«Firmé, por supuesto que firmé. Firmé en nombre de los que tienen miedo, firmé en nombre de los que creemos que no se puede alabar a un genocida»
Cabo Marco A. Santos
La Sra. Ministra de Defensa, Dña. Margarita Robles, al ratificar el injusto despido decretado por el Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), no puede alegar ignorancia, pues es jueza de profesión.
El artículo “La ofensiva monárquico-fascista”, publicado por el Foro Milicia y Democracia (FMD) este lunes 25 de mayo, del que es autor el capitán de navío Manuel Ruiz Robles, acierta de lleno al acogerse al principio jurídico de agravio comparativo, cuando coloca en un platillo de la justicia militar las supuestas faltas graves cometidas por el Cabo Marco Santos, y en el otro, el hecho gravísimo de que todo un Jefe de Estado y de las Fuerzas Armadas haya sido imputado por evasión de capitales por la justicia helvética, materializando su felonía con la mafiosa actitud de ser pillado in fraganti, llevando en la mano un maletín lleno de billetes, como si de un gánster de los años treinta se tratara.
Si la señora ministra «socialista» tiene dudas sobre el carácter penal del hecho del rey, no tiene más que constatar la actitud del actual Monarca reinante, el hijo del presunto delincuente real, que ha reconocido la imputación al retirarle su asignación del presupuesto de la Casa Real, en un ejercicio de cinismo al que históricamente nos tienen acostumbrados los reyes Borbones.
El Cabo Marco Santos, en todo caso, debería haber sido felicitado por la Sra. Ministra de Defensa, por su actitud democrática al oponerse a un manifiesto militar amenazante contra una decisión legítima del Gobierno, publicado por la Asociación de Militares Españoles (AME), de la que no tenemos noticia haya tomada ninguna medida.
Sin embargo, el rey Juan Carlos I, lo que presuntamente ha perpetrado es un delito gravísimo, por el cargo que la constitución monárquica le confiere.
Es imposible que un Estado de Derecho condene a la precariedad que conlleva echar injustamente a una persona de su puesto de trabajo, mientras que se mantiene el disfrute de todas las prebendas y regalías del ciudadano Juan Carlos Borbón, al que solo la vigencia de la Ley de Amnistía de 1977 le separa de estar sentado en un banquillo, acusado del cargo de colaborar como Jefe del Estado (accidental) de una dictadura sanguinaria sobre la que pesa la comisión de gravísimos crímenes de lesa humanidad.
Amigo Marco, tus compañeros del Colectivo Anemoi te mandamos un abrazo muy fuerte; te acompañaremos hasta donde sea necesario en la representación de tus derechos, que son los nuestros, los de los demócratas.
Salud y República
25 de mayo de 2020
Referencias:
La ofensiva monárquico-fascista
Defensa expulsa al cabo Marco Santos Soto
BNG denuncia a «persecución» dun militar galego por se opor a un manifesto pro-Franco
Caporal Santos: «La gent que pensa com jo estem perseguits a l’exèrcit»
Margarita Robles confirma la expulsión de un militar por atacar la Constitución y al rey