Un Cabo del Ejército, compañero y amigo de muchos militares demócratas, republicano por convicción, ha sido suspendido de funciones por el General del Ejército JEME. Lo ha sido como como consecuencia de habérsele abierto expediente disciplinario por falta muy grave. Las noticias corren y -por mucho que la autoridad militar use o abuse de sus […]
Un Cabo del Ejército, compañero y amigo de muchos militares demócratas, republicano por convicción, ha sido suspendido de funciones por el General del Ejército JEME. Lo ha sido como como consecuencia de habérsele abierto expediente disciplinario por falta muy grave.
Las noticias corren y -por mucho que la autoridad militar use o abuse de sus prerrogativas, clasificando documentos como confidenciales o secretos- acaban llegando a los medios afines a la democracia. A menudo, la clasificación de seguridad no tiene otra finalidad que hurtar al común de los ciudadanos la información de hechos vergonzosos, o incluso presuntamente delictivos, tales como la violación de Derechos Humanos o de cualquier otro derecho fundamental.
En este caso, se trata del Cabo del Ejército Marco Antonio Santos Soto, miembro del colectivo de militares demócratas ANEMOI que me honro en representar.
La «caza de herejes» se inició a partir de haber firmado un contramanifiesto militar antifranquista promovido por el compañero Arturo Maira, capitán de navío, secundado por relevantes militares demócratas, entre ellos el Teniente Coronel del Ejercito del Aire José Ignacio Domínguez, que fue portavoz de la UMD en el exilio; el Capitán de Fragata Antonio Maira, que lideró un grupo de marinos republicanos, integrado en la UMD, entre los que se encontraba el hoy Capitán de Navío Manuel Pardo de Donlebún; el Teniente Luis Gonzalo Segura, autor de «El libro negro del Ejército español»; el Teniente General Julio Rodríguez, que fue Jefe del Estado Mayor de la Defensa, siendo Presidente del Gobierno el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
El Cabo del Ejercito Marco Santos, compañero de trayectoria profesional intachable, ha prestado ininterrumpidamente sus servicios durante veinte años en Sanidad Militar, arriesgando su vida en misiones internacionales en tierras lejanas. Nada de esto ha sido tenido en cuenta a la hora de ser sancionado por sus ideas o creencias, pues es evidente que no son sus hechos lo que se está castigando, sino su ideología. Mientras tanto, otros altos mandos, responsables de la formación de jóvenes alumnos en las academias militares, no solo airean sus creencias e ideología, sino que obligan a sus subordinados a acatarlas.
Es obvio que determinadas autoridades militares, cuando castigan ideas, no están respetando los más elementales principios de neutralidad política que, como tal, les exige la Constitución y los reglamentos en vigor. Por el contrario, toman partido y exigen la «neutralidad política» a un modesto Cabo del Ejército, en un insoportable acto de arbitrariedad a la que nos tienen acostumbrados con demasiada frecuencia. Son altos mandos de unas Fuerzas Armadas que, en una proporción escandalosa, al pasar a la situación de reserva o de retiro, hacen apología pública del dictador, enalteciendo la figura de un asesino en serie que implantó un régimen de terror condenado por la Organización de Naciones Unidas.
No es de extrañar que todo esto ocurra, pues el Gobierno del Reino de España, desde hace más de cuarenta años, sigue tolerando que muchos mandos militares alardeen entre sus compañeros de armas, o abiertamente en público, de su ideología antidemocrática sin mayores consecuencias. No hace tanto tiempo, un General del Ejército en servicio activo afirmaba, con gran resonancia mediática, que la disciplina estaba por encima de los Derechos Humanos, mientras que otro en la Reserva amenazaba a los demócratas afirmando que la Patria (su mugriento concepto de patria) estaba por encima de la democracia. Otro General, esta vez inviolable y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, el Rey, afirmaba hace unos días «No es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho», obviamente el derecho del régimen del 18 de julio de 1936, al que no solo le debe su corona, sino también su inviolabilidad y la jefatura de las Fuerzas Armadas, entre otras cosas.
¿Son esas Fuerzas Armadas las que nos prometió la nada modélica Transición?¿Unas Fuerzas Armadas cuyos altos mandos, muchos de ellos franquistas, están ya formando parte, en proporción alarmante, de un partido racista, xenófobo, y homófobo, cuyos dirigentes vitorean al rey de forma fanática, dejando entrever la corrupta trastienda borbónica?
La alarmante deriva antidemocrática del régimen actual -una deriva propiciada por altos funcionarios civiles y militares, presuntamente franquistas, enquistados en las instituciones democráticas- amenaza a la ciudadanía y la reprime desde la Judicatura o el Ejército, cuando no desde el Ministerio del Interior, fabricando incluso pruebas falsas contra lideres políticos de izquierdas; o desde la propia jefatura del Estado, que detenta el rey. Prueba de ello es que cuarenta y un senadores franceses reclaman la intervención de Francia y la Unión Europea en el conflicto catalán.
Ante las inminente elecciones generales cabe afirmar que, tras más de cuarenta años de régimen borbónico, ninguno de los serios problemas relatados tiene solución votando a los responsables de la pervivencia del franquismo en las instituciones que nuclean el Estado. Apoyemos, por tanto, a aquellas fuerzas políticas que de forma inequívoca estén dispuestas a plantar cara al fascismo limpiando las instituciones de la mugre franquista. Ello solo será efectivo si se impulsa simultáneamente un proceso de regeneración democrática que desemboque en la proclamación de la República, la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de elecciones a una Asamblea Nacional constituyente.
¡Animo, pues, compañeros y compañeras, no estáis solas! ¡Salud y República!
Nota:
Unidad Cívica por la República (UCR) es una asociación apartidista, comprometida con la causa de la Libertad, contra el franquismo por la República; una república de trabajadoras y trabajadores de todas clases y pueblos libres. El Cabo del Ejército Marco Antonio Santos Soto es Secretario del Colectivo Republicano de Redondela, federado en UCR.
Manuel Ruiz Robles, Capitán de Navío (R) coordinador del colectivo ANEMOI, Presidente federal de Unidad Cívica por la República (UCR), militó en la UMD.
@colectivoanemoi
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