Comienzo esta carta abierta al compañero (y camarada) Antonio Romero remarcando que no tengo el gusto de conocerle en persona, a pesar de años de seguir su intensa trayectoria política, años de pocas victorias colectivas y de muchas derrotas dolorosas para todas aquellas personas y colectivos que nos dimos cita en la creación y posterior […]
Comienzo esta carta abierta al compañero (y camarada) Antonio Romero remarcando que no tengo el gusto de conocerle en persona, a pesar de años de seguir su intensa trayectoria política, años de pocas victorias colectivas y de muchas derrotas dolorosas para todas aquellas personas y colectivos que nos dimos cita en la creación y posterior articulación de Izquierda Unida, experimento político de primera magnitud en el que los comunistas del PCE siempre intentamos poner lo mejor de nuestra tradición de lucha y resistencia ante el avance de las desigualdades.
Estimado Antonio:
Sabes mejor que nadie las consecuencias que han tenido las campañas mediáticas inmisericordes contra nuestra organización a lo largo de estos últimos años. Conoces a la perfección la ira que empezaron a lanzar los burócratas y amiguetes del poder (pesoero por aquel entonces) contra el conjunto de la organización cuando te sentabas en los escaños del Congreso de los Diputados, allá por 1988, en el momento en el que empezaban a llegar en cuentagotas a los diferentes rincones de España las alternativas organizativas y políticas de IU. Ya conoces nuestra pasada (¿y presente?) posición de intentar desarrollar una alternativa de izquierdas al margen de la claudicación infamante de la socialdemocracia felipista, nuestra voluntad de construir junto al resto de trabajadores europeos una Europa de los pueblos donde los intereses colectivos de la clase trabajadora pudieran ser hegemónicos por encima de la lógica insaciable del capital, nuestro deseo de regenerar la vida política española enarbolando un frente amplio para aglutinar a todas las izquierdas críticas que tuviesen voluntad y ganas de darle la vuelta a la realidad de inmundicia y el latrocinio generalizado que supuso el acceso al poder de los reciclados socialistas de Suresnes. Has sido un político reconocido por la militancia cuando esa presión externa del PSOE y del sector oficialista de CCOO se tradujo en la creación de Nueva Izquierda, justo cuando Julio Anguita era el político español mejor valorado en las encuestas.
Recordarás que fue la época en la que le perdimos al miedo a decir lo que pensábamos, la etapa en la que soltamos el lastre de la herencia podrida de Santiago Carrillo y su eurocomunismo atrofiante, claudicante y dictatorial. Nos creímos la posibilidad de recuperar la hegemonía en el campo de la izquierda porque los otros se habían vendido (voluntariamente o no, eso ya no importa) a los grandes intereses económicos. Despegábamos electoral y organizativamente sumando a colectivos y personas hartos del consenso constitucional que cerró en falso la mal llamada «transición a la democracia». A nivel orgánico hemos peleado internamente para ganarle la batalla no sólo a los submarinos de Nueva Izquierda, sino también a los fieles al llamazarismo, esa correa de transmisión de lo políticamente correcto que pretende eliminar el discurso crítico de la realidad que nos rodea y que no nos creamos que en la hegemonía de las ideas está la base de toda concepción autónoma e independiente. ¿Y todo esto para qué Antonio?
¿Para después acabar integrándonos en un gobierno de coalición con el PSOE en la comunidad autónoma más grande de España? ¿En eso consistía «la construcción de la alternativa»?
Me parece una indignidad y una indecencia tu foribundo ataque a Julio Anguita en tu último artículo de opinión (http://www.larepublica.es/2012/05/carta-abierta-a-julio-anguita/). Usas los circuitos de comunicación que no son de la organización a sabiendas de que los efectos denigratorios en la figura de Julio serán demoledores, y lo dejas a los pies de los caballos para que la empresa mediática progre (con cuyo referente político defiendes llegar a acuerdos estables de gobierno en tu tierra) se cebe con él y le culpen, una vez más, de la enésima falacia.
