Mientras en este lado del mundo, Latinoamérica, se experimenta un crecimiento económico en la mayoría de los países y un mejoramiento acelerado de las políticas sociales, España y sus vecinos de la «desarrollada y culta» Europa, transitan por caminos colmados de barrancos en busca del abismo, a causa de la crisis que enfrentan. En un […]
Mientras en este lado del mundo, Latinoamérica, se experimenta un crecimiento económico en la mayoría de los países y un mejoramiento acelerado de las políticas sociales, España y sus vecinos de la «desarrollada y culta» Europa, transitan por caminos colmados de barrancos en busca del abismo, a causa de la crisis que enfrentan.
En un informe presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su 34 periodo de sesiones, celebrado recientemente en El Salvador, esa organización resaltó los avances logrados por la región en los últimos años, e incluso se marcó metas concretas para la eliminación de la pobreza, a la vez de señalar que en lo adelante es necesario repensar el desarrollo bajo la égida de la igualdad.
CEPAL destacó a varios Estados latinoamericanos como ejemplos de desarrollo sostenido, tanto económicamente, como en la materialización de políticas sociales, entre ellos, Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador y Bolivia, por citar algunos.
Contrariamente, España y casi la totalidad de las naciones de la Unión Europea (UE) viven uno de los peores momentos de su historia por la profunda crisis que atraviesan, debido a la aplicación de formulas neoliberales recetadas por su aliado Estados Unidos e instituciones financieras internacionales, que han llevado al llamado Viejo Continente al caos.
El caso de España es un ejemplo concreto del complejo escenario al que se enfrentan los europeos. En ese país ibérico el desempleo afecta actualmente al 24,6 por ciento de la población económicamente activa, mientras que 1,5 millones de familias tienen a todos sus miembros desocupados.
Tal realidad ha provocado que casi medio millón de españoles hayan huido de su tierra natal en los últimos tiempos en busca trabajo y mejores condiciones de vida en otras regiones del mundo, especialmente en América Latina, al tiempo que la fuga de capitales marcó record hasta junio pasado al sumar 219 mil 817 millones de euros.
La mayoría de la población en España no está en condiciones de soportar los recortes en servicios básicos, como la salud y educación, que el gobierno derechista del Partido Popular (PP) acomete para intentar erróneamente lograr que el déficit del presupuesto del Estado se reduzca a 6,3 por ciento a fines de año, y cumplir así el compromiso adquirido con la UE.
La brecha de ingresos que separa a ricos y pobres ha aumentado en esa nación ibérica más que en ninguna otra de las 27 que integran la UE, según el informe «Exclusión y desarrollo social – Análisis y perspectivas 2012», publicado por la organización católica Cáritas en febrero de este años, que cifró la pobreza en un 21,8 por ciento de la población.
Como consecuencia de ese adverso panorama, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte violenta en España, superando los accidentes de tránsito, acorde con informaciones reveladas por medios de prensa.
Pero lo más grave de todo, es que la situación tiende a deteriorarse aún más, sin que el ejecutivo ultraconservador del presidente Mariano Rajoy, haya encontrado una salida al laberinto en el que está inmerso su país.
Los españoles transitan por caminos abruptos que pueden llevarlos al abismo, esencialmente por la pésima conducción del ejecutivo del derechista PP que encabeza Rajoy.
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