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Cuba y su juventud

En el pasado, presente y futuro de la Revolución

Fuentes: Rebelión

“Pero hay una razón que nos asiste más poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano implica un deber, no cumplirlo es un crimen y es traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria…

(Fidel en La Historia me absolverá)

Si bien los gobernantes estadounidenses han empleado todo su arsenal intervencionista, llegando a la práctica de genocidio contra la población cubana, Cuba ha resistido y derrotado las embestidas criminales, y ha logrado que el mundo entero condene durante años as medidas demenciales del bloqueo del imperio en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Hoy el gobierno de Trump ha arreciado el bloqueo y se empeña en desacreditar e impedir la colaboración médica solidaria de Cuba, incluso en medio de las circunstancias actuales de la pandemia de la COVID-19. Mediante la presión injerencista a los gobiernos de los más variados signos políticos trata de obligarlos para que no acepten la generosa colaboración solidaria de Cuba que cuenta con el aval y reconocimiento de la OPS y la OMS como el modelo más exitoso de la cooperación Sur-Sur.

Pero pesar de todas las maniobras del desatinado imperio, hoy la colaboración cubana está presente en 59 países con más de 38 000 colaboradores Y ante la solicitud reciente de 14 países para la lucha contra la Covid-19, se han desplegado brigadas integradas por un total de 593 miembros entre médicos, enfermeros y tecnólogos de la salud pertenecientes al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, fundado por Fidel en 2005, cuyo nombre honra al joven de origen estadounidense que se incorporó en 1869 a la Revolución cubana con 19 años de edad y cayó en combate a la edad de 26 años con el grado militar de General de Brigada.

Es importante subrayar que la mayoría de este personal solidario está compuesto en su mayoría por mujeres y por profesionales jóvenes, pero manteniendo en su composición una unión fraterna entre todas las generaciones de cubanos.

Para una definición de esta etapa de la existencia humana, se puede afirmar que la juventud es el presente y el mañana de la vida, es un baluarte de la libertad de las naciones, es la columna de la justicia y de la verdad, es la esperanza de la felicidad de la humanidad. Y es todo eso porque es rica en virtudes, es germen de sueños y de metas por alcanzar y es protagonista de las transformaciones revolucionarias de las sociedades. Decía el ilustre maestro del siglo XIX Luz Caballero que “la juventud hace la historia.”

La juventud cubana en todos los tiempos ha demostrado con su acciones e ideas ese compromiso con la patria, primero como ideal en su lucha por la independencia y luego, en sucesivas etapas de la historia, por edificar una patria en que prevalecieran la libertad y la justicia. Y hoy como ayer poseen como un baluarte precioso la unión indestructible entre todas las generaciones de cubanos, para hacer realidad “la patria con todos y para el bien de todos.”

Carlos Manuel de Céspedes en 1850, con 31 años entonces, participaba en los planes conspirativos independentistas y dos años después era apresado por las autoridades españolas. En 1868 desató el primer gran estallido de la guerra por la independencia.

Al inicio de la contienda, el mulato de origen humilde, Antonio Maceo Grajales, se incorporó al ejército libertador con apenas 23 años y sería en el futuro el más sobresaliente jefe militar y político bajo el mando del Generalísimo Máximo Gómez. Al caer en combate el 7 de diciembre de 1896, Maceo ostentaba el cargo de Lugarteniente General del Ejército mambí, y junto a él cayó su ayudante, de 20 años de edad, el capitán Francisco (Panchito) Gómez Toro, hijo del Generalísimo Gómez.

Y otro general insigne, Ignacio Agramonte, se incorporó a la guerra de 1868 con 27 años de edad.

En aquellos años en que la lucha armada y las ideas dimanantes se propagaban por toda Cuba fueron acusados falsamente 8 estudiantes de Medicina inocentes por una supuesta profanación de la tumba de un español. Fueron finalmente condenados y fusilados el 27 de noviembre de 1871, a pesar de la inocencia evidente. En realidad aquellos jóvenes fueron condenados por una sospecha sobre una real o potencial simpatía de ellos por la revolución.

En este mismo proceso histórico, un joven estudiante de origen humilde, José Martí y Pérez, fue apresado en 1869 y condenado en 1870 a 6 años de prisión por sus ideas políticas. Tenía entonces 17 años. Al cabo de los años se convirtió en el líder político máximo que organizó y desató la guerra de independencia de 1895, y cayó con el grado de Mayor General ese mismo año durante su primer y último combate.