Aquella que creó Diego López Garrido y que la gentuza de PRISA repitió hasta el aburrimiento: «La Pinza». No sólo PRISA habla de algo que no existió (la pinza), sino que personas que han tenido una responsabilidad pasada y presente, tanto en el PCE como en IU, como es tu caso, han hecho suya esta mentira tan infame, como una penosa materialización del Síndrome de Estocolmo. ¿No te das cuenta, tú y los que arremetéis contra Julio (y contra Sánchez Gordillo, dicho sea de paso) de que estáis cayendo en los mismos comportamientos indignos que los Sartorius, Almeida, López Garrido, Rosa Aguilar y un largo etcétera de tránsfugas notables?
Niegas en uno de los párrafos de tu ominoso artículo el carácter integrador del proyecto político que encabezó Julio Anguita, usando parecidas técnicas denigratorias que las que usan nuestros enemigos más acérrimos, acusándole a él en persona de que IU no llegara, en la etapa en la que fue coordinador general de IU (y secretario general del PCE) a acuerdos permanentes con muchos colectivos sociales y políticos; algo que resulta ser una tremenda falsedad.
Huelga recordar una vez más que la propuesta política de IU que encabezó con tanta honestidad Julio Anguita se estructuraba sobre una serie de prioridades programáticas muy concretas y muy plausibles (derecho a la vivienda, derecho a una sanidad universal y gratuita, desarrollo de unos servicios públicos de calidad, planificación democrática de la economía, creación de una banca pública, cumplimiento estricto de los contenidos sociales que prescribe la actual Constitución española, etc), elaboradas bajo unos cauces de participación novedosos en nuestro país, unas decisiones asamblearias que eran refrendadas por los órganos internos competentes, con unos estatutos claros que garantizaban los derechos y deberes de todos los miembros de la coalición. Y tú sabes mejor que nadie quiénes eran los que se saltaban esos acuerdos a la torera: los advenedizos de Nueva Izquierda, la pequeña secta de los de la Tercera Vía; o los que desde su militancia sindical en CCOO trataban de erosionarnos al máximo por señalar acertadamente la sumisión del entonces sindicato comunista (junto a UGT) a la patronal y a las reformas laborales dictadas por los tratados constitutivos de la Unión Europea, especialmente con la aprobación del Tratado de Maastricht en 1992, con el inicio de la gran cruzada ultraderechista en todo el hemisferio occidental justo después de la desaparición del bloque socialista en la Europa del Este.
¿O es que no te acuerdas de la federación gallega de IU que se fue con el PSOE saltándose los acuerdos del Consejo Político Federal de IU? ¿O de los impresentables de Iniciativa per Catalunya con el inefable Rafael Ribó a la cabeza, los mismos con los que ahora seguimos empeñados en sellar acuerdos al margen de la militancia, para que después aprueben resoluciones contra la Revolución Cubana con la derecha más reaccionaria en el Parlamento Europeo? Esos aliados estables en Catalunya (y en el Congreso de los Diputados) son los que en cualquier momento nos volverán a traicionar ( y a reírse de nosotros) como ya nos pasó en dos últimos procesos electorales al Parlamento Europeo, con la anuencia de la dirección federal del PCE, dicho sea de paso, en los que el candidato de Iniciativa per Catalunya Raül Romeva vulneró el pacto firmado y se integró una vez elegido (gracias a todos los votantes de IU en el resto del Estado) en el Grupo Parlamentario de Los Verdes y no en el Grupo Parlamentario de la Izquierda Unitaria como prescribía lo firmado.
