principal líder, el expresidente Luis Ignacio Lula Da Silva estaba preso y condenado por montaje de supuestos actos de corrupción. Con el triunfo de Bolsonaro, los estrategas militares están convencidos que el grueso del pueblo brasilero les dio el aval y que no ven en sus declaraciones, actuaciones y programas como una amenaza para la democracia. Afirman que han logrado que «la sociedad fuese la protagonista de este momento mágico por el cual estamos pasando» y haber aumentado el nivel de confianza de la sociedad con los militares… Con anterioridad a las elecciones del 28 de octubre, editorializaban y escribían en forma amplia: «Caro comandante, amigo y líder. Reciba mi respetuoso y emocionado saludo militar. ¡Tengo la espada al lado, la montura equipada y el caballo trabajando! Aguardo sus órdenes». «Aplicaron el Lema. «No más Lula» igual que «No más Farc». El analista brasilero, nacionalizado costarricense, Gilberto López, en artículo publicado en Rebelió.org, escribió en cita que «El general Miotto, que encabeza desde marzo el importante Comando Militar del Sur, escribió por su parte: – Comandante! estamos juntos, en la misma trinchera! ¡Pensamos de la misma forma!!Brasil por encima de todo! !Acero!»

 

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.