En los primeros años de la República independiente, pero con carácter neocolonial debido a la intervención estadounidense, las luchas del pueblo y sus juventudes continuaron. Fueron muchos los líderes estudiantiles y juveniles en esta época, entre los que descolló Julio Antonio Mella, que fuera fundador y presidente de la Federación Estudiantil Universitaria y fundador del Partido Comunista de Cuba, y que enfrentado a la dictadura de Gerardo Machado, fue asesinado en la ciudad de Méjico a la edad de 26 años.

Durante la dictadura de Fulgencio Batista, entronizada mediante el golpe de estado del 10 de marzo de 1952, se iniciaron desde el primer día las luchas del pueblo cubano contra dicho régimen, destacándose las protestas de los estudiantes y los jóvenes. Es significativo que el primer mártir de ese periodo fuera el estudiante universitario Rubén Batista, de 22 años de edad, fallecido el 13 de marzo de 1953.

Algunos años antes, en 1947, otro joven estudiante de 21 años, Fidel Castro Ruz, se había incorporado a la expedición frustrada de Cayo Confites, organizada con el propósito de ir a combatir al sátrapa Leónidas Trujillo de Santo Domingo.

Fidel, desde sus días juveniles jalonó su trayectoria revolucionaria con hechos trascendentes y heroicos como fueron: la acusación de Batista ante los tribunales por el golpe de estado de 1952, el ataque al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba el 26 de Julio de 1953, actos realizados con 23 y 24 años de edad respectivamente. Y el desembarco en el yate Granma el 2 de Diciembre de 1956, con 30 años cumplidos. Su lucha guerrillera en la Sierra Maestra es un monumento ejemplar del heroísmo cubano. Su vida hasta los 90 años fue de estímulo y de ejemplo heroico para las juventudes sucesivas de esa larga historia de la patria, en la que los jóvenes fueron protagonistas esenciales del triunfo de las ideas y de los pequeños y grandes acontecimientos de la patria en Cuba y en otras tierras del mundo.

Otro participante en las actividades políticas fue su hermano Raúl Castro, que al participar en el asalto al Moncada, contaba solo con 22 años de edad. Hoy es General de Ejército y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.

En este recuento histórico de líderes jóvenes de la revolución en esta etapa de la vida nacional, destacan José Antonio Echeverría, presidente de la FEU y fundador del Directorio Revolucionario, y otros compañeros de la Universidad de La Habana, y Frank País, líder revolucionario en Santiago de Cuba.

Echeverría cayó en combate, el 13 de marzo de 1957, enfrentando a los esbirros de la tiranía después de su alocución a través de la emisora Radio Reloj, como parte del asalto al Palacio Presidencial, con la participación de un grupo insurgente mayor que tenía la misión de ajusticiar al tirano en “su madriguera”. En su testamento político rubricado aquel mismo día, expresó: Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque, tenga o no, nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar la senda del triunfo. Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo.” Tenía 25 años cuando derramó su sangre generosa, y había cumplido con el compromiso hecho con Fidel, firmado en la Carta de Méjico, para unir los esfuerzos para derrocar a la dictadura.

En aquellas dos acciones en Radio Reloj y contra el Palacio Presidencial fueron muertos 26 participantes aquel 13 de marzo, y 4 fueron masacrados posteriormente, el 20 de abril, producto de una delación y traición, en el apartamento de Humbolt 7, sitio donde se ocultaban. Uno de estos mártires, Joe Wesbrook Rosales, tenía 19 años, y había expresado: “Sólo la juventud puede realizar la gran tarea de coronar la Revolución, porque sólo ella tiene fuerzas para hacerlo y mente limpia de prejuicios para concebir las ideas radicalmente transformadoras.”

Frank País, líder nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, y artífice del levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba, cayó asesinado el 30 de julio de 1957 a la edad de 22 años. Su credo quedó resumido en esta frase: “El día que quede un solo cubano que crea en la revolución, ese cubano seré yo.”

Por todo lo expuesto anteriormente, se equivocan una vez más los gobernantes del imperio cuando pretenden con su política engatusar a las jóvenes generaciones para que traicionen las ideas y obras de sus padres, ya que no tienen en cuenta el legado de Fidel, cuando en su alegato La Historia me Absolverá, expresó:

Pero hay una razón que nos asiste más poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano implica un deber, no cumplirlo es un crimen y es traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete; se nos enseñó que para la educación de los ciudadanos en la patria libre, escribió el Apóstol en su libro La Edad de Oro: «Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. […] En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Ésos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana…»