¿Por qué has caído tan bajo Antonio Romero? ¿Qué te ha llevado a ti y a tantos otros a tratar de imponer un acuerdo político como el que habéis legalizado en Andalucía, a sabiendas de lo que supone en el plano político? ¿Os habéis olvidado ya de que el PSOE lleva 37 años engañando a los trabajadores de todo el estado aplicando la agenda más dura del capital? ¿Os habéis olvidado del vergonzante caso de corrupción de los ERE y la responsabilidad política del secretario regional del PSOE (y Presidente del PSOE) al cual habéis ayudado a volver a salir investido Presidente de la Junta? ¿Qué les vamos a decir ahora a todas esas personas que se manifestaron junto a nosotros pidiendo el cese de la política de recortes concertada entre el PP y el PSOE ahora que estamos siendo cómplices en Andalucía del enésimo episodio de aplicación de medidas impopulares? ¿Dónde queda el capital humano y político edificado en estos últimos meses gracias a las movilizaciones sostenidas en las que hemos participado, tanto los militantes del PCE como los miembros de IU? ¿Tan complicado es de entender que denunciar los recortes promovidos por los representantes políticos del gran capital y al mismo tiempo participar en gobiernos donde se aplican esos recortes, además de una infamia, constituye un suicidio político en toda regla? ¿No es esta la misma política que querían los partidarios de Gaspar Llamazares en el seno de IU? Antecedentes tenemos más que de sobra para ilustrar estos hechos palmarios.
Nos acusarán con razón de lo siguiente: que hemos olvidado muy rápido que durante la última legislatura a nivel estatal el PSOE recortó muchos de los derechos conseguidos tras años de lucha (salarios, pensiones, etc); que además fueron ellos los que desde el Gobierno pactaron con el PP modificar la Constitución para limitar el déficit público y priorizar el pago a la banca privada; y que en Andalucía la política que han practicado los gobiernos del PSOE de Chaves y Griñán ha sido la del enchufismo, la privatización (entre otras la Agencia Tributaria de Andalucía, la Fundación Andaluza de Fondo de Fondo de Formación y Empleo, con sueldos astronómicos para sus directivos) y la corrupción.
Además en tu Andalucía natal, la política de concertación con los capitalistas buenos (el PSOE) nos llevó al desastre precisamente en las elecciones autonómicas en las que tú mismo encabezabas las listas electorales de IU. Por eso deberías haber sido más cauto a la hora de analizar el nuevo escenario andaluz y nacional, cosa que no has hecho a la luz de la lectura detenida de la carta abierta a Julio Anguita.
Detrás de todas estas reflexiones y tras la decisión de la federación andaluza de IU de pasar a formar parte de la agenda de recortes promovida por el capitalismo europeo, se esconde una triste realidad:
IU ha decidido optar por no molestar a una parte significativa de este brutal sistema de dominación. «La unión de la izquierda», «La casa común de la izquierda», «Todos juntos contra el PP» son manifestaciones muy concretas de enfrentamiento al PP pero no a sus políticas, por lo que si desde IU nos situamos cerca del PSOE (en este caso desde el seno de un Gobierno de coalición) estamos avalando directamente esas mismas recetas económicas que ahora se está encargando de desarrollar el partido de Mariano Rajoy. Está más que demostrado en el plano económico europeo que tanto PP como PSOE son dos caras de una misma moneda. De hecho fue el PSOE (y no el PP) quien empezó a desarrollar la actual agenda de recortes, con Zapatero al frente. Rajoy y su ministro Lehman Brothers De Guindos sólo han hecho que seguir plasmando en Decretazos express aquello que el PSOE pretendía presentar como «algo inevitable», lo mismo que las declaraciones en televisión de Diego Valderas de que Andalucía aceptaría los recortes sociales «por imperativo legal». ¿Cómo podemos al mismo tiempo tolerar estas bajezas sin que se nos caiga la cara de vergüenza y también pretender silenciar la lógica oposición interna, que tan razonablemente se ha encargado de poner Julio Anguita encima de la mesa?
También deberías saber a estas alturas que la decisión de pasar a formar parte de gobiernos determinados sin tener en cuenta que la estructura político-institucional actual está íntimamente unida a las decisiones oligárquicas esconde el evidente fracaso de la táctica reformista: el Estado es parte fundamental de la agenda de recortes, no hay capitalismo malo (PP) o capitalismo bueno (PSOE+UGT-CCOO+Iniciativa-Compromis-Equo). El capitalismo usa las instituciones políticas para perpetuar su dominio y latrocinio sobre la mayoría de la ciudadanía trabajadora, y la participación de la izquierda transformadora en distintos ejecutivos europeos sólo ha servido para desactivarnos como alternativa a la dictadura del capital.
¿O es que no te acuerdas dónde han terminado esos experimentos, como la experiencia francesa de ministros comunistas en los gobiernos de François Mitterrand en los 80, o la decisión de la mayoría del Partido Comunista Italiano de enterrar el proyecto comunista y crear un frente renovador como el Olivo? ¿No te das cuenta que el fracaso organizativo de los partidos comunistas europeos que abrazaron el dogma eurocomunista es el fracaso de la reforma por la reforma sin el cuestionamiento profundo del sistema capitalista?
Tengo la firme convicción (y como yo piensan muchos militantes en la base) que tu carta abierta a Julio Anguita no constituye solamente una crítica personal, sino que detrás de esa advertencia-chantaje se esconde la posición nítida y clara de la actual dirección federal de Izquierda Unida de perseguir y difamar a todos aquellos que nos negamos a considerar al PSOE como un interlocutor válido para construir la necesaria alternativa al neoliberalismo. Por no hablar de esos «sindicatos de clase» a los que os habéis subyugado en una táctica que implica aceptar los 30 años de reformas laborales con sus consiguientes retrocesos en materia socio-laboral (CCOO y UGT no cuestionaron en modo alguno el Tratado de Maastricht o el fracasado Tratado de Lisboa en el que se desarrollaba la archiconocida «Constitución Europea»). Lo más triste es que pretendes justificar ese ataque despiadado a Julio Anguita, y lo que él ha significado y significa para muchos militantes, con argumentaciones bastante discutibles. Hablas de que la decisión por la que IU-LV-CA ha entrado a formar parte del nuevo ejecutivo de Griñán se ha basado en un referéndum democrático y vinculante entre toda la militancia andaluza. Ignoras (interesadamente) que en una decisión de estas características se debería haber preguntado, en primer lugar, si la militancia era favorable a votar la investidura al candidato del segundo partido con más votos de las últimas elecciones. Y sólo después plantearse la posibilidad de entrar en un pacto de gobierno o acuerdo estable de legislatura, habiendo dado la voz a la militancia antes de sellar un acuerdo, y no cuando todo parecía cocinado entre las dos direcciones de IU-LV-CA y PSOE.
Muchos afiliados no han podido participar por diversas razones en vuestra propuesta de referéndum mutilado. Sabéis que este referéndum ha tenido una importante contestación interna, ya que resulta imposible (no en tu caso ni en el caso de las direcciones del PCA y PCE) olvidarse de 30 años de autonomismo del PSOE andaluz.
También se ha escondido la materialización concreta a nivel ejecutivo de un texto político (el acuerdo de gobierno PSOE-IU) lleno de multitud de vaguedades y declaraciones de buenas intenciones sin concreción alguna, ya que presupuestariamente hablando, IU-LV-CA gestionará directamente el 27 % de las áreas de gobierno de la Junta de Andalucía y sólo el 4% del presupuesto total. ¿De verdad era necesario tirar por la borda nuestro patrimonio histórico de crítica coherente a la deriva neoliberal, a cambio de unas migajas institucionales desde las que apenas se podrá, no ya cambiar las cosas, sino incidir en la política de derechas que presumiblemente seguirá desarrollando el PSOE de Griñán? ¿Dónde ha quedado el «programa, programa, programa y la concreción de acuerdos políticos para construir la alternativa desde la izquierda?
Destacados cargos orgánicos de IU (y también desde el PCE como demuestra tu escrito y la participación fundamental en el diseño de las negociaciones que fructificaron en el acuerdo de gobierno andaluz del actual secretario general del PCE y diputado de IU por Sevilla José Luis Centella) os habéis lanzado en tromba a deslegitimar a Julio con la intención de arrinconarlo, porque sabéis que él no se va a callar, que aunque siempre ha sido y es extremadamente respetuoso con las decisiones que se tomen a todos los niveles, se sigue atreviendo a dar respuestas contundentes y claras a lo que significa un pacto de las características del firmado en Andalucía. Julio Anguita siempre dijo con razón que no se trata de llegar a acuerdos con siglas, sino que las alianzas se sellan entorno a programas y entorno a ciudadanos que aunque no pertenezcan a IU, hayan participado en las áreas de elaboración colectiva que tantos años nos costó desarrollar y que tan molestas son para los que priorizan los acuerdos copulares, además de la sumisión al PSOE a cualquier precio.
La clave no está en «que no gane el PP», un maniqueismo estúpido que impide ver la dimensión real del problema, que no es otro que la opción del PP y del PSOE (y de CiU y PNV en Cataluña y País Vasco) de apostar por el modelo económico que imponía el Tratado de Maastricht, donde se diseñaba una Europa en la que los estados miembros y sus instituciones deberán someterse a la rigidez de los dogmas neoliberales de la Escuela de Chicago, y en la que los grandes emporios económicos transnacionales son los que dictan la política que tienen que seguir los representantes electos de la voluntad popular.
Os olvidáis de estas realidades evidentes y os lanzáis a la gestión de parcelas de poder como antaño hicieron otros excompañeros y excamaradas, dejando por el camino estos fundamentales instrumentos de análisis y denuncia, lo que dice mucho de vuestra bajeza política, a la par que aprovecháis para arremeter contra Julio Anguita, y no sólo contra él, sino contra una concepción muy clara de cómo debe construirse la alternativa a la barbarie capitalista.
En mi opinión (compartida por muchos compañeros de la base militante) no tengo ninguna duda de que detrás de estos reproches (o «advertencias», como ha señalado acertadamente Sebastián Martín Recio) tuyos a parte de encontrarse el sentir mayoritario de la dirección federal de IU, con Cayo Lara al frente, hay una realidad muy molesta para muchos ya que estamos delante de una dirección política de IU que fue elegida a raíz de la última y fratricida asamblea federal con un discurso muy nítido para diferenciarse de la subalternidad impresentable de las direcciones políticas llamazaristas. El documento político que defendió nuestro partido (el PCE) junto a otras sensibilidades críticas de la organización, era taxativo en muchos puntos: recuperación del discurso fundador transformador y alternativo, aplicación concreta de mecanismos internos democratizadores con el retorno de los expulsados asturianos y castellano-leoneses, movilización sostenida contra la agenda natural de recortes del PSOE de Zapatero y el PP de Rajoy, vuelta a una concepción unitaria en base a unos contenidos mínimos de acción pactados entre todos los componentes de la coalición, acción política de oposición al neoliberalismo rampante conjugada al mismo tiempo en las instituciones y en la calle, y una progresiva deslegitimación del entramado constitucional-monárquico a través de la apuesta republicana que se ha concretado en muchos frentes como la red de municipios españoles por La IIIª República, que tú mismo presides.
¿Dónde quedó la defensa de esos acuerdos asamblearios en la práctica, Antonio Romero? ¿O era pura palabrería para quitar a Gaspar Llamazares y poner a otros dirigentes como tú para seguir haciendo la misma política que el actual diputado nacional por Asturias?
A pesar de estos tristes avatares, muchos en la base, desde las instituciones y la calle, seguiremos defendiendo la necesidad de una IU autónoma, independiente y con vocación de alternativa clara a este injusto sistema de dominación.
Y aunque a muchos os pese, seguiremos defendiendo el legado político y humano de Julio Anguita, porque con voluntad de confrontar y de luchar, se puede construir una herramienta política adecuada para la batalla ideológica de la que está tan necesitada esta sociedad.
Muchos de nosotros seguiremos viendo en la IU de Julio Anguita (con la contextualización histórica aplicada a las realidades actuales) un referente ineludible para seguir creyendo en otra política, en otra economía, en definitiva, en otro sistema.
Es más cuestión de voluntad y de ganas de rebelarse y oponerse, que de transitar miserablemente por gobiernos de coalición que en nada ayudan sino todo lo contrario, a la construcción de la fundamental alternativa.
Atentamente.
César Vilar Antolí-Candela. Miembro del Comité Nacional del Partit Comunista del País Valencià (PCE) y concejal de Esquerra Unida del País Valencià (IU) en el Ayuntamiento de Sant Joan d´Alacant (Alicante).